CAPÍTULO 9

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Aquellos rosados mechones se esparcían descuidados sobre la mullida almohada, mientras el dueño de estos se escondía bajo las delgadas y deshechas sábanas blancas, intentando inútilmente protegerse de los destellos de luz matutinos.

Gruñendo insatisfecho ante sus intentos fallidos, abrió los ojos mientras involuntariamente un bostezo abandonaba sus labios. Estirándose sobre la cama, se talló los ojos con pereza mientras tanteaba el espacio a su costado, esperando encontrar a su hermano pequeño, cosa que no hizo. Frunciendo el ceño, se sentó sobre la cama.

—¿Rí?— le llamó sin obtener respuesta. ¿Acaso no había llegado aún? Profundizando más su ceño, tomó su teléfono de la mesa de noche y marcó su mejor amiga, ChaeRin, la cual respondió luego de tres timbres.

'¿Hola? ¿ChaeRin?'

'Ji, hola'— murmuró nerviosa.

'¿No te desperté, cierto?'

'No, como crees'

'¿Pasa algo? Te noto un poco nerviosa'

'Claro que no, como se te ocurre'

'Oh, entonces tienes resaca. ¿Cuántas veces debo decírtelo, Rin? No eres buena bebiendo'— se burló el mayor.

'Sí. Lo sé. Deberías de habérmelo recordado anoche, y también haberme dicho que Ri bebía'

'SeungRi no bebe'— todo atisbo de felicidad desapareció del tono del mayor, alertando a la menor de que había metido la pata y no sólo eso, la pierna entera.

'Sí. Verás, anoche al parecer lo hizo, y mucho'

'¿Al parecer? ¿De qué hablas?'— gruñó— 'ChaeRin, pásame a mi hermano"

'Sí, verás, el asunto es que no sé dónde está'— murmuró temerosa.

Ji Yong se quedó quieto y sin palabras por varios minutos, acrecentando a pasos agigantados el nerviosismo y terror en la rubia, quién desde la habitación en casa de su padre, lugar al que no sabía cómo había ido a parar, esperaba impaciente.

'Haré como si no hubiese escuchado eso, y lo diré de nuevo. Pásame a mi hermano, Lee ChaeRin'

'Lo siento Ji Yong, de verdad no sé dónde está'— suspiró derrotada –'Ni siquiera sé cómo llegué a casa de mis padres. No sé a dónde fue Ri'

'Lo llamaré. ¡Y si no lo encuentro, te juro ChaeRin que te raparé la cabeza!'— sin decir nada más, terminó la llamada.

Respirando con dificultad, estuvo a punto de marcar al teléfono de su hermano pequeño cuando escuchó cómo se abría la puerta de la entrada.

Soltando el aire que ni siquiera sabía que estaba reteniendo, se levantó de la cama con una tranquilidad que no tenía y tomó unos pantaloncillos cortos para cubrirse.

Saliendo de la habitación y aun manteniéndose en silencio, observó a su hermano haciendo lo posible por no hacer ruido. Una parte de él quería reír ante tremenda idiotez, claro, él lo había hecho una vez cuando aún vivía en Jeju, pero al contrario de su hermano, conocía el lugar y estaba seguro de que no pasaría a mayores.

—Llevar las cosas con calma. ¿Te suena de algo?— apenas escuchar la irritada voz, el ojeroso se irguió, sintiendo su sangre helarse.

—Yongie...— murmuró con temor, girándose.

—Nada de Yongie, Seung Hyun.— gruñó— Ni siquiera voy a preguntar dónde estabas.— cruzándose de brazos, se acercó al más joven— Anoche, te dije claramente que te quedarías en la maldita fiesta bajo el cargo de ChaeRin. Sí, fue estupidez mía, lo admito, pero creí que eras maduro.

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