CAPÍTULO FINAL

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Capítulo Final

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Nunca había sentido la necesidad de gritar y saltar con euforia, o por lo menos no hasta ese momento. Nervioso, observó cómo el ligero vapor se desprendía de entre sus labios y empañaba el cristal de la ventanilla del taxi que había pedido desde casa.

Sabía que era tarde, sin embargo, apenas unos minutos después de haber leído aquel mensaje, había decidido que no había tiempo que perder. El asunto con su hermano le había dejado una dura lección. La vida está formada por pequeños y especiales momentos.

Luego de que el transporte lo dejara frente a una majestuosa propiedad, y por supuesto, haber pagado lo correspondiente, Ji Yong bajó del automóvil y caminó hasta el pequeño monitor incrustado en una de las columnas a un costado del portón de hierro. Mientras esperaba que el alto y fornido hombre de la caseta de vigilancia abriera para él, no pudo evitar mordisquearse los labios nerviosamente. Sabía que lo que estaba a punto de hacer lo cambiaría todo, y por supuesto, estaba dispuesto a afrontarlo. Sonriendo, anduvo con un andar decidido, incluso tuvo que controlarse a sí mismo de ir dando pequeños saltos infantiles.

El extenso jardín parecía mucho más hermoso que las otras veces que había estado en el lugar; incluso podía jurar que la luna estaba brillando más que cualquier otra noche. Sacudiendo la cabeza ante semejantes pensamientos, apresuró el paso. Apenas tuvo la oportunidad de llegar al pórtico, cuando una de las puertas de madera se abrió, dejando ante él a un espléndido hombre de piel bronceada, vistiendo nada más que un holgado pantalón deportivo, dejando al descubierto aquella tableta de seis paquetes que tantas veces se había dado el gusto ya, de lamer por horas. Agudizando la mirada, apreció aquel amplio dibujo en tinta negra que cubría gran parte del brazo y costado del hombre.

Ni siquiera fue necesario que dijese nada, simplemente se apresuró y se estrelló contra la dura pared de músculos. Instantes bastaron para que sintiera los gruesos brazos de su amante rodeándole con ansia, como si no pudiese creer que estuviese allí, y temiera que fuese una ilusión que desaparecería en cualquier momento. Respirando temblorosamente, sintió cómo aquellos labios de seda masajeaban la tierna piel de su cuello, al mismo tiempo en que las grandes y callosas manos se escabullían al interior de su delgada sudadera.

—¿Cómo sabías que vendría?— murmuró cautelosamente el más bajo, sintiendo los cortos besos de aleteo de mariposa.

—No lo sabía, pero recuerda que entraste a mi casa y el hombre de seguridad me reporta directamente.— separándose, le mostró una ligera sonrisa.

—¿No te da curiosidad el saber qué hago aquí?

—Me hago una idea al respecto...— señaló mientras sus gruesos y largos dedos apartaban algunos mechones de cabello de la frente del bailarín— Sin embargo, quiero escucharlo de tus labios. Quiero escuchar la razón por la que estás aquí.

—No soy bueno en esto.— sonrió tensamente— Pero eso ya lo sabes. A pesar de eso, estoy seguro de que debo ser yo quien dé el paso esta vez. Todo lo que ha pasado. Lo que hemos hecho y dicho, absolutamente todo, me ha dado en qué pensar. — sus ojos se tambalearon de un lado a otro, mientras su cuerpo se hacía cada vez más consciente del frío de la noche— Y cada vez que lo hago, no puedo evitar que la idea de que quiero en verdad compartir mi vida contigo, venga a mi cabeza.

—Cariño...— Ji Yong le silenció colocando uno de sus largos dedos sobre los labios de Seung Hyun.

—Es apresurado, es una completa locura y me asusta, sin embargo, no quiero dejar pasar más tiempo.— bajado la mirada, balbuceó durante unos segundos antes de volver a encontrar los ojos contrarios— Sí quiero estar contigo. Quiero que seamos tú y yo. Quiero tenerte, y que me tengas.

ATYPICAL PRINCESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora