EPÍLOGO

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En estos últimos meses me he dado cuenta de cuánto agradezco estar vivo. Mi pasado ya es pasado y gracias a eso ya no consumo tantas pastillas. Hanks dice que está orgulloso de mí. Y aunque eso me llena de emoción hay algo mucho más importante que debo decirles; tanto que sé que los dejará conmocionados: Adrián se casa.

¡Sí, lo sé! El idiota que no puede conservar una novia finalmente encontró a la indicada. Estoy muy feliz por ellos, se nota que hay amor verdadero y espero que su dicha sea tan larga como sus vidas.

Si bien permanecí con mi familia un tiempo prudencial, estos me obligaron a regresar a Las Vegas para continuar con mis estudios. Querían que cumpliera mi sueño y aunque me dolía separarme de ellos, sabía que estarían felices por mí.

Fue allí, antes de dar un examen que me enteré de la noticia. No podía concentrarme de lo emocionado que estaba. A decir verdad me burlaba internamente; quiero decir, ¿en serio iba a casarse?

Las invitaciones llegaron para todos mis amigos. Y si bien voy de padrino también me contrataron como fotógrafo. Olivia, Cooper y yo trabajaremos en plena fiesta para cubrir el momento más feliz en la vida de mi hermano y Melody.

Espero un pago extra por los servicios.

Estando en Las Vegas recuerdo mi vieja vida en cada rincón de la ciudad, pero con mi nueva perspectiva de la vida y con un ligero empujón de mis amigos, he logrado sortear el pasado y enfocarme en el presente. Sin embargo, todavía sigo merodeando por la banca donde John y yo nos conocimos. Un sentimiento de amargura me embarga de pronto y tengo que irme antes de echarme a llorar.

Aún no he logrado sentarme en ella. A veces pienso que si lo hago sería como volver a sentirlo cerca de mí, pero tengo miedo de no percibir nada, de sólo encontrarme con un espacio vacío. Prefiero la ficción a la realidad.

¿Y el Café? Ni lo sueñen. Si no fuera por Daniel y Summer jamás habría vuelto a pisar ese lugar. Solemos sentarnos en dónde lo hacíamos John y yo, y aunque al principio me fue difícil acostumbrarme, con el paso del tiempo logré superarlo. Ahora nuestro lugar volvió a llenarse de buenos recuerdos, noticias y un montón de risas.

Asistimos todas las mañanas en la hora puente. Ya se ha vuelto nuestro lugar de encuentro. Y como no podían faltar, Olivia y Cooper se nos unen también para hacer del desayuno la mejor hora del día.

Sin duda extraño estar lejos de mi familia, pero no pueden hacerse una idea de cuánto extraño a April. Ella fue una de las razones por las cuales acepté volver. Y a pesar de que hablemos todas las noches hasta que los ojos me arden, verla por una pantalla no es lo mismo que estar a su lado. No puedo tocarla, no puedo besarla. Estoy desesperado por volver a verla.

Cuento los días en el calendario esperando con ansias la boda de Adrián. Iré una semana antes para ayudar con los preparativos, y como estaré de vacaciones y no planeo llevarme ningún examen, que por cierto, estoy rompiéndome el trasero estudiando, permaneceré unos días más en Covington.


¿Ya les había mencionado cuán irritante puede llegar a ser Sam con una boda? ¿No? Pues se lo digo ahora. ¡Estoy harto! Me tiene hasta la coronilla. Se supone que mamá es la organizadora, pero ella manda como si fuera la dueña y señora de toda la maldita fiesta.

Hace media hora que ando de un lado para otro con una fuente de cristal que, gracias a Dios, no está llena de ponche. Además, no entiendo qué estoy haciendo con esto cuando en realidad tendría que estar aprontándolo todo con Cooper y Olivia. Los invitados no demoran en llegar a la fiesta.

Afortunadamente Daniel está conmigo y es quien me recuerda lo mucho que quiero a mi hermana, de lo contrario le lanzaría la fuente por la cabeza.

April está organizando algunas flores de los centros de mesa y me quedo pasmado con su sola presencia. Es tan hermosa. El sol que entra por las ventanas de la carpa ilumina su rostro, dándole un aspecto angelical.

Sus ojos café me encuentran y una sonrisa tira de sus labios. El corazón se me agita de pronto y una sensación de gratitud me llena de pronto.

«Gracias» digo como tantas veces. «Habría cometido el peor error de mi vida»

Todo el mundo a mi alrededor empieza a movilizarse de pronto. Mi madre avanza hacia la salida con grandes zancadas, lanzando órdenes por el intercomunicador. Sam toma a Jonathan de la mano y se lo lleva corriendo hacia el exterior.

Imito a mi hermana y tomo a April para salir juntos. Se aferra a mí como un ancla y sonrío para mis adentros.

—Iré con mis padres —anuncia.

—Y yo por mi cámara.

Una lluvia de pétalos de rosa recibe a los recién casados. La multitud enloquece y ante los reclamos se dan un beso apasionado.

Tomo fotografías del momento, asegurándome de hacer de ellas un recuerdo memorable. Muevo la lente y entre la multitud encuentro a mis padres. Mi padre rodea a mi padre por los hombros y ésta lo sujeta por las manos. Capturo el momento; la felicidad brilla en sus ojos.

Avanzo y me apresuro a tomar una foto de Sam y Jonathan antes de que se muevan. Sus cabezas están recargadas una con la otra, mientras mi hermana acaricia el rostro de su esposo. Puedo ver cómo recuerdan el día de su boda, lo felices que se sintieron. Ahora están felices de compartir la dicha de Adrián.

Me atrevo a tomar una de Daniel y Summer. Me matarán por hacerles eso, pero lucen bien juntos. Quién sabe, tal vez en un futuro ambos nos den una sorpresa.

Busco a Olivia y a Cooper para que no se sientan menos y los capturo mientras uno detiene el micrófono y el otro graba el baile de los novios.

Entonces, el rostro de April aparece en primer plano. Tomo una foto y luego me alejo de la cámara. La realidad es mucho mejor.

Se encuentra con mi mirada y me saluda con entusiasmo. Le devuelvo el saludo y luego me escabullo entre la multitud para salir de entre el montón de gente.

Mi mano busca en el bolsillo del pantalón una pequeña caja. La abro y me aseguro de que todo esté en orden.

Me volteo para mirar a April una vez más. Quiero pasar el resto de mi vida con ella, y estoy seguro de que dirá que sí.

Escondo el anillo de regreso y al elevar la vista un escalofrío me recorre la espina dorsal. Bajo un sauce llorón, sentado en la banca, está John. Me observa con una enrome sonrisa. Sabe lo que estoy a punto de hacer y lo aprueba.

Doy un paso al frente cuando los aplausos me distraen y volteo para ver cómo los novios terminan el baile con un beso. Debería tomar una foto pero no es el momento.

Me vuelvo hacia John, solo para encontrarme con una banca vacía. Quiero gritar cuán injusto es esto, cuando una sensación cálida me envuelve por los hombros. Me abrazo a mí mismo y es como si pudiera sentirlo.

—Logan.

La voz de April me saca de mi ensoñación. 

—¿Quieres bailar? —Me invita, extendiéndome una mano.

—Te enseñaré algunos de mis movimientos sexys.

Ella ríe ante mi comentario y eso me hace sentir vivo.

Me guía directo donde mi familia y la suya.

Elevo la mirada al cielo un momento. El sol parece brillar más que de costumbre, como si estuviera bendiciéndonos...

Lo sé. Lo vi. Y creo en él más que nunca.


FIN

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