Una pequeña tímida, más pálida que lo blanco, y más hermosa que todas las demás.
Un tipo mujeriego, más fuerte que la madre naturaleza, y con el corazón más frío que los polos del norte.
Aquellos ajenos no entendían porque eran ellos uno sólo, ni el...
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Llegue a casa con la cabeza hirviendo y lágrimas en los ojos. ¿Por qué a mí? ¿Por qué tenía que usarme a mí?
Tiré con furia la bolsa y me abalancé a la cama, lloré como si de llenar los ríos se tratara.
Me levanté y me observé en el espejo. Tenía un cuerpo de diosa, y los ojos demasiados hinchados. ¿Por qué no le guste?
Un mensaje de mi mejor amigo me llego, no quería hablar con nadie. Ni con Violet.
No era buena en la cama, me volvería zorra.
Era tonta, dejaría de ser ingenua.
Me uso, no me dejaré.
Nunca volverá hablar así de mí. Nunca.
Con tal de verlo arder, sería lo que quiera para que dejase de hablar conmigo. Nadie puede hablar de mí, absolutamente nadie. Sí quería que fuera otra Anadla, sería otra, una nueva Anadla Miller.
