Capítulo 44

451 30 3
                                    

Narra Lali

Un poco más....aguanta un poco más

Nunca hubiera imaginado que pedir a Stefano entrenar conmigo fuera tan estresante y agotador. Por supuesto, que estaba acostumbrada al ejercicio físico pero como hace dos semanas que había dejado de entrenar ya que Peter nunca se presentaba y ahora mismo estaba arrepentida no haber tomado la iniciativa por mi cuenta.

Llevaba corriendo junto a Stefano una hora a un ritmo constante y sin descansar, mis piernas pesaban cada vez más y mi respiración era irregular pero aún así mi amigo no me permitía siquiera tomar agua o parar por unos segundos a recobrar fuerzas.

-¿Fumas? -pregunto Stefano de repente

Él a pesar de estar haciendo los mismos ejercicios e incluso unos un poco más complicados que yo; no mostraba ni un rastro de cansancio en su rostro, ni tampoco tenía una gota de sudor cayendo por su frente.

Ugh, lo odio.

-No, no fumo -negue inmediatamente. -Entonces, ¿por qué pareces que te vas a morir en estos momentos? -pregunto.
-Disculpe pero no todos somos una especie de súper soldado -le pegue un codazo sútil.
-Esto es solo el calentamiento, Lali ahora empieza la mejor parte.
-Oh, no por favor. -me quejo parando de correr.
-Oh, sí. Vamos.
-Estoy muy cansada. -dije recobrando un poco el aliento y trotando despacio.
-Parece que Peter no es un buen entrenador físico. Debería pedirle a tu padre que yo sea tu entrenador desde hoy en adelante.

Stefano no tenía idea de que Peter había dejado a un lado su tarea de prepararme para ser guardia.

-Estoy bien con Peter como mi entrenador, no te necesito por ahora
-Te gusta, ¿no es así? -pregunto fuera de contexto y mantenido el ritmo del trote aún mientras yo me detuve de golpe-. ¿Me crees ciego? Es obvio que te sientes atraída por él, eso es tan cliché que ya no sorprende.
-¿¡Qué!? -exclame y casi me ahogo.

¿Tan obvia soy?

De inmediato sentí como mis mejillas se tornaban aún mas rojas por culpa de la pregunta de Stefano.

-¡Te gusta! ¡Te gusta! ¡Te gusta! -gritaba con una emoción, igual a la de un niño con jueguete nuevo.
-Shh, Stefano pareces un nene.
-Tienes gustos raros, ¿un vampiro? Que cliché. Primero Euge y luego tú. Debo pedirle consejos para conquistar chicas o mejor dime tú. ¿Me vería bien menos bronceado? -se burlo y yo me reí fuerte-. Un color pálido me vendría bien, es un cambio drástico pero si me eso me ayuda con chicas, esta bueno.
-No creo que parecer un fantasma, te favorezca -admiti sincera y ambos estallamos a risas.

Luego de nuestra pequeña charla seguimos con el entrenamiento aunque ya no con la misma intensidad, adoptamos un ritmo lento de trote cuando volvimos a estar dentro del terreno de la base de resguardo.

Estaba aliviada de volver a sentir mis piernas de nuevo.

Cuando llegamos automáticamente me tire al suelo del gimnasio mientras Stefano me daba una botella de agua para que no muriera deshidratada.

Narra Peter

En algún momento tendria que tomar una decisión y para meditar bien todo lo que ha pasado me dirigía hacia mi casa-cueva del otro lado del muro.

Era el único lugar en donde podía estar tranquilo y pensar, ya que era un escondite bien pensado al que nadie podría entrar. Solo Joaquín, Máximo y yo que somos los únicos que conocen al pie de la letra la entrada y salida del escondite.

No Cruces Los LímitesOnde histórias criam vida. Descubra agora