UNA ENFERMA MENTAL

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Todo encajaba perfectamente. La manera en que había llegado. Su desesperación por huir de la opresión familiar.
La afirmación sobre el odio de sus padres, las marcas de sus heridas. El miedo a ser descubierta,
Todo. Era la misma persona. No había ninguna duda. ¿Cómo podía ocurrirme esa extraña casualidad? Dos hermanas, tan diferentes una de la otra
colocadas en mi vida en una misma semana... Mis sentimientos se encontraron fuertemente. Sara era una enferma mental. Así, simple y llanamente.
Lo que explicaba su conducta; sus arrebatos, incluso hasta su repentino amor. No mentía... su mente creaba su propio mundo. y yo ya estaba en el.
Eso me colocaba a mi ante una nueva disyuntiva: Mentirle a Daniela o decirle la verdad al respecto. ¿Qué podía hacer? ¿debería quedarme callado?
¿Debía decirle que yo sabía donde estaba su hermana?
Si lo hacía, implicaba que Sara fuera descubierta. Si no, que actuara de manera deshonesta frente a una persona que solo me había mostrado honestidad.
- ¿Dices que tu hermana también se llama Sara? que coincidencia -Traté de actuar como si no me hablara de la misma persona. Opté por quedarme callado.
- Si... debe ser una coincidencia.
- La Sara de la que te hablo vive en Coyoacan... es hija de unos amigos de Todo encajaba perfectamente. La manera en que había llegado. Su desesperación por huir de la opresión familiar.
La afirmación sobre el odio de sus padres, las marcas de sus heridas. El miedo a ser descubierta,
Todo. Era la misma persona. No había ninguna duda. ¿Cómo podía ocurrirme esa extraña casualidad? Dos hermanas, tan diferentes una de la otra
colocadas en mi vida en una misma semana... Mis sentimientos se encontraron fuertemente. Sara era una enferma mental. Así, simple y llanamente.
Lo que explicaba su conducta; sus arrebatos, incluso hasta su repentino amor. No mentía... su mente creaba su propio mundo. y yo ya estaba en el.
Eso me colocaba a mi ante una nueva disyuntiva: Mentirle a Daniela o decirle la verdad al respecto. ¿Qué podía hacer? ¿debería quedarme callado?
¿Debía decirle que yo sabía donde estaba su hermana?
Si lo hacía, implicaba que Sara fuera descubierta. Si no, que actuara de manera deshonesta frente a una persona que solo me había mostrado honestidad.
- ¿Dices que tu hermana también se llama Sara? que coincidencia -Traté de actuar como si no me hablara de la misma persona. Opté por quedarme callado.
- Si... debe ser una coincidencia.
- La Sara de la que te hablo vive en Coyoacan... es hija de unos amigos de mi madre. Nos conocimos en una reunión en Cuernavaca.
Y bueno, nos sentimos atraídos pero no hemos llevado una relación estable.
- Claro, no tiene nada que ver. Hay miles de Saras. Solo que recordé a mi hermana.
Me sentí vil, miserable. Estaba engañándola. Sin embargo no podía decirle la verdad. No hasta que hablara con Sara.
Intenté cambiar el tema de conversación.
- Sabes, te agradezco que no te hayas alejado de mi a pesar de mi descortesía. Encontrarte en Morelia fue realmente lindo. me permitió conocer el gran
ser humano que eres.
- Si me lo sigues diciendo lo voy a creer.
- Bueno, la verdad es que me encanta tu amistad. Eres la primera amiga que tengo.
- ¿Nunca habías tenido una amiga?
- No. No es fácil confiar en alguien.
- Tienes razón.
El peso de la culpa me agobiaba. Hablaba de confianza y no la estaba teniendo.
- Prometeme que nunca me vas dejar de hablar, pase lo que pase. Sepas lo que sepas de mi.
- Sebastián, eso no se promete. Eso se hace. ¿Qué podría saber de ti que no me cuentes tú?
- Es cierto, nada. Todo lo que quieras saber lo escucharás de mi boca.
- Oye ¿Vamos al cine?
- Me parece bien. ¿hasta que hora puedes llegar a tu casa?
- hasta las nueve. Tenemos tiempo suficiente. ¿Que dices?
- ¡Que iremos al cine!
Es tan sencillo mentir. Tan solo quedarse callado, o decir verdades a medias. ¿Bueno o malo? aún no lo madre. Nos conocimos en una reunión en Cuernavaca.
Y bueno, nos sentimos atraídos pero no hemos llevado una relación estable.
- Claro, no tiene nada que ver. Hay miles de Saras. Solo que recordé a mi hermana.
Me sentí vil, miserable. Estaba engañándola. Sin embargo no podía decirle la verdad. No hasta que hablara con Sara.
Intenté cambiar el tema de conversación.
- Sabes, te agradezco que no te hayas alejado de mi a pesar de mi descortesía. Encontrarte en Morelia fue realmente lindo. me permitió conocer el gran
ser humano que eres.
- Si me lo sigues diciendo lo voy a creer.
- Bueno, la verdad es que me encanta tu amistad. Eres la primera amiga que tengo.
- ¿Nunca habías tenido una amiga?
- No. No es fácil confiar en alguien.
- Tienes razón.
El peso de la culpa me agobiaba. Hablaba de confianza y no la estaba teniendo.
- Prometeme que nunca me vas dejar de hablar, pase lo que pase. Sepas lo que sepas de mi.
- Sebastián, eso no se promete. Eso se hace. ¿Qué podría saber de ti que no me cuentes tú?
- Es cierto, nada. Todo lo que quieras saber lo escucharás de mi boca.
- Oye ¿Vamos al cine?
- Me parece bien. ¿hasta que hora puedes llegar a tu casa?
- hasta las nueve. Tenemos tiempo suficiente. ¿Que dices?
- ¡Que iremos al cine!
Es tan sencillo mentir. Tan solo quedarse callado, o decir verdades a medias. ¿Bueno o malo? aún no lo sabia

UNA PRINCESA VESTIDA DE NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora