CAPÍTULO 8

2.1K 239 24
                                    

Frente a él, un hombre desconocido tenía a su pequeño hermano contra una de las paredes, sosteniéndolo del trasero mientras las largas piernas del ojeroso rodeaban la angosta cintura de aquel hombre y los labios de ambos se mostraban hinchados y enrojecidos como consecuencia del ardiente beso que habían estado compartiendo hacía pocos segundos.


—¡Ji Yong!— jadeó frustrado el menor de todos, consiguiendo aterrizar sus pies con suma torpeza mientras el hombre que le sostenía se apartaba sin ninguna prisa, ganándose una mirada iracunda de su temperamental hermano.

—¿Qué demonios crees que haces?— chilló el delgado chico mientras se acercaba rápidamente y jalaba hacia sí al nervioso menor, quién simplemente miraba avergonzado a aquel fuerte moreno— ¿Qué es lo que le hacías a mi hermano?

—No era lo que yo le hacía.— respondió con simpleza— Simplemente es lo que ambos queríamos.— una sonrisa jovial afloró en sus delgados labios rosados.

—Young Bae...— la advertencia tiñó la ronca voz de aquel pelinegro que se había mantenido al margen.

—¿Qué? Es cierto. ¿O no, lindura?— inquirió mirando detenidamente al tímido chico de cabellos plateados.

—¡No te le acerques! ¿Entiendes? ¡Joder, es menor de edad!

—Es lo suficientemente grande como para saber lo que quiere...— contraatacó el moreno.

—¡Es estupro!— chilló colérico Ji Yong, tomando fuertemente la muñeca de su joven hermano— ¡Nos vamos, SeungRi!— intentando alejarlo de allí, el mayor vio con sorpresa cómo el otro se soltaba bruscamente y retrocedía un par de pasos, alejándose de él.

—No...— murmuró con la mirada gacha.

—¿Qué dices? SeungRi, vámonos.

—¡No!— chilló alzando la mirada— No vine aquí para que me ordenaras como lo hace papá. No eres él, y no espero que lo seas. Yo quería esto. Te dije mis razones para venir a Seúl, así como también te dije que no quería más ataduras.

—SeungRi, no puedes hablar enserio.— observó con rabia al moreno, quién miraba con asombro al más joven— Es mínimo cinco años mayor que tú.— acercándose lentamente, murmuró algo que no fue escuchado por los otros dos— Entiendo lo que dices pero, ¿Por qué no con alguien de tu edad? Alguien que experimente igual que tú.

—Ji Yong... — la mirada suplicante y los labios temblorosos, terminaron por derrotar al bailarín, quien negó bruscamente.

—¿A quién engaño?— rio sin ganas— No servirá nada de lo que diga, ¿No es así?— suspiró— Tan solo, toma las cosas con calma. ¿Sí? No tienes por qué avanzar a ese punto tan rápido.

—Bien. — espetó, mordiéndose los labios.

—Sabes, yo no quisiera quedarme. Y sé que no querrás irte.— el otro negó— Pediré a Rin que cuide de ti y te lleve a casa. ¿Sí?

—Gracias.— sonrió enormemente, lanzándose a los brazos del mayor.

—No hagas algo que yo no haría.— murmuró, acariciando los claros cabellos para luego separarse y mirar fijamente a aquel moreno, quién se había mantenido callado— Y tú, cuidado con lo que haces. Si llego a enterarme de que le has hecho algo, te juro que te arrepentirás.

—Entiendo...— alzó ambas manos, en signo de rendición.


Alejándose del lugar, Ji Yong caminó a paso lento, siendo seguido por aquel apuesto pelinegro, quién llevaba las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y se mantenía mirando con respeto a aquel pequeño ser que parecía albergar a una gran fierecilla.

ATYPICAL PRINCESSWhere stories live. Discover now