Capítulo 7

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Narra Peter

-Peter, ¡vete! -gritó mi hermano y me dio un empujón.
-Solo te estoy diciendo la verdad, si sigues así. Probablemente termines muerto. -dije caminado a la puerta de salida de la sala, no me iba a quedar.

Rodó los ojos con fastidio acercándose a mí y susurrando en mi oído.

-La chica está al otro lado del bosque, tú sabes donde encontrarla. -se alejo un poco y me endosó un golpe en el ojo derecho-. ¡Largate!

Eso no hará necesario pero bueno.

Me toqué mi ojo y me dolía mucho, vaya fuerza tenía mi hermano para golpearme de esta manera. Todo el grupo de sus amigos nos volteo a ver.

-Fue un gusto visitarlos pero no me puedo quedar más. -me excuse y salí por la puerta de salida rápidamente.

Como me había dicho Joaquín, estaba al del otro bosque y por suerte no estaba muy lejos pero eso no quita, que el lugar en donde se encuentra es terriblemente espantoso y nada bueno entra y sale de allí. Claro que hay excepciones, pero rara vez se presentan esos casos.

Entré al lugar y escuche gritos y espero que aún no sea tarde para la chica.

-¿Quién eres? -preguntó un hombre apuntándome con una linterna.

Corrí hacia él rápido y lo golpee hasta dejarlo inconsciente. Hace mucho que no venía a este lugar y huele espantoso igual que la última vez que vine aquí. Me dirigí hacía la puerta más cercana y la abrí; era un cuarto vacío no había nada más que una cama y varios preservativos tirados por montones en el suelo, esto es malo, es muy malo. Recordaba todo con respecto a este infierno sobre la tierra, nunca pude lograr olvidar las miles de cosas malas que hice aquí y no creo que algún día esos amargos recuerdos se vayan a esfumar de mi mente y me dejen de atormentar.

Caminé al siguiente cuarto y me encontré con un tipo que no parecía verme ni sentirme en lo absoluto, estaba lavandose las manos llenas de sangre con una botella de agua sucia, se pasó las manos por su cabello peinandolo, miré a mi alrededor todas las paredes del pequeño cuarto estaban llenas de sangre y graffitis de calaveras saliendo fuego de sus ojos.

-Llegas tarde. -canturreo el hombre frente de mí, terminando de peinar su cabello-. ¿Una chica rubia o me equivocó? -me quedé en silencio-. Que no hicieron con esa pobre chica. -río él acercándose.
-¿Dónde está? -pregunté y lo tomé por el cuello zarandeándolo.
-Hay tantos cuartos en este lugar que no sabría decirte. Sin embargo, Juan Pedro no necesitas indicaciones, hace unos años atrás prácticamente vivias aquí y por eso conoces perfectamente a este lugar; sabes donde termina y acaba. Así que, más vale que te apresures porque la chica esta sufriendo. -respondió-. Ah, y una cosa más. ¿Me recuerdas? -lo solté y lo observé durante unos minutos.

Por supuesto recordada y me provocaba escalofríos, ese señor no había sido más que un cretino aprovechándose de mi inocencia y corrompiendola por completo.

Aquí cometí un sinfín de crímenes; lastime a personas, las torture, las humille, las asesine. Y eso me convirtió en lo que soy ahora.

La última vez que visite este lugar fue cuando yo tenía 20 años. Es horrible todo lo que le hacen a los humanos aquí y me arrepiento tanto de haber sido partícipe de ello durante un largo tiempo.

Seguí moviendome por todos los cuartos, en todos me encontré con lo mismo un montón de graffitis y sangre, todos los cuartos eran iguales y en ninguno la encontré.

Me empezaba a rendir hasta que escuché el llanto de alguien, seguí el ruido y me encontré con una chica muy desaliñada, con sangre en su ropa y retrocediendo mientras yo me acercaba hacia ella. No había visto nunca a Eugenia pero la descripción que me dio Pablo, encajaba muy bien con esta chica aunque ahora estaba hecha mierda.

-No voy hacerte daño. -dije levantando ambos de mis brazos en señal de paz.
-Todos decían lo mismo y mirame como estoy. -se señaló a sí misma con sus manos temblando y se rió amargamente-. ¿Por qué no me matas y ya? He pasado por tantos cuartos que ya he perdido la cuenta y sé como termima este así que adelante, el primero no fue nada bueno y estuve ahí por una hora o más, no lo sé.
-Te ayudaré a salir de aquí, ¿como te llamas? -le pregunte aunque ya lo sabía, y me acerqué a ella despacio.
-No te importa. -espetó y retrocedió apartándose de mí.
-Sé como te sientes, yo he estado aquí antes. -continúe acercándome lentamente y ella sacó del bolsillo de su pantalón, un cuchillo-. Wouh, suelta eso. Te harás daño.
-Un paso más y clavó el cuchillo en tu corazón. -advirtió y me di cuenta que su ropa estaba con manchas de sangre por todos lados-. Sé como utilizar armas, no lo dudes, machito. Y voy a salir de esta sola, no necesito que venga otro tipo más a tratarme de menos así que alejate o te mató.

Todos los cuartos aquí son un tipo de castigo para los humanos, cada uno con diferentes formas de quebrarte físicamente y mentalmente, tus sentidos se desorientan, todo te indica que tienes que seguir avanzando por todos los cuartos hasta llegar al final y poder salir. Pero lo que no sabes es que el último cuarto es el peor y es tu punto final, no hay intermedios. Con suerte y siendo astuto logras escapar del último cuarto pero como dije nada bueno sale y entra de aquí.

-Te sacaré de aquí, sólo dejame ayudarte. -pedí y me apuntó con el cuchillo apretando los dientes-. Si me lo permites.

En un rápido movimiento, le quite el cuchillo de sus manos y lo observe con detenimiento.

No era un cuchillo, era una daga, y si me hubiese hecho un rasguño con eso, ya estaría muerto y convertido en cenizas. Me lo guardé con cuidado en el bolsillo de la chaqueta que traía puesta, tal vez lo llegué a necesitar.

-Tengo que seguir avanzando, pronto saldré y sin tu ayuda. -dijo decidida a llevarme la contraria.
-No. -negué-. No te dejaré aquí.

Aunque pataleó, la levante del suelo y la cargué sobre uno de mis hombros, empezó a gritar y la callé; diciendo que se podrían peor las cosas si ella armaba una escena. Traté de buscar una salida pero no veía ninguna, me encontré con el hombre del cuarto del principuo unos pasos más adelanté de nosotros.

-Te lo dije. -aplaudió sonriendo-. Conoces este lugar como la palma de tu mano pero lamentablemente no puede irse ninguno.
-Déjame en paz, ¿puede ser? -pregunte molestó-. He pasado por bastante para que ahora otro me venga a joder.
-No te lo volveré a repetir, tienen que quedarse aquí o mueran. Simple.
-No me quedaré, viejo verde. -espeté aún con la chica sobre mi
hombros-. Me iré y no volveré.
-Entonces, tendrás que pasar sobre mi cadáver para poder salir y no te la pondré fácil chico.
-Adelante, venga. -respondí con confianza, es un viejo, muy probablemente peleé como una abuelita de 100 años.
-A la chica, ponla en el suelo. -ordenó

Bajé a la chica, y amenacé con matarla si llegase a escapar. Era la única forma de mantenerla quieta y con vida, el hombre se acerco a mí lentamente.

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¡Feliz navidad! Espero que la pasen genial con sus familiares y amigos

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Mil gracias por leer 🌈

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