Parte 2 - "No te creas tan importante"

165 12 0
                                    


Creo que perdí el conocimiento porque no recuerdo nada del viaje. En un instante estaba en la calle y ahora siento los cuchillazos de la luz artificial acribillando mis ojos.

Estoy en una casa que no es mi casa. Me parece haberla visto antes, pero no estoy seguro.

—Llévalo a la ducha —dice una voz—. Yo iré por ropa seca.

Alguien se despega de mí y siento la ausencia de su calor. Todavía hay otra persona que me ayuda a estar en pie, de lo contrario volvería a encontrarme con el suelo. Me resulta casi imposible subir las escaleras, no coordino mis pies ni tampoco la profundidad. Me arden los tobillos pero finalmente llegamos al segundo piso.

—April, ayúdame.

¿April? ¿Acaso yo...?

Me esfuerzo por reconocer mi entorno. Estoy tan mareado que apenas puedo mantener los ojos abiertos. La habitación da vueltas, las voces poseen eco propio y me taladran los oídos.

Estoy sentado en algún lugar, tal vez en el retrete. Alguien me quita la camisa para luego ponerme en pie y permitirle a otra persona que me quite los pantalones. Quiero patalear, alejarme de este lugar lo máximo que pueda, pero estoy tan cansado, tan débil que apenas puedo mover un dedo.

Mi cabeza descansa sobre un hombro, supongo que el de Dylan. Abro mis ojos que se rehúsan a enfocar los objetos. Distingo una mancha color café delante de mí, me está mirando. La bruma no me permite ver, pero si me concentro lo suficiente, si empeño todas mis fuerzas y me quedo quieto la imagen cobra más nitidez.

El corazón se me estruja cuando la veo. No soporto mirarla a los ojos, así que giro la cabeza y pego mi mejilla al hombro de Dylan.

Escucho el cerrar de una puerta, el agua de una canilla repiqueteando en el suelo. Nos movemos y de inmediato noto el frío congelado del agua escurriéndose por mi espalda. Quiero alejarme pero unos brazos fuertes me empujan hacia atrás hasta que el frío penetra en mi cerebro.

Mi cuerpo tiembla, sin embargo, poco a poco las ideas se me van aclarando. Mis ojos pueden ver con un poco más de claridad, no mucho pero logro distinguir a Dylan frotándome el cuello con una esponja. Puedo notar un atisbo de malestar en su mirada, como si esto le molestara. ¿Entonces para qué lo hace?

—Si te vieran tus padres ahora... —reprocha en voz baja—. Tienes suerte de que te encontráramos antes de que ellos lo hicieran primero.

Oh, es cierto, había olvidado que él me considera un amigo y que por eso cree que me está haciendo un bien. Pobre iluso.

—¿Por qué estas con ella? —Mi labio inferior choca contra mis dientes en cada palabra.

—¿Hum?

—¿Por qué?

—Porque la amo —responde con obviedad—. Es una mujer maravillosa.

—¿Y ella también te ama?

Ríe mientras termina de enjuagar el jabón de mi tórax.

—¿A qué vienen ese tipo de preguntas?

Me encojo de hombros, el agua aun empapando mi cabello.

—Quería saber.

—¿Qué cosa? —resopla para quitarse el agua que salpica en su boca. Está casi igual de mojado que yo.

—El saber que alguien también te ama.

Mi espalda se reclina contra los azulejos. Dejo descansar la cabeza, mantenerme en pie está absorbiendo las últimas de mis fuerzas. Tengo tanto sueño...

FORGIVE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora