Carta | 26

853 121 11
                                    

01/07/1999

Señorita Selene.

Me complace (en exceso) hacer el recuento de los momentos juntos.

Una lista que comenzó como algo raro y diferente en mi vida, como ese temblor que amenazaba con tirar cada peldaño de lo que un día fue Mateo Kalton.


Lista de deseos

*Conocer un lugar nuevo y especial. La verdad es que siempre quise ir a París por aquello de presumir ser el país de los enamorados.

Sé que fue precipitado el solo tocar a tu puerta y que me encontraras ahí parado con un par de maletas, pero no me dejarás mentir, tu sonrisa lo dijo todo cuando viste los pasajes de vuelo en mi mano.

*Regalar dulces por la calle. Creo que de los gestos más maravillosos que te he visto tener con los niños que viven en la calle, y no solo fueron dulces, sino que compraste almuerzos para esos niños que dormían debajo del puente.

La alegría que fui capaz de presenciar de tu parte y que ellos lograron emanar, creo que vale más que cualquier regalo.

*Tener un perro al cual ponerle un nombre gracioso. Ese cachorro te eligió desde que te vio, es como si sus ojos se iluminaran con tan solo olfatearte una vez y al tomarlo entre tus brazos... ¡Wow! Quedé encantado cuando no quiso alejarse de ti.

Pinky. Debo aceptar que no pude dejar de reír al recordar a ese ratón de laboratorio que veíamos en las caricaturas de antes.

*Salir a fiestas cada noche. Eso lo hicimos la mayoría del tiempo, aunque no solo fueron fiestas porque también conocimos Museos, Restaurantes, lugares que solo con la noche son magníficos.

*Pintar un cuadro. El cuadro que enmarcaste, ese que expone una noche maravillosa y un sinfín de estrellas en el firmamento. Hay algo emotivo en esa noche y sigo sin descubrir qué es, pero siempre que lo veo causa algo en mi corazón.

*Comer hasta decir ¡Basta! Esa noche de nuestra primera cena juntos, aquella donde te pedí fueras mi novia.

*Gritar groserías mientras el transporte avanza. No puedo evitar reír cada vez que te recuerdo en el trolebús de París, cuando comenzamos a gritar cuanta grosería se nos ocurrió y aprovechando que nadie entendía el español... (Sí, todavía recuerdo la cara de aquella chica que al final del recorrido nos dijo que había entendido cada palabra que dijimos...)

*Comer helado hasta que la cabeza me duela.

*Reír a más no poder.

*Ver todos los estrenos de películas que haya en... un año.

Éstos los hemos hecho una y otra vez durante el tiempo que llevamos saliendo. Los dolores de estómago, los cerebros congelados y hasta las cien películas que vemos en el cine. Son los tres puntos que más hacemos, de los que nunca creo cansarme.

P.D. Falta mucho por hacer, así que lucha por todo ello. Por favor.

Una estrella para Matt © #DLYAI 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora