Capitulo 2: Esencia

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Una semana después, Tadashi no había visto o sabido nada de Hiro. Tampoco es que fuera algo extraordinario, pero el pequeño muchacho de ojos grandes y marrones, se negaba a abandonar sus pensamientos.

Gogo lo había sorprendido un par de veces, dibujando distraídamente, retratos de Hiro, y mientras Tadashi solo se excusaba diciendo que estaba tratando de ver que prenda para el desfile le quedaba mejor. Su amiga solo había sonreído burlonamente, antes de continuar con su trabajo.

Hiro Takachiho, no era un obsesión. No, claro que no lo era, después de todo, ¿cómo es que alguien puede obsesionarse con alguien que solo ha conocido por unos minutos?

Pero a pesar de su negación, había memorizado por completo, cada mínimo detalle de su archivo de trabajo. Sabía dónde había trabajado, con qué diseñadores e incluso había pensado en llamar a alguno de los diseñadores y fotográfos, como Elsa de IceQueen, una amiga suya con quien había diseñado una línea para la temporada otoño-invierno del año pasado.

Tadashi, había mirado por largo tiempo su teléfono, tratando de decidir si era buena idea llamarla, ya que sería completamente normal hacer una llamada para tener referencias del muchacho que luciría sus diseños en la Semana de la Moda de San Fransokyo; todo era para fines profesionales.

Cabe mencionar, que nunca llamó a Elsa, y después de haber azotado la cabeza contra su mesa de trabajo murmurando "imposible", se limitó a comportarse como un profesional y trabajar en su línea.

Por otro lado, aunque Tadashi se forzó a sí mismo a dejar de pensar en Hiro, aún quedaba el misterio de por qué no había sido capaz de darse cuenta de su estatus como omega.

Puede ser que la razón por la que no había sido capaz de percibir la esencia omega del chico, era en realidad porque hacía años que Tadashi no se enfocaba en uno. En general trataba de evitarlos, en especial después de Ori, por lo que no iba a clubes con sus amigos, dónde era muy común encontrar omegas buscando alphas, rechazaba toda cita a ciegas que su tía Cass le proponía y para esas ocasiones en que el instinto natural era demasiado fuerte en él, tomaba supresores para alphas. Hasta la fecha, había tenido éxito; tres años sin tocar un omega o sentirse atraído hacia uno, podía trabajar en tranquilidad con los modelos omegas que enviaba a menudo la agencia, ya que, por parte de su naturaleza deseable y sumisa, tenían un talento natural que los hacia sobresalir.

Todo esto, había hecho surgir otra pequeña manía en él. Olfatear omegas. Iba por calle, tratando de enfocarse en todo omega que pasara cerca de él, desde los marcados, hasta los que no.

El lunes temprano, mientras esperaba su turno en la cafetería cerca del atelier, fue capaz de detectar 11 omegas dentro del lugar, 6 de ellos tenían el aroma de su alpha mezclado con el suyo, 1 tenía la esencia de haber terminado su calor hace poco.

-¿Lo mismo de siempre, señor Hamada?- preguntó amablemente la chica detrás del mostrador.

Tadashi asintió, inclinándose ligeramente para oler el omega dentro de ella. Unos minutos después, le tendió su mocha caramelo (el favorito de Tadashi) y se despidió de él, levemente sonrojada al darse cuenta de la cercanía del muchacho.

Salió, dándose un momento para oler su café (y de paso librarse del aroma de todos esos omegas) pensando en que tal vez los bonitos ojos de Hiro, lo habían distraído lo suficiente para no darse cuenta de los demás.

Una pequeña sonrisa se asomó por la comisura de sus labios, y comenzó su camino hacia el atelier.

-¡Señor Hamada!-

Sintió que su corazón daba un pequeño salto. Él conocía esa voz.

-¡Buenos días, señor Hamada!- saludó alegremente Hiro, agitando su pequeña mano desde el otro lado de la calle. Santo dios, su cuerpo es realmente pequeño para tener tan solo 18 años.

Nerd CoutureWhere stories live. Discover now