xvi. De vuelta a la vida.

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CAPÍTULO DIECISÉIS

DE VUELTA A LA VIDA

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Acababa de darse un buen golpe, como si hubiera caído desde muy alto, pero eso era básicamente imposible, ya que hasta hacia unos segundos se encontraba sentado en el suelo de su apartamento, sin ganas de hacer nada, ni siquiera de levantarse. Sólo quería continuar llorando.

Volvía sentirse pesado, como si de nuevo su cuerpo estuviera anclado a alguien o algo, como si las ataduras, que habían desaparecido al morir, hubiesen vuelto a él. Cuando había llegado al Reino de los Cielos se había sentido libre y ligero, pero nuevamente volvía a sentir el peso de estar vivo. Pero eso no podía ser posible, porque estaba muerto.

Sus ojos se abrieron lentamente, observando el lugar donde se encontraba y sin duda, aquello no era su apartamento en el Reino de los Cielos, ni mucho menos. Aquel lugar era un hermoso valle que conocía a la perfección. Había pasado mucho tiempo jugando allí cuando era pequeño con George y Charlie, ya que se encontraba cerca de la Madriguera... ¿La Madriguera? Imposible. No podía ser cierto. No podía estar de vuelta en el mundo de los vivos. No. Y no.

Se incorporó lo más rápido que pudo para observar mejor el lugar y desde lejos, pudo divisar su casa, la Madriguera; el humo salía de la chimenea en esos momentos, perdiéndose en el cielo. Debía de ser un sueño, era imposible que fuera verdad. Pero lo era, había vuelto a casa, por fin después de tanto tiempo, estaba de vuelta. Ahora bien, ¿qué había pasado? ¿Cómo es que estaba de vuelta? ¿Cómo es que estaba vivo? No lo entendía, no le veía sentido aquello. Aunque le daba igual. Estaba demasiado feliz y solo quería disfrutar de aquello, esperando que realmente no resultara ser un hermoso sueño.

Una sonrisa se había dibujado en su rostro de oreja a oreja, la felicidad lo embargaba otra vez. Quería gritar y saltar de dicha. 

De pronto, se percató de que había algo en uno de los bolsillos de su pantalón y acabó llevando la mano hasta allí. Nada más introducirla, supo de que se trataba. Su varita estaba de vuelta. Su antigua varita, la que había perdido al morir en la Batalla de Hogwarts, estaba de vuelta junto con él. En el Reino de los Cielos no podía utilizar la magia; no estaba permitido para los humanos, únicamente los ángeles podían utilizarla. Pero junto a aquel palo de madera había algo más... Por el tacto, dedujo que se trataba de una carta. La sacó con mucho cuidado, preguntándose cuando la había puesto ahí, pues no lo recordaba. Quizás, era una carta de la persona que le había devuelto a la vida.

La abrió lentamente tras observar el sobre, en el que extrañamente no había nada escrito, y comenzó a leer el contenido demasiado feliz. Sin embargo, la felicidad empezó a desaparecer, poco a poco, a medida que iba leyendo las palabras que componían aquel mensaje.

¿Quieres mi ayuda? ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora