Capítulo 8

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Jared

Esa tarde voy a una de las direcciones que encontré de boxeo, que es una especie de gimnasio.

Cuando entro, observo a varias personas concentradas golpeando los sacos de boxeo, y en el ring, a dos mujeres peleando. Se me hace curioso, nunca he visto a mujeres combatiendo, y pensaba que nunca las vería.

Una de las chicas, con unos pantalones cortos y un top negros  parece tener el dominio de la pelea, ya que le propina a la otra unos buenos ganchos.  Finalmente le retiene en el suelo durante bastante tiempo y gana la pelea.

Sonrío de lado y niego con la cabeza varias veces.

-¿Qué estás mirando? -casi gruñe la chica.-

Me sorprende que hable inglés, ¿cómo sabe que hablo inglés? ¿Tanto se me nota?

-¿Es que no puedo mirarte? -le pregunto vacilante.-

Una sonrisa de lado se forma en su labios, y puedo asegurar que es una de las sonrisas más bonitas que jamás he visto.

-Eres nuevo aquí. -comprueba bajándose del ring.- ¿Cómo te llamas?

-Jared. -la miro directamente a los ojos cuando está justo enfrente de mí.- ¿Y tú?

-Alice.

Se quita los guantes de boxeo y se los cuelga de la cuerda sobre la muñeca.

-¿Hacéis combates públicos aquí? -le pregunto.-

-Solo los más buenos. Los cinco mejores son elegidos y, de lunes a viernes cada uno participa en un combate.

-¿Y con quién tengo que hablar para entrar en esto?

-Con mi padre. -me dice.- Él es el dueño.

-¿Tu padre? -Sonrío de lado alzando a una ceja.- Apuesto a que gracias a él tú eres una de las cinco que participan en los combates públicos. ¿Me equivoco?

-Pues sí. No es gracias a él, en absoluto. -Asegura.-

-¿Ah, no? -Murmuro sin poder apartar la mirada de sus ojos castaños.-

-Nop. -murmura y se muerde el labio inferior.-

Parpadeo varias veces y entonces aparto la mirada.

-¿Y dónde está? -Le pregunto.

-En su oficina. Ven, sígueme.

Empieza a caminar y sigo sus pasos, sin poder dejar de mirar su culo bien trabajado en algunos momentos. Tiene un buen cuerpo, un cuerpo athlético pero sin llegar a ser corpulento.

Llegamos hasta una puerta al final de la habitación y Alice la abre sin si quiera llamar a la puerta. Le dice algo que no entiendo ya que se lo dice en español, y eso me hace sentirme nervioso.

Entro en la habitación encontrándome con un hombre de unos cinquenta años, canoso y con unas gafas colgando de su cuello. Me mira de arriba abajo y se levanta de su sillón.

-¿Jared Parker? -Me pregunta el hombre.-

Frunzo el ceño. ¿Cómo lo sabe?

-Sí... ¿Cómo lo sabes? -le pregunto.-

-Solíamos vivir en California, todo el mundo te conoce allí.

Me sorprendo al escucharle y miro a Alice, quien sonríe tímidamente.

-¿Estás buscando un puesto aquí? -Me pregunta entonces.- Porque estoy dispuesto a dartelo.

-Sí, quiero un puesto. -asiento con la cabeza.-

-Pues ya lo tienes. -asiente con la cabeza y coge una hoja en blanco de su mesa y un bolígrafo de su bolsillo para escribir en esta y después entregármela.- Aquí tienes la dirección del local donde se celebrará el combate público pasado mañana, tu serás quién participe. De mientras, Alice puede ayudarte.

Sí, su hija cañón puede ayudarme.

-Perfecto. -digo de acuerdo.-

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Después de unas horas dándole al saco, veo la hora en el reloj de pared y me doy cuenta de que ya son casi las doce. Mierda, se me ha ido el santo al cielo.

-Lo haces bastante bien. -escucho la voz de Alice a mis espaldas.-

Me giro para mirarla. Se ha duchado. Su pelo negro está suelo sobre sus hombros.

-Nunca he perdido un combate. -Me encojo de hombros.- Debo ser bastante bueno.

Pone los ojos en blanco y se acerca un poco más a mí.

-Deberías ir yéndote ya, estamos a punto de cerrar. -me informa.-

Me quito la camiseta sudada y la dejo en el suelo para coger otra de la mochila que he traído. Le pillo mirándome con los ojos bien abiertos, absorta mirando mi cuerpo, y sonrío de lado.

-¿Es que nunca has visto a un chico sin camiseta? -me burlo.-

-No todos están tan buenos como tú. -confiesa sorprendiéndome.-

Niego con la cabeza con una pequeña sonrisa en mis labios.

-¿Vas al gimnasio? -Me pregunta.-

-No, pero suelo entrenar mucho. -me pongo la camiseta limpia y vuelvo a mirarla.- Así que vivías en California.

-Síp. -asiente.- ¿Y tú por qué estás en España ahora?

-Es una larga historia... -Tuerzo los labios.-

-Imagino. Bueno, tienes que irte ya, son las doce. -me dice.-

Asiento y cojo mi mochila para colgármela sobre un hombro y empezar a caminar hacia la salida.

-Te dejas tu camiseta. -Me dice, refiriéndose a la que minutos antes he dejado en el suelo.-

-Puedes quedártela. -le digo encogiéndome de hombros sin girarme ni pararme.-

Sin darme cuenta, salgo con una pequeña sonrisa en los labios. Alice...

Alice, ella es como todas, no hay nada diferente en ella. No entiendo por qué estoy actuando como un adolescente idiota. Ya he vivido demasiado, ya he experimentado demasiado en poco tiempo, y no quiero volver a meterme en el mismo lio.

Ahora solo soy yo, y solamente yo. Ni el amor ni los sentimientos forman parte de mi vida ya.

Ya por fin he terminado los exámenes del trimestre, así que espero esta semana poder subir muuuuchos capítulos tanto de Dropped como de Autocontrol.

Besos a todos los que habéis estado esperando. ¡Comentad y votad!

Pd: Los que no me estéis siguiendo, seguidme.

DROPPED 3 - AGAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora