Una pequeña tímida, más pálida que lo blanco, y más hermosa que todas las demás.
Un tipo mujeriego, más fuerte que la madre naturaleza, y con el corazón más frío que los polos del norte.
Aquellos ajenos no entendían porque eran ellos uno sólo, ni el...
Se detuvo en seco y yo sólo me sentía más necesitada de sus caricias.
—Ambu está a punto de llegar —dice y yo intentó acomodar mi ropa y relajarme. Dios, me puse con tan sólo dos caricias.
Y como si fuera vidente, evidentemente Am llegó, intenté sonreír pero parecía como si hubiera corrido 3 maratones seguidos.
— ¿Pasa algo, Ann? —dice e intentó reprimir mi ruborización, niego con la cabeza y el celular de Georg empieza a sonar.
Am me paso todo con cuidado y en cuanto terminamos de desempacar, Georg se voltea.
—Ambu, una disculpa. Mi madre llamó para cenar y no le puedo decir que no —tuerce el gesto e intento retenerme, se acerca a mí y me deposita un cálido y hermoso beso en mi frente, haciéndome sentir más pequeña de lo que estoy —Perdón, princesa por no poder llevarte a casa hoy, te vas con cuidado.
Sale sin más y siento mi corazón latir al mil por hora, una presión se forma en mis brazos y tengo un mal presentimiento, algo que sé que no va a pasar de aquí a mañana, si no muy pronto, pero no tanto; después de haberse ido, un mensaje me llega de él.
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"Cuando termines vienes SOLA a la parada de autobuses. Te espero ahí. No tardes mucho. Tenemos muchas cosas que hacer. GL."
Maldito cabrón.
Am y yo terminamos mucho antes que lo pensado. Le deje unas pequeñas instrucciones y me fui caminando toda la vereda fría que daba a la parada de autobuses, fue ahí cuando vi a Georg en su Audi negro, camine hacia él y me subí, intentando ser discreta en todo. Todo el camino era puro silencio, no me atrevía a preguntarle a dónde íbamos, porque sabía a dónde íbamos.
Después de 13 minutos, llegamos a casa, baje inmediatamente del auto y me tomo en brazos Georg, provocando una risita en mí. No había otro lugar que me encantara tanto que sus brazos y torso. Dios, era mi lugar favorito; abrió la puerta de una patada y doy gracias a Dios porque mamá no está. Subió conmigo en brazos hasta mi recamara y entre risas caímos en la cama. No entendía como me encantaba este hombre, no había palabras para explicar lo mucho que lo adoro.
Silencio mis pensamientos con un beso intenso haciendo que la calentura y lujuria que quedó en casa de Ambu regresara a nosotros. Entre beso y beso empezó a quitarme la blusa y el pantalón, y en un momento antes de detenerse me mordió el labio superior, soltando un gemido indiscreto; me observaba de pies a busto, maldiciendo mentalmente mi sonrojo, sonrió ampliamente y se quitó su camisa, donde aprecié su torso bien marcado y sus brazos mucho más grandes que los míos.
Me besó por todas partes, empezando con mi frente y yo reía, me besó en los labios, bajando hasta mi cuello mucho más tarde a mi pecho, que junto con sus manos intentaba retirarme el sostén de hace unos instantes; una vez fuera este, tomó mi bubi derecha con su gigantesca mano y con su lengua estimulaba mi bubi izquierda, gemí en protesta y me retorcí de placer. Sentía ya su miembro crecer más y más sobre mi vientre e intenté estirar mi brazo hasta éste, lo cual provocó un pequeño espasmo en él, mordiendo mi pezón, haciendo que gritara alto y él soltara un gemido ronco.
—Vamos, nena. Tócalo —musita contra mi bubi derecha y yo sólo obedezco. Para ser mi primera vez, esto era demasiado bueno.
Después de mucho placer hacía mí, tiró de su pantalón y él quedo en bóxer. Sobo sobre éste su miembro mientras él cerraba los ojos, yo sólo no intentaba no mojarme más.
— ¿Estás lista? —dice y yo no lo estaba, realmente no lo estaba, tenía miedo, pero sentía cada vez más arder debajo de mí, asentí y él sonrió encima de mis labios. —Te quiero, Anadla.
Sonreí ampliamente, decir por su propia cuenta que me quería era tan magnifico; sacó su bóxer y se colocó el preservativo que, por extraña razón, estaba en el cajón que estaba a un lado de mi cama. Él sonrió reconfortándome y me despojode mi tanga que él compró, que pena.
Cerré los ojos y suspiré, él ya había entrado en mí. Mis ojos se juntaron de nuevo, junto con un pesar que me dolía abrirlos. Había escuchado que dolía, pero no tanto.
— ¿Estás bien, pequeña? —la preocupación en sus ojos se reflejaba constantemente, asentí y él solo se acercó a decirme lo que tal vez marcaría toda mi vida: —Yo nunca te haría daño, Anadla. Te lo prometo, por lo mucho que te quiero.
°|Hoooolaaa:) es raro que suba capítulo en miércoles, pero en serio que no podía esperar para subirlo jaja. ¿Si estan tomando en cuenta cuantos "Are you afraid?" estan en la novela, verdad?, espero que si e.e
Sólo quería decirles que empezaré a subir "Before to you" para que le vayan entendiendo un poquito más de esto, para vayan captando jejw.
