0.2

64 12 4
                                    

MICHAEL POV

Me encontraba mirando el techo de mi habitación pensando en muchas cosas. Miraba fijamente los posters de mi recámara, eran bandas tan conocidas. Mi único ejemplo e inspiración en la música.

Suspiré. Yo quería estar en una banda, quería estar en un lugar reconocido. Rodeado de chicas, que me dijeran que me querían. Ser alguien que inspirará a los demás.

Eso nunca pasará, Michael.

Y era cierto. Cosas así no pasaban en Sydney. Este no era el lugar adecuado en el que alguien viene a buscar esperanzas para ser una estrella de cine o un cantante. Aquí solo venían los artistas que ya estaban en la cima, por muy pequeña que fuera. Aquellos que ya tenían asegurado fama, dinero y lujos.

Algo que no tenía, me faltaba y deseaba.

- Mike, ¿estas bien? - preguntó mi madre desde la puerta de mi habitación. No quería que ella estuviera aquí. No en mi momento de depresión. Podía hacerle daño, y eso era algo que no podía permitir, pero mi humor suele dominar mi cuerpo y hacer que arruinara buenos momentos.

- Sí - contesté seco - Estoy bien.

Y solo quería que ella se fuera, no estaba de ánimos. Y no soy la mejor persona cuando no tengo un buen carácter. No quería hacer sufrir al amor de mi vida.

- Puedes hablar conmigo, cariño - murmuró con una sonrisa. Dios, la amaba.

Su sonrisa no era fingida, no era forzada. No estaba llena de hipocresía y no se veía que fuera a habitar ese sentimiento en ella. Era una sonrisa verdadera, bonita y era dedicada solo para mí.

- Mamá - comencé a decir mientras ella me prestaba atención - ¿Crees que yo pueda ser famoso?

Sonrió. No riéndose de mi, sino para mostrarme confianza. Y vaya que tenía toda mi confianza en ella. Era hermosa, siempre me lo dije a mi mismo.

El amor de tu vida no te destruye, no te lastima y no te miente. Y por haber estado en mis relaciones descarte a las personas con las que había salido. Las quité de esa lista. Con el paso del tiempo me di cuenta que la única persona que cumple con esas tres características, era mi mamá.

- Claro, Michael - dijo con ternura - serás grande hijo. Estarás en la cima y nadie podrá bajarte.

Sonreí.

- ¿Qué día es hoy? - pregunté con algo de duda.

- Uhm, año bisiesto. - dijo con un toque se duda en su voz que hizo que la curiosidad inundara mi ser.

- ¿Qué hoy no es el día de la famosa leyenda del pueblo, madre? - interrogué con duda mientras observaba como el miedo se hacía presente en sus facciones.

- No lo hagas, Mike - chilló con desesperación - puedes ser cantante pero no de esa manera, no pidas nada él día de hoy, no lo hagas.

Me mantuve en silencio mientras la veía temblar y ver como pequeñas lágrimas se acumulaban en sus ojos, esto estaba mal. ¿Por qué era tan malo este día? ¿Por qué todos actuaban así? Sentía confusión, curiosidad y ganas de intentar averiguar qué demonios pasaba.

- Mamá, yo..... - comencé a decir intentando pensar como acabar la frase, quería asegurarle que no haría nada. Que me iba a quedar quieto y seguiría con mi vida de anhelos y sueños sin cumplir.

- Sólo prométemelo, Mike. - me miró directamente a los ojos - dime que no harás nada para poder estar tranquila, no soportaría perderte.

Tenía razón, nos teníamos el uno al otro. No podía dejarla, a parte, la fama no llegaría en un minuto de respiración. Era algo imposible e inalcanzable.

- Te lo prometo, mamá.

Vi como su rostro se relajó y me daba un tímida y bella sonrisa. Murmuro un 'gracias' y se limpió las lágrimas, esa fue la imagen que tuve mientras cerraba la puerta para después dejarme sólo.

"Cada año bisiesto una persona puede ser capaz de cumplir lo que más quiere en la vida, sólo es cuestión de soñarlo. Esta es una oportunidad que nos brindan unos poderosos dioses, cumplir lo que se quiere, demostrar que se puede."

Esas palabras daban círculos en toda mi cabeza a tal punto de memorizar la leyenda de memoria, o al menos una parte. La otra parte de esta, estaba oculta en la boca de los habitantes del pueblo. Nadie quería narrar el final a los menores de edad, mi mamá tampoco me lo comento así que no sabía que era todo el pedazo que faltaba.

Parecía algo curioso y divertido, que traería consecuencias bastante fatales. Y el peligro es algo que me encantaba. Ignoré a mi madre, y pensé que era bastante estúpido por decir la frase que se atoraba en mi garganta. Cerré los ojos.

- Deseo ser cantante, deseo estar en una banda - pronuncié esas palabras mientras cerraba los ojos.

"Esto es estúpido" "No pasará nada".

Entonces, cuando abrí los ojos me di cuenta que ya no estaba en mi habitación. Estaba en un lugar lleno de guitarras e instrumentos musicales. Era un cuarto grande, amplio y cómodo. El centro estaba adornado con una grande y bonita batería. Y el resto de muebles elegantes, y fue como mi vista se paró en tres chicos que no parecían notar mi presencia. Hablaban de ciertas cosas que no pude entender.

Me fijé en ellos. Uno era rubio, con el cabello ligeramente peinado hacia atrás, ojos azules y un piercing decorando su labio. Otro era castaño, con ojos verdes, un cabello rebelde y una bandana decorando este. Y, el último era asiático, piel bronceada, ojos negros y cabello de este mismo color mientras fruncía el ceño.

Y fue así como pude ver el cuadro pegado en la pared.

5 Seconds Of Summer, se podía leer. Mostraba claramente un disco de doble platino, justo con el nombre de los integrantes.

Michael Clifford, Luke Hemmings, Calum Hood, Ashton Irwin.

Estaba en shock. Miré aterrado el cuadro colgado al que había prestado atención segundos atrás. Miré en la habitación, imágenes de nosotros cuatro junto a premios o sentados en algún lugar haciendo caras graciosas.

¿Cuando pasó esto?

- Michael - dijo el moreno que estaba sentado en un sofá - vaya viejo, tardaste en despertar más que antes. Creíamos que te habíamos perdido.

Los otros chicos rieron y me miraban divertido.

¿Qué demonios era esto y qué demonios había pasado?

¡Él destrozó mis sueños! [M.C]Where stories live. Discover now