Chapter XVI

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Después de aquel día las cosas cambiaron relativamente. Decidí cancelar mi viaje de regreso a Las Vegas; Daniel se mostró sorprendido, pero al contarle mi experiencia su visión cambio por completo. Le pedí que por favor no se lo dijera a nadie. Sabía que hasta el momento mi ubicación era desconocida para el resto de mis amigos, pero conociéndolo esta noticia podía hacerle abrir la boca; así que le obligué a mantenerse callado, cosa que no funcionó muy bien. John me llamó esa misma noche preguntándome cómo andaban las cosas, intentando sonsacarme lo que había ocurrido.

— ¿Cómo lo supiste?

Tu amigo Daniel no sabe mentir muy bien.

— ¿Qué le hiciste, John?

¡Nada! Ese día me acompañó a la clínica y hablando de todo un poco se le escapó que tú padre había tenido un accidente.

Me golpee la frente con la mano.

Idiota.

Le había pedido a Daniel que en mi ausencia acompañara a John a la clínica. Era un terco total y no dejaba que su familia lo acompañase, pero claro, cuando me conoció dejó que un amigo lo hiciera. De cualquier forma su esposa se quedó tranquila de que alguien pudiese tenerlo vigilado por cualquier cosa, sin embargo, cuando decidí venir a Georgia no iba a dejar que John volviera a quedarse solo, así que como Daniel era el único que sabía lo que pasaba le pedí que él se encargara de estar con él durante sus sesiones.

Cuando le pregunté qué había pasado se rehusó a decirme, así que use mi mirada acosadora para perturbarlo, ¡nunca imaginé que lograría hacerlo largar todo!

— ¿Todo? —Mi corazón se aceleró.

Sí, todo. Desde lo que hizo tu padre por ti hasta que hablaste con él..., pero hay algo que no me quedó claro. ¿Qué pasó en esa charla?

Suspiré aliviado. Ya sabía yo que Daniel no podía ser tan torpe de decirle que estaba a punto de dejarlo todo para volver.

— ¿Qué pasó de qué?

Daniel no me contó mucho porque asumo que tampoco le dijiste mucho, pero conmigo es diferente así que quiero que me lo cuentes.

— Nada sucedió. Simplemente le exigí que me dijera porqué me había salvado, y luego esa cosa del hijo y las dudas y esas cosas que no sabes explicar...

Te quebraste, ¿no es cierto?

Lo odio.

— ¿Por qué lo sabes todo?

Años, muchacho. Los años te dan experiencia.

— No pude perdonarle del todo —miré al techo, intentando contener las lágrimas. ¿Por qué hablar de este tema me pone tan sensible? Me siento idiota—. Le dije que entendía el tema de las pandillas, pero de ahí a que me hiciera otras cosas... eso sí que aún no se lo perdono.

¿Pero intentarás hacerlo, cierto?

Juegue con el cierre de la funda del almohadón. Estaba confundido. Aún no sabía qué hacer con todo eso.

— ¿Por eso estoy aquí, no? Busco el porqué... y tal vez mi familia sí tiene la respuesta.

No pude verlo, pero lo imaginé con una sonrisa en el rostro, regocijándose por saber que había tenido razón.

— Y dime, ¿qué tal vas con el esposo de tu nieta?

¡El prometido de mi nieta! Aun no se han casado, todavía no es su esposo.

FORGIVE MEWhere stories live. Discover now