Capítulo 9

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Me quedé ahí parada, estática, alrededor de diez minutos. Me costaba asimilar todo lo que había pasado. ¿Realmente Cynthia me había besado? ¿No fue un sueño?

Una lluvia repentina cayó sobre mí, disipando esa teoría. En serio había pasado. Al instante una sonrisa se dibujó en mis labios.

-¡Jane! Estás empapada, ¿por qué sonríes tanto?

-Eh... ¿Por qué no sonreír? Siempre es momento oportuno para estar feliz, Paulie.

-Qué positiva.-rió y me abrazó de la cintura.-Los chicos están por irse, despídete y ve a cambiarte. ¿Sí?

Saludé afectuosamente a todos, y otra vez dejé a Cyn para el final.

-Gracias por tan increíble regalo.-Susurré en su oído y sentí que se estremeció.

-D-de nada...

Su sonrojo era tan tierno. Me daban ganas de...No sé. Cualquier cosa sería ideal si estuviera con ella.

Todos se fueron y la casa quedó en silencio. Subí al cuarto y me quité el vestido mojado y entré al baño a darme una ducha caliente. No dejaba de pensar en Cynthia. ¿Estará bien? ¿Me extrañará? Ay, que exagerada soy...Sólo fue un beso...

Bien, bien. Fue el mejor beso que me han dado en toda mi vida.

-Janie.-La canturriada voz de Paul llegó a mis oídos. No ahora, por favor...

-¿Sí?

-Falta tu otro regalo... ¿Puedo pasar?

-Em...No.

-¿Por qué?

-Estoy cansada para eso hoy...La reunión fue agotadora. Además dormí poco y en un cementerio, no estaba muy cómoda.

Suspiró.-Está bien...Iré a tomar una taza de té. Acompáñame cuando termines, necesito hablar contigo.

Esas palabras me inquietaron. ¿A quién no lo harían? ¡No hay nada peor que esas tres palabras que se clavan en tu mente como estacas!

-E-está bien...

Sentí sus pasos alejarse y terminé mi baño lo más rápido que pude. No mentía cuando decía que estaba cansada, y cuanto antes habláramos lo que fuera que quería hablar, antes estaría en mi cama.

Me puse el pijama y una bata encima. Bajé las escaleras y vi a Paul sentado en la mesa, con una taza humeante frente a él. Miraba a la nada, pensando en quién sabe qué.

Volteó a verme. No sonrió. No hizo ningún gesto. Su cara permaneció igual. Cansada, con un toque de seriedad y tristeza.

-¿Qué sucede?-Me senté frente a él y acaricié su mano. Rechazó el contacto y comenzó a entrelazar sus propias manos una y otra vez, y de vez en cuando se tocaba la oreja, como hacía siempre que estaba nervioso.

-¿Qué te regaló Cyn?

Sonrió. Pero su sonrisa era falsa. Quería que pensara que todo estaba bien, aunque supiera que no era así.

-Eh...Pues...Dijo que me daría un vestido. Aún no lo tenía, quería que lo eligiera yo misma...Además...

-Jane.-sus ojos se clavaron en los míos. Estaban cristalizados.-Lo sé todo, no insistas en ocultarlo más.

Sentí que se me oprimió el corazón. ¿Lo sabe? ¿Cómo? ¿Acaso soy tan obvia? ¡Diablos!

-A... ¿a qué te refieres?

-Sé que te gusta Cynthia. Sé que le gustas. También sé que te besó ahí afuera.

-P-Paul...Yo...


Esperaba cualquier reacción. Gritos, insultos, incluso una bofetada. Pero no me esperaba lo que dijo a continuación.


-Siempre lo supe. Desde que te conocí supe que tenías algo diferente. Cuando supe lo que era, creí que tal vez podría hacerte cambiar...Pero poco tiempo después supe que estaba equivocado.



Ahora vendría algún comentario como "No quiero volver a verte, ¡no puedo creer que seas lesbiana!"

Otra vez me sorprendió.



-Quiero que seas feliz, al lado de quien sea. No estoy molesto ¿sabes? Al contrario...Me siento inexplicablemente bien. Hablaremos con Brian mañana y le explicaremos todo. Cada uno deberá hacer su camino. ¿No crees?

Mis mejillas parecieron incendiarse. Sentía mucha vergüenza, temor, tristeza...Una mezcla de emociones. Tenía tanto que decir, pero simplemente las palabras no salían de mis labios. Lo único que pude decir fueron dos palabras apagadas.

-Lo siento...

-No tienes por qué. Son cosas que pasan, no es tu culpa. Ni siquiera es un problema ¿sabes? Todos tenemos derecho a amar a quien nos plazca. Serás feliz con Cynthia, y yo...Bueno, con alguien.-Rió.

Me invadieron ganas de abrazarlo, y lo hice.

-Gracias, Paul...Gracias en serio.

Mi voz sonó quebrada. Oh, Dios... ¿Tan sensible soy?

-De nada, Jane...Quiero lo mejor para ti.

Dormimos juntos, pero algo distanciados. Sus palabras me habían alegrado en un punto...Aunque también me pareció extraña su actitud. ¿Cómo pudo tomarlo tan bien?

.-.-.-.--.-

-De ninguna manera.

-Pero Brian...

-Lo siento. No pueden separarse. ¿Cómo se lo explicarían a la prensa?

-Inventaremos algo...Discusiones o algo así.

-Eso empeoraría las cosas, porque comenzarán a preguntar sobre las supuestas peleas.

-¡Pero Brian!

-¡He dicho que no!

Paul y yo mantuvimos silencio, y Epstein volvió a hablar, más calmado.

-Jane, entiendo lo que pasa. En serio, lo sabes. Solo...Finjan que siguen juntos. Entre ustedes ya no hay más que amistad ¿cierto?

-Cierto...

-Manténgalo así, pero actúen como antes de esto frente a los periodistas.

-Está bien...

La reunión no salió como esperaba. Esa noche Paul durmió en el sofá, aunque insistí en que no era necesario. La cama se sintió abismalmente grande y vacía.

Pero sabía que los chicos irían de gira en dos días.

Y ya no estaría sola en esa cama, pues Cynthia me acompañaría. 

Would You Let Me Love You?Where stories live. Discover now