Capítulo 8

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-Bueno, eso no salió como lo planeé.- dijo Adrien a su kwami saliendo de los vestidores tras sus lecciones de esgrima.- Pero creo que no fue tan mal.- agregó en referencia a lo extraña que se había tornado la confesión que la había hecho a Marinette sobre su identidad secreta y el hecho de que él conocía la suya.

-¿Y cómo te sientes?- preguntó Plagg desde su camisa.

-Aliviado.- aseguró Adrien con una pequeña sonrisa.- Pero me interesa más saber como se siente ella al respecto. No tuvimos tiempo de conversar luego de que Alya se acercara a pedire una entrevista exclusiva acerca luego de la pelea y la saturara de preguntas acerca de por qué se había ausentado tanto tiempo.

Al abrir su locker para guardar sus cosas, un pequeño papel de deslizó de este. Adrien lo levantó. Era de color rosa y estaba cuidadosamenete doblada. Al abrirla, puso distinguir la letra de Marinette.

Adrien, ven a verme a la panadería en cuanto puedas. Creo que ambos sabemos que hay algo acerca de lo que tenemos que hablar. -Marinette.

Nervioso, Adrien obedeció a su pedido apenas salió del gimnasio. Aún con algo de ansias, se acercó al establecimiento. ¿Cómo la saludaría ahora? ¿Qué le diría ella al verlo? ¿Estaba molesta? ¿Le pediría qu eno volvieran a verse? Las preguntas en su cabeza se interrumpieron al abrir la puerta de la tienda y encontrar esta vacía.

Las sillas estaban acomodadas sobre las mesas. Su corta experiencia luego de que la ayudara a acomodar la tienda aquella noche le decía que aquello significaba que estaba cerrada.

Una única mesa distinta a las otras estaba en una esquina. Lista para recibir a alguien, con dos sillas a su lado. Adrien se acercó lentamente a esta y se sentó, aguardando por Marinette.

-¿Qué crees que suceda?- preguntó en un susurro a Plagg.

-Ni idea.- respondió este. De repente escucharon unos pasos detrás de ellos y una mano colocó delante del chico un pastelillo de chocolate. Adrien volteó rápidamente para ver a Marinette. Ambos compartieron una sonrisa mientras ella tomaba la otra silla frente a él.

-Dicen por las calles de París que es tu favorito.- comenzó ella.

-Gracias.- respondió él.

-Y Tikki me dijo que este es tu favorito.- agregó ella dirigiéndose al kwami de color negro antes de entregarle un pedazo de queso. Tras soltar un chillido, la criatura de abalanzó sobre este. Los adolescentes rieron, antes de que un incómodo silencio cayera sobre ellos de nuevo.

-¿Es para regañarme?- preguntó de pronto el chico.

-¿Regañarte?- preguntó Marinette.

-Por ocultarte mi identidad secreta aún cuando ya conocía la tuya.

-No, no. Yo solo quería agradecerte... por cuidarme.- respondió ella mientras tomaba una servilleta y limpiaba la orilla de su boca del chocolate que la había ensuciado. Adrien se sonrojó lijeramente ante esto.

-N-No fue nada.- aseguró.- Pero hay algo que quiero preguntarte, ¿sabes?

-¿Qué cosa?

-¿Qué es lo que te gusta de mí?- pregunto con una coqueta sonrisa. Marinette abrió sus ojos de par en par antes de cubrir su rostro apenada.

-Oh, había olvidado que te conté eso.- murmuró.

Adrien no pudo evitar reir. Ahora que comprendía a qué se debían sus sonrojos y balbuceos cuando estaba a su alrededor, le parecían adorables. Pero tampoco quería que las cosas fueran así entre ellos de ahora en adelante.

-Puedo transformarme en Cat Noir si eso te relaja.- propuso mientras tomaba una de sus manos lejos de su rostro.

-Gracias.- dijo ella son una sonrisa.- Pero no. Es hora de que comience a ser capaz hablar con una persona normal frente a Adrien, es decir, frente a tí...- balbuceó.- Oh, esto va a tomar un tiempo.

-¿Y qué tal si tomamos algo de aire fresco mientras practicas?- preguntó él al terminar su pastelillo.

-S-Seguro.

Ambos salieron de la tienda. Marinette había sido dejada a cargo de nuevo de cerrarla, así que no hubieron muchos problemas por que salieran.

Marinette caminaba con sus manos detrás de su espalda, con una postura tímida. Adrien por su parte caminaba con sus manos en sus bolsillos. El silencio incómodo había regresado para volver extraño el ambiente, hasta que Marinette decidió tomar la iniciativa. Respiró profundamente y cruzó un brazo trás la espalda de Adrien, sujetando su torso. Él la miró sorprendido, pero no tardó en sonreir y responder al acto rodeando su cintura.

Caminaron así hasta el parque. El sol comenzaba a ocultarse y las personas pasaban al lado de ellos de regreso a sus casas. Habían algunas parejas por que, claro, aquel era el momento favorito de todos para llevar a cabo una caminata romántica.

Los adolescentes se detuvieron en un punto específico, frente a la estatua dedicada a Ladybug y Cat Noir. Ambos la miraron por un rato. Ya no era lo mismo para ellos.

-¿Cómo crees que sean las cosas ahora?- preguntó Marinette en voz baja.

-No lo sé.- respondió Adrien.- Pero estaremos bien.- aseguró con una gran sonrisa. Ahora tenía a la chica de sus sueños. Se sentía capaz de cualquier cosa. Sonrojada aún, Marinette cerró sus ojos y descansó su cabeza sobre su hombro. Él la miró con ternura antes de inclinar la suya sobre su cabello oscuro.


Cuidaré de tí Where stories live. Discover now