32. Lucy Heartfilia

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-No, no puede ser... -Natsu se puso de pie y corrió para atrapar el cuerpo de la chica de cabellos azules, lágrimas rodando por sus mejillas- ¡Wendy!

Me levanté del piso, corriendo hacia Rin. El envolvió sus brazos a mí alrededor, su ceño fruncido y una mirada fría en sus ojos. Una leve sonrisa se esbozó en la comisura de sus labios. El pelirosa sostenía con fuerza a Wendy, con su ropa ensangrentada y su rostro libre de cualquier expresión. La cara de Erza se tornó roja de furia. Soltó un grito de rabia y dolor antes de elevar su espada hacia nosotros. Con gran facilidad, me tiró al piso y apuntó el arma a mi garganta.

-¡Se mueven y ella es la siguiente! –Exclamó con enojo.

Rin se congelo. Mukuro y Ryu intercambiaron unas miradas antes de retroceder, mientras que Natsu seguía sollozando desesperadamente. Juvia levantó sus manos en el aire, Mirajane incorporándose al lado de Ryu.

-Bien –Musitó- Ahora que, genio? Espero que no seas tan ingenua como para actuar sin pensar.

La pelirroja se levantó, trayéndome hacia ella mientras lo hacía. Uno de sus brazos se enroscó alrededor de mi cuello con fuerza. Luego de acercar sus labios a mi oreja, comenzó a murmurar. Su tono de voz era bajo para que solamente yo pudiera escuchar sus palabras.

-Respeté tus decisiones. Cuando quisiste unirte al gremio. Cuando decidiste confesar quien realmente eras... -Erza miró alrededor- Cuando dijiste que lo nuestro no funcionaría y que querías tiempo para pensar. Cielos, lo hice hasta cuando empezaste a salir con Natsu, él es como un hermano menor para mí. Pero esto... no te lo permitiré.

-No eres mi dueña, Erza...Nadie lo es.

-El rubio por el cual remplazaste a Natsu no parece estar de acuerdo –Ella comentó con un tono frío. Su mano acarició un mechón de mi cabello, causando una reacción esperada en Rin, quien abrió sus ojos como platos. SI no fuese por la espada en mi cuello, estoy segura de que él hubiese atacado a Erza.

-Es... complicado.... A-Además, tú no tienes nada que ver. Terminamos.

Enterré mi codo en sus costillas, solo para sentir como su agarre sobre mí se ajustaba. Sentí como el aire luchaba por llegar hasta mis pulmones y mi cuerpo se debilitaba. Mis ojos se entrecerraron. De repente, mis rodillas tocaron el césped y el aire logró llenar mis pulmones luego de tomar una bocanada. Erza retrocedió y agarró a Natsu de la bufanda, arrastrándolo con ella mientras se retiraban.

-¡E-Erza! –Logré distinguir la confusión en la voz de Natsu- ¡¿Qué haces?!

-Lo lamento. No puedes luchar en este estado. Lo correcto ahora es informarle al gremio lo sucedido... -Ella desvió su mirada de los ojos del chico, los cuales estaban rojos de tanto llorar-...Y despedirnos correctamente de nuestros compañeros. Prometo que remediaremos esto más tarde.

Sus voces se fueron alejando poco a poco, hasta que los perdimos de vista. El chico rubio a mi lado me sostuve de manera afectuosa e hizo un amague para salir en busca de los dos magos. Lo detuve justo a tiempo, antes de que Mukuro saliera a buscarlos para deshacerse de Erza y Narsu.

-N-No, no. Ya sé que me hirieron, pero no es noble luchar con ellos cuando están débiles. Déjalos ir...

-No puedes arrepentirte, Lucy. Sin piedad. Apenas acabemos con Fairy Tail –Me miró con una sonrisa psicópata- Me encargaré de ellos.

Cambios InesperadosDär berättelser lever. Upptäck nu