Capítulo 6

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Jared

La mañana siguiente, cuando me despierto, me pongo una sudadera azul de nike con unos vaqueros que había en el almario y, sin hacer ruido salgo de casa. No estoy dispuesto a pasarme todos los días encerrado en una habitación sin mantener comunicación.

Sevilla es una ciudad muy diferente a Los Ángeles, o a cualquiera en Estados Unidos, y me gusta. Me gusta la tranquilidad de cada mañana, me gusta que la gente no me mire con el ceño fruncido cada vez que paso por su lado. Y también me gustan los churros, claro.

Llego a una plaza y observo en una parte de esta como unos chicos parecen discutir, su tono de voz es muy elevado y es por eso por lo que lo deduzco. Entonces uno, que resulta ser musulmán, le empuja al que parece ser de aquí, y le dice algunas cosas. El español intenta defenderse, pero el otro vuelve a empujarle, provocando que se caiga al suelo.

Frunzo el ceño y empiezo a acercarme.

El musulmán le propina una patada y continúa gritándole cosas. Entonces, cuando estoy lo suficientemente cerca le toco un hombro y se gira rápidamente. Me dice algo, enfadado, que no entiendo, y le agarro del cuello subiéndolo unos centímetros.

-Te crees muy valiente, ¿no? -me repaso el labio inferior con la lengua y lo tiro al suelo.-

-Para, para. -me dice el español en inglés, levantándose.- Vas a liarmela más.

Miro al musulmán, quien intenta levantarse, pero pongo mi pie sobre su espalda y lo empujo lentamente hasta el suelo.

-¿Vas a dejar que se crea superior a ti? -pregunto.-

-Es superior a mí, me acaba de dar una paliza. -Suspira.-

-Lo hace porque se cree superior a ti, sino no lo haría.

Tuerce los labios y se incorpora.

-Gracias, pero no necesito ayuda. -dice para después marcharse.-

¿Pero qué coño le pasa a este tío? Frunzo el ceño y aparto mi pierna de la espalda del musulmán para seguirlo.

-La necesitabas. -le digo.-

-¿Eres inglés? -me pregunta.-

-Americano. -me encojo de hombros.-

-Vale.

-No eres muy simpático, ¿sois así todos aquí?
-Eres un extraño que me está siguiendo, ¿qué quieres que te diga? -se ríe.-

-Lo siento, esque no tengo... Mucho amigos. -murmuro lo último.-

La verdad es que no tengo ninguno ahora.

Deja de caminar y me mira, con algo de pena.

-¿Has desayunado? -Me pregunta.-

Niego con la cabeza y sonríe de lado.

-Vamos, te hago compañía. -me dice.-

-Me llamo Jared, por cierto.

-Luis, yo Luis.

Empezamos a caminar por unas calles hasta llegar a una cafetería en el centro se la ciudad.

-¿Qué vas a querer? -me pregunta.-

-Un vaso de leche.

No suelo desayunar, asíque no tengo mucha hambre.

-¿Y qué le trae a un americano por aquí? -vuelve a preguntarme.-

-Mi familia vive aquí. -me encojo de hombros. No quiero contarle mi vida.- ¿Qué estaba pasando con el otro chico?

-Me debe dinero, he estado trabajando para él vendiendo productos falsificados, y no me está pagando tal y como me prometió.  -frunce el ceño.- Pero ya has visto como se ha puesto, creo que voy a tener que quedarme sin pagar.

-Puedo ayudarte a darle una paliza si quieres.  -me encojo de hombros.-

-No... La próxima vez vendrá con sus amigos, no tienen muy buena fama...

-He participado en boxeo profesional, he ganado a tíos tres veces más grandes y musculosos que yo. No va a ser un problema lidiar con una panda de matones. -le aseguro.-

-Igualmente, prefiero no involucrar a nadie en esto... Es mi culpa.

Un camarero se acerca y Luis le pide nuestro desayuno, y cuando se va le miro.

-¿Sabes dónde podría conseguir trabajo?

-¿Trabajo? ¿Qué estudios tienes?

-Ninguno.

Alza ambas cejas, asombrado, quizás.

-¿Ninguno? -se ríe.- ¿Pretendes encontrar trabajo sin almenos tener un título?

-Soy bueno en las peleas, y conduciendo coches. -Le digo.-

-Pues busca en internet algo. -hace una mueca.- Aunque quizás deberías de aprender español para trabajar aquí.

¿Aprender español? Ni que eso fuera tan fácil. No.

Después de desayunar Luis se despide y me dice dónde suele habituarse todos los días.

Paseo buscando el camino a casa mientras observo como lentamente las calles van llenándose más y más poco a poco.

Finalmente llego al piso y nada más entrar me encuentro a Belén en el salón, parada mientras me mira de arriba abajo.

-¿Quieres jugar conmigo? -Me pregunta.-

Frunzo el ceño y me quito la sudadera para qurdarme con una simple y básica camiseta blanca. Asiento y la sigo hasta el salón, donde tiene varios juguetes sobre el suelo.

-Este es Dani, el príncipe, y esta es María, la princesa. -Me entrega el príncipe y se sienta en el suelo.- Dani quiere ir a dormir, pero su cama está rota, ¿puedes arreglársela.-

Observo la diminuta cama, una de las cuatro patas que tiene no está en su lugar. Frunzo el ceño y cojo ambas piezas para después unirlas fácilmente.

-¡Guau! Has logrado arreglarla. -Sonríe.- Ahora Dani puede dormir.

Llevo al príncipe a la cama y lo tumbo sobre esta. Esto es demasiado raro para mí. Nunca he tratado con niños, y mucho menos he jugado con ellos.

Mamá llega al salón y nos mira con una amplia sonrisa.

-¿Has desayunado? -me pregunta.-

-Sí...

-Tu teléfono ha estado sonando toda la mañana.

Frunzo el ceño y rápidamente me levanto para ir casi corriendo hasta mi habitación. Cojo el teléfono de mi cama hecha, seguramente por mi madre, y voy a llamadas perdidas.

Números desconocidos.

¿Y si eran de los locales dónde solicité trabajo? Joder. Ojalá vuelvan a llamarme.

Abro el navegador y busco las palabras clave Boxeo Sevilla. Me aparecen miles de entradas, abro dos o tres y apunto la dirección de cada lugar de boxeo profesional.
Mi futuro puede estar escrito.

Sé que este capítulo ha sido un poco aburrido, pero últimamente tengo poca motivación para escribir... No sé si es por todos los exámenes que tengo en estas épocas que me dejan cansada a lo largo del día o porque simplemente siento que habéis dejado de comentar... Espero que pronto se me pase y pueda volver a mi rutina anterior.

Besos desde España.

DROPPED 3 - AGAINWhere stories live. Discover now