CAPÍTULO 24

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—Voy a ser directo y lo pediré de buena forma, ¿acaso Sigma les dio la orden de buscarnos? —formuló Aarón mirándome a mí específicamente.

—Primero que nada, no teníamos ni idea de que ustedes estaban aquí y de ser así los habríamos evadido —respondió Luke quien, por la propagación de su voz, debía de estar atado a mis espaldas.— Segundo, no somos muy buenos catadores de órdenes que salen de la boca de Sigma. Él nos ordenó quedarnos, pero como verán no sucedió.

El rostro de confusión de Aarón no tenía precio.

Si me ponía a analizar su rostro de pánico con el que formuló la pregunta, no resultaba muy complicado entender que esos cinco habían escapado al igual que nosotros, pero la pregunta era ¿por qué aún seguían aquí?

—No lo entiendo —insistió—. La seguridad del laboratorio se incrementó desde nuestra partida, ¿cómo es que han logrado escapar?

—Es fácil cuando te lo propones, tienes una meta, un gran equipo y tu vida está en riesgo... —le respondí con una leve amargura en la boca—. Fuera de ello, no funciona, Aarón.

Él se volvió hacia mí y sonrió.

—Mantuve la boca cerrada todo este tiempo para que te dieras cuenta solita, pero veo que tu memoria no es muy buena.

Levanté el rostro y lo miré.

—¿De qué debería darme cuenta exactamente?

—Eso dímelo tú, Scarlett Mayer.

Estaba a punto de decirle que parara con su jueguito de adivinanzas absurdo, pero mi mente se quedó en blanco al oírlo pronunciar mi nombre y apellido completo. Yo no recordaba haberlo dicho, ¿cómo lo sabía?

—¿Acaso Sigma te envío? —comencé a cuestionarlo—. ¿Acaso su supuesta huida fue un invento y estás aquí para matarnos? Porque no encuentro otra razón razonable para que sepas mi nombre completo. Ninguno de nosotros lo mencionamos.

—¿De verdad no me reconoces, Scarlar?

Fruncí el ceño al oír aquel sobre nombre. Solamente mi mejor y único amigo de la infancia me llamaba así. Por supuesto eso fue hace varios años, antes de que él desapareciera de un día para el otro.

—¿Aarón? ¿Aarón Weeks? —pregunté incrédula. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho.

Él asintió a medida que sacaba un cuchillo de su bota y cortaba mis ataduras.

Me puse de pie, sin saber si darle un abrazo o mejor ni acercarme pero la sonrisa de Aarón bastó para confirmarme que no era la única que deseaba un abrazo. Lo rodeé con fuerza sin poder creerlo.

—¿Nos perdimos de algo? —acotó Sofi de repente—. Porque yo no recuerdo que tu segundo nombre fuera Scarlar. Por cierto, me parece espantoso.

Aarón río ante su comentario y mirándome comenzó a responderle a Sofía.

—Scarlett y yo nos conocemos desde que éramos bebés. Éramos mejores amigos y vivíamos juntos en el mismo barrio hasta que Sigma me trajo aquí.

—Me habías abandonado de un día para el otro. ¿Sabes lo triste que estuve? Imaginé cosas horribles que podrían haberte pasado, pero nunca se me cruzó la idea de que Sigma te hubiera comprado. Marco solía decirme que te habías mudado —expresé con un nudo en la garganta. Que eufórica me sentía.

Mis amigos observaban detenidamente nuestra conversación atentos a cada detalle para no perderse de nada. El rostro de confusión de Ares era impresionante.

—Sigma no me compró. Mi madre y yo entramos en cubierto luego de ofrecernos como voluntarios para una causa varios años atrás. Éramos informantes, pero ahora solo quedo yo. Era pequeño y no entendía muy bien a dónde me estaba metiendo.

No Soy una Falla ||LIBRO 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora