05 | ¿Acaba de decir «hadas»?

923 182 31
                                    







—¿La «persona más buscada del país»? —reiteré con una nota de voz absurda, porque eso no tenía ningún sentido—. Eso no es verdad. Si apenas me conocen en mi propio instituto, ¿de qué estáis hablando?

Yo nunca había sido una alumna popular. Tenía algunos amigos y, considerando lo pequeño que era el pueblo de Vinton, era normal que todos nos conociéramos las caras, pero realmente eran pocas las personas a las que yo "conocía" de verdad, o las personas que me "conocían" a mí. Aunque, bueno, estaba claro que ahora en mi instituto sería conocida como la chica a la que Jayce acusó de haber asesinado a los alumnos desaparecidos de Reems justo antes de morir quemado.

—Puede que en territorio humano no, pero eres algo famosa entre los nuestros —dijo Elías.

—¿«Territorio humano»? ¿Los «vuestros»? —Arrugué la frente—. ¿Qué...

—Por favor, vamos a ahorrarnos la charla en la que nosotros te decimos que no somos humanos y tú te pones a llorar como loca, ¿quieres? —Shad hizo un gesto con la mano como para restarle importancia.

A pesar de que estaba desorientada y muy, muy confundida, dije con tono chistoso:

—Ya, claro. Y si no sois humanos entonces ¿qué sois? ¿Vampiros? ¿Hombres lobo? ¿Hadas?

El chico de la cicatriz, Kilian, se inclinó un poco hacia Aran para preguntarle:

—¿Acaba de decir hadas?

Elías reprimió una risa.

—Mejor aún, preciosa. Somos Asphars —dijo él con un orgullo que no comprendí para nada.

—Nunca había oído eso antes. —Me crucé de brazos.

—Claro que no. Los humanos no pueden saber de nuestra existencia, por eso nunca has oído hablar de nosotros —dijo el chico rubio, Aran, y por mi cara de escepticismo total, creyó necesario explicar—: La raza humana fue la primera en existir pero hubo algunas variaciones genéticas y fisiológicas durante su evolución. Los Asphars provenimos de esa variación y se nos considera por ello una raza distinta.

Parpadeé ante aquella información. Y después me reí. Me reí literalmente.

—Eso te lo acabas de inventar.

—¿Esto también se lo acaba de inventar? —gruñó Shad y sus ojos se encendieron de la misma forma en que vi cómo se encendían los ojos de Thais y Isaac. Y casi, casi me pareció ver cómo la habitación se volvía un poco más oscura y las sombras que proyectaban los muebles en el suelo temblaban como si tuvieran vida propia.

Tragué lentamente. Por el rabillo de mi ojo percibí cómo Isaac, tan silencioso como siempre, le enviaba una mirada de advertencia a Shad. Shad rodó los ojos molesto y cuando sus iris dejaron de fulgurar con aquella escalofriante luz, la sala recuperó su luz usual y las sombras dejaron de moverse.

Joder. ¿A cuántos humanos has visto hacer eso, Kirsen? Puede que tengan razón, puede que...

No. Ni hablar.

—De acuerdo. Supongamos que os creo y que sois de otra... raza —les dije—. ¿Por qué me estáis contando esto? ¿Acaso no deberíais mantener lo de vuestra "raza" como un secreto?

—Sí, pero solo tiene que permanecer como un secreto para los humanos —respondió Thais.

Arqueé una ceja y, en fin, decidí seguirle el juego:

—Pero me lo estáis contando a mí, una "humana". —Hice comillas con los dedos.

Me pareció ver que Shad, Elías y Aran compartían una mirada rápida antes de volver a clavarla en mí. Espera, no estarían insinuando que yo...

SEVEN ©Where stories live. Discover now