12. El Niño Jesús venezolano

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Atención: En este capítulo probablemente leerás algunos neologismos y palabras mal escritas. Lo digo para que luego no piensen que suelo escribir mal.

¿Algunas vez han pensado en cómo sería El Niño Jesús venezolano? Así hablando todo malandreado y siendo senda lacra, bueno así.

Ñielda chamo este colchón que me dio Santa Clos es más incómodo que quién sabe ─dice Jesús─. ¡¿Viejo dónde estás?! Ya es 24.

Jesús se encontraba en una habitación muy bien decorada con detalles navideños, el aire acondicionado en 22 y las cortinas hacían que la luz del sol no iluminará dentro. Inquieto por saber el paradero de su amigo, Jesús salió de la habitación para buscarlo.

Verga este pasillo sí está chévere, mira esos pilares parece que tienen oro ahí metio' ─dice Jesús con un tono de voz bajo─. Diosito cántame la zona ahí y me dices si viene alguien, yo voy a agarrar unas piedritas aquí.

─Uhum... Epale Jesús ¿y eso qué estás aquí?

─Epa, epale señor, señor Travis ¿Qué lo trae por acá? ─dice Jesús.

─¿Cómo qué "qué me trae por acá"? ¡Yo vivo aquí! ¡Soy el supervisor oficial de los elfos! ─exclama Travis─. ¡¿POR QUÉ CARAJO ESTÁS AGARRANDO LOS DIAMANTES DE LAS PARED..

*bump*

Travis, Travis, no hacía falta hacerme hacer esto ─susurro Jesús─. Mientras tanto yo agarro aquí rapidito y me voy a buscar al viejo aquel antes que se hagan las 12:00 a.m. 

El ambiente se torna un poco frío, la calefacción parece no funcionar del todo bien. A la distancia, detrás de una puerta que no está del todo cerrada se ven a los elfos revisando cada detalle entre los regalos que estaban por ser repartidos.

─¡Bueno menores llegue yo! ─dijo Jesús.

─¿Quién? ─preguntó un elfo.

─Yo pues quién más ─respondió Jesús con autoridad.

Éste se montó rápidamente en el trineo de Santa Claus y emprendió la partida a repartir cada regalo.

Ay chamo yo no había volado en está vaina antes, y es sincrónico, capaz me estrello por ahí con un árbol ─dijo Jesús─.  Bueno pa' ver, aquí en la lista dice que tengo que ir para Petare primero. Verga el viejo se volvió loco, estoy en el quinto carajo y me va a mandar para Petare primero.

Jesús voló incansablemente en el trineo, esquivo los plomazos que le lanzaron por todos los barrios de Caracas pero por fin pudo llegar a dicha zona, Pakistán... Digo Petare.

A ver, aquí dice que en la casa uno vive Jonaiker Andrés. Este carajito pidió... Mmm, ¿Un carro todo terreno con el que pueda manejar? Bueno, voy a entrar por el techo de zinc.

Jesús entró fácilmente y sin hacer ruido caminó entre todos los peroles que habían y logró llegar al arbolito y tomó la carta, esta decía:

"Kerido niño jesu en esta nabidad kiero k me regales un krro kotrol remoto para poder subir por la klle asta donde mi abuela pero el krro tiene k cer 4 por 4"

Naguevona no sí, El Niño, tengo dieciocho y me siguen diciendo niño, la burla. Bueno aquí está el carro para el coñito este.

*click*

Repentinamente alguien encendió la luz, era un tipo negro de casi un metro noventa que tenía en la mano un cuchillo de carnicero.

Epa, ¿qué haces tú aquí? ¿Te vas a robar el juguete de mi chamo? ¿Ah?

─No, no, yo, yo estoy es dejando esto aquí nada más ─dijo Jesús.

─No sí, te creí oíste. ¡Ven acá coño e tu madre!

Dicho hombre se lanzó a Jesús como una bestia enfurecida haciendo amagues con el gran cuchillo que portaba.

─¡Auxiliooooooooo! ¡Me quieren violar! ─gritó Jesús.

Jesús esquivó las cuchilladas que probablemente le podían quitar la vida y salto por una ventana que estaba medio abierta y cayó al otro lado donde una moto estaba pasando y al ver a Jesús con una pinta de extranjero  lo empezaron a perseguir hasta él llegar a un callejón sin salida.

─¡Ay chamo cómo salgo yo de está vaina! ─exclamó.

Quieto ahí chamito, dame todo lo que tienes encima ─dice el tuki 1.

─Saca todo rápido pues que no estamos jugando ─dijo el tuki 2.

─Ya va, ya va pero es que no tengo nada "chamo" ─dijo Jesús, un tono de temor se podía notar en su voz.

─¿Cómo que chamo? ¡Quítate esos zapatos, muévelo! ─dijo el tuki 2─. No me hagas sacar la bicha.

Jesús despavorido se quita los zapatos y sé los entrega al hampón número dos que estaba en la parrilla de la moto.

Ese reloj, pásalo pa' acá ─dice el tuki 1.

─No chamo también, ¡No!

El tuki 2 saca de su cintura un arma modelo 6803778199 la cual apunta al insignificante, miedoso, cagado, marico de Jesús.

─¡Mosca chamo! ¡Con eso no se juega apunta para otro lado! ─exclama Jesús.

Repentinamente sale un negro de entré los motorizados, era el de hacía un rato que estaba persiguiendo a Jesús con un cuchillo.

Chamo mira lo que encontramos ─dice el tuki 1 al negro.

─Este tipo se metió en mi casa y se quería llevar el regalo de mi hijo, por eso va a pagar las consecuencias ─dice el negro.

─Ya va, pero cuál es el azote ¿ustedes no saben quién soy yo? Yo, yo soy ¡Jesús! El Niño Jesús, el de los regalos yo sólo le venía a traer el carro a tu hijo.

─Sí, ese cuento ya me lo sé ─dice el negro.

Jesús estaba pendiendo de un hilo, tres hampones contra él solo, y sin una salida. Sólo un milagro podía salvarlo.

El tuki número dos cargo su arma y sin mediar palabras soltó tres tiros contra el desdichado Jesús, quién queda tendido en el asfalto sobre un charco de sangre. Los tukis logran irse llevando un reloj Rolex y un par de zapatos Pull&Bear. A la escena se acerca una dama de bata roja con algunos adornos blancos, cabello castaño y lentes.

Mira muchacho pajuo, levántate antes que la policía o la ambulancia llegue, peor aún levántate antes de que se aprovechen y te vengan a robar otra vez ─dice la señora.

Jesús tendido aún en el piso produce un gemido de dolor, con la cabeza hacia abajo respira profundamente y luego empieza a levantarse poco a poco.

─¡Estoy vivo! ¡¿Cómo es esto posible?! ─se pregunto Jesús.

─Eres El Niño Jesús, eres inmortal, idiota ─dice ella.

─Señora Claus ¿cómo llego hasta aquí?

─Vine en el trineo de mi esposo ─dice ella─. Tú te llevaste el trineo de repuesto, con ese no ibas a poder llevar todos los regalos, es más, dejaste muchos en la casa ─le dice la señora Claus a Jesús.

─Bueno ese fue el que me dieron a mi, no sé, yo soy turista.

─Bueno muévelo pues, el trineo está arriba de esa casa ─dice la señora Claus.

Jesús aún pensando en los balazos que le habían dado emprendió de nuevo su camino para repartir los regalos a cada carajito malcriado del mundo, no era una tarea fácil, pero tenía que calarsela.

Hecho en VenezuelaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant