Capítulo 13

636 35 1
                                    

Narra Peter

Al Siguiente Día

-Ya que tú eres el experto aquí, ¿por qué no eres tú el que se divierte entrenando con Lali. -preguntó Pablo entrando en mi habitación.
-Tú eres él encargado de hacer tu trabajo. No yo. -le respondí sentado al borde de mi cama atando los cordones de mis zapatos.
-Pero tú eres el indicado para entrenarla -insistio y yo negue con la cabeza riendome de su triste intento de convencerme-, eres una maquina asesina, eres implacable, y por eso debes entrenarla tú.
-Tengo cosas más importantes que hacer. -desistí de su para nada halagadora oferta-. No puedo ser el niñero de alguien. ¿Qué tienes que hacer en vez de estar entrenando con Lali? -cuestione y Pablo puso una sonrisa lasciva en su rostro, yo eche la cabeza para atrás, mi mejor amigo nunca cambiaría-. Déjame advinar. ¿Lo que prefieres es ligar con chicas en vez de cumplir con tu trabajo?
-Uh...golpe bajo. -fingió estar ofendido-. Hablando de eso...estás en la boca de todos y todas, eres bastante "irresistible" al parecer. -comentó riendo-. ¿Qué te parece salir conmigo? Y buscarte a alguien.
-No estoy aquí para buscar pareja o divertirme. -me levanté de mi cama-.
Vine aquí a trabajar.
-Lo sé, sin embargo, no está mal divertirse algunas veces, ¿sabes? Pensé que estando aquí, te darías la oportunidad de elegir la vida que siempre quisiste vivir, pero veo que siempre elegirás la que te obligaron a vivir.
-Pablo, aprecio que me tengas en cuenta para estas cosas, pero ya tengo 25 años. No estoy interesado en fiestas ni tengo ansias de conocer a gente nueva porque no se bailar, mucho menos sé sacar un tema de conversación decente con alguien, y tampoco puedo emborracharme o sentir como el alcohol quema mi garganta porque no soy un humano. -expliqué agarrando una chaqueta de mi nuevo armario y poniéndomela encima-. Soy vampiro y lo acepto. Además, no estaré aquí para siempre. Si esto no lo logramos, probablemente acabe muerto o siendo un esclavo de Victorio.
-Claro que lograremos. -afirmó sin dudarlo ni un segundo-. Haremos un cambio, tú viniste para eso, para demostrar que puedes convivir con los humanos y mantenerte lejos de sus cuellos. -se sentó a los pies de la cama.
-Pablo, tienes que entender que esto podría resultar como también podría no resultar. No te hagas ilusiones antes de tiempo.
-Me importa un carajo lo que pienses sobre esto. -espeto y fruncí el entre cejo-. Voy hacer todo lo posible para que todo regresé a la normalidad, cuando tu aún tenías una vida y podías elegir.

No respondí nada y él se fue de la habitación, aproveche para escapar de aquí e ir por algunas cosas al otro lado.

Narra Lali

-¿Y? -elevó sus cejas Euge apoyándose en el respaldo de su cama-. ¿Cómo estuvo el entrenamiento?
-Estoy muy cansada. -respondí ocultando mi emoción de que por primera vez mi mejor amiga en días se dirigiera a mí mas que con simples gestos con su cabeza y manos-. ¿Cómo estás, tú?
-Bien... -respondió y volvió acomodarse en su cama cubriendo todo su cuerpo con las cobijas, ella frecuentemente realizaba esa acción cuando algo le incomodaba o le provocaba desconfianza.

Casi siempre me daban ganas de llorar cuando volvia de la facultad o de estúpidos de eventos sociales y veía a mi amiga tan deprimida y destrozada. Me daba impotencia no poder hacer nada para ayudarla, realmente no podía, no porque no quisiera, lo hago, me esfuerzo mucho para al menos alegrar un poco a la parte que aún sigue con vida de mi mejor amiga. Sin embargo, nunca es suficiente, el estado anímico de Euge no mejora y las pastillas que le sugirió su psiquiatra no creo que le ayuden mucho porque sigue empeorando en vez de mejorar.

Muchas me vi obligada a ir al baño para no largarme a llorar en mi cama luego de consolar a Euge después de una de sus terribles pesadillas que tenía casi todas las noches. No dejaría que Euge se diera cuenta que su estado también me afectaba, eso no era lo que necesitaba ella así que ocultaba mis lágrimas de ella, de todas formas no era muy difícil, rara vez sacaba su cabeza de debajo de las cobijas de su cama como para notarlo.

No Cruces Los LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora