El miedo es la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario.
El miedo es un atentado que muy rara vez podemos manejar, nos pone en situaciones casi absurdas que nos hace contemplar hasta lo más profundo de nuestr...
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Al despertar, el Dr. Roosevelt tenía un fuerte dolor de espalda y cuello, la mitad de su cuerpo se encontraba fuera del sillón, había dormido profundamente, pero muy mal.
Se acomodó los lentes, la bata y se fue levantando lentamente del sillón, se apoyó en el escritorio al sentir el suelo moverse y su vista nublarse.
Mareado, caminó apoyado en cualquier objeto que lo pudieses sostener y llegó a la transparente cabina donde se encontraba E06, inconsciente. Buscó una silla y se sentó ahí, con la cabeza apoyada en sus manos. Las ganas por vomitar estaban en aumento, así que empezó a respirar profundamente, dejando así, entrar el olor a fármacos que tenía la habitación. Ahí esperó, sentado a que su malestar fuese disipándose, inhalando, exhalando y reteniendo la respiración.
Poco a poco se fue recuperando, pero fugaces recuerdos pasaron por su mente, haciendo que su malestar regresara. No pensaba, no veía, y dejó de preocuparse por lo que estaba haciendo, por su experimento, por los humanos que allá afuera se encontraban. Por un momento dejó que la calma lo invadiera, y cuando ya empezaba a sentirla, E06 despertó junto con un alarido, haciendo que el Dr. Roosevelt se sobresaltara y tuviera arcadas.
Gotas de sudor recorrían a E06 por su cara y cuello, estaba muy exhausto y adolorido, se le dificultaba respirar, y tenía los ojos en blanco y perdidos. El Dr. Roosevelt le sonrío, de una forma amable, como si E06 no fuese un rehén, un experimento, sino, como si fuese una persona a la que recién estás conociendo, — ¿Cómo te encuentras?—, preguntó, calmado, no le importó que lo haya asustado de esa manera.
E06 lo miró, asombrado, pero todavía perdido y dijo: — ¿Por qué no me matas de una vez?
—No puedo hacerlo, ya te lo he explicado.
—Mátame, por favor.
—No lo haré.
—Pero ya lo has hecho con ellos, ¿por qué no conmigo?
—Porque eres la primera prueba de que mi experimento va por el camino correcto.
—No lo entiendo...
— Solo quiero entender la mente humana.
— ¿Y qué tengo que ver yo en todo esto?
Sin responder nada, el Dr. Roosevelt se levantó de la silla, todavía mareado: —Toma este día como un descanso, has
Se dirigió nuevamente a su oficina, con la mente abrumada de tanto pensar. Al entrar, el cuerpo de E08 ya se encontraba frente al escritorio, se acercó suspirando y lo destapó. Miró su rostro sin expresión alguna, lo volvió a tapar y lo llevó a la morgue, aunque presentía algo, E08 no parecía estar muerto a pesar de que no respiraba.
Se sentó en el sillón, se acercó a la mesa, se dio cuenta de que no tenía nada encima de él, y que todas sus cosas estaban en el suelo. Suspiró, se restregó el rostro y sacó de uno de los cajones un lápiz y un cuaderno, empezó a escribir, dibujar y calcular, tenía que distraerse un momento. Luego de haber llenado cinco hojas, bostezó, miró al ordenador y empezó con E09, con poco entusiasmo, como si estuviese aburrido.
