Carta

42 4 0
                                    

Lo que pasó conmigo es que me enamoré de la persona que no me amó, y viví creyendo que podía amarme si daba de mí lo mejor. Cuando le conocí, creí que tenía el mismo deseo de tener en la vida un amor como el que estábamos teniendo en ese momento, y por eso me fui buscando maneras de volver cada que ella me dejaba.
Estaba teniendo la mejor de mis etapas porque experimente muchas cosas nuevas que ella me ofrecía, y comencé a imaginar una vida a su lado y con ello creció un anhelo que se convirtió en un deseo en mi vida.
Me vi maravillado por su hermosura, y aunque sé que esto no te interesa, lo expongo porque es parte de lo que me mantenía sujeto voluntariamente a ella.
Al verte, mis sentimientos expresaron mil formas de hacerme saber que me estabas atrapando, y comencé a ser tuyo desde ese momento. De pronto comencé a sentir la indiferencia que ella más y más expresaba hacia mí, mientras que tu sonrisa se llevaba cada suspiro de mí, y qué decir de tu aroma que comenzaba a formar parte de mis cosas favoritas. ¿Que por qué inicié esta carta así? Porque no me sé expresar la forma tan mágica en la que fuiste reemplazando sentimientos unos con otros hasta darme motivos para buscarte y de sufrir al no tenerte.
Eres la viva imagen de una mujer que puede cambiar al mundo con tan sólo dejar escuchar la dulce voz que dejas que acaricie al viento. Una vez mientras estabas mirando la fachada del templo y me contabas sobre quienes la habían fundado, me prometí estar siempre a tu lado o al menos si no lo estuviese, procurar que algunas cosas te salieran bien. Ha pasado el tiempo y éste seguirá su trayectoria, y lo que tú haz dejado en mi corazón me sigue motivando a suspirar y a dedicarte aquellos paisajes que no ves; me sigue dando aquellas ganas de volverte mía hasta beber juntos el primer café... (Que por cierto, cada que bebo café me acuerdo de ti).

No sé qué es lo que valla a pasar después, no sé si pasaremos juntos esta vida perpetua. Te soy sincero, tengo miedo de perderte porque estaré saboreando una vida amarga, no creerías lo mucho que te echaría de menos, y lo digo con estás palabras porque es mi alma la que está expresándose. Le tengo miedo al tiempo, y tú me dices que no le tema, que lo deje fluir, pero tengo miedo de equivocarme y no tener alternativas para volver. Por si sí o si no, le he pedido un deseo a la Luna para que siempre me mantenga cerca de ti aún a pesar de que exista una distancia, o un obstáculo que no pueda derribar. No me importa cuál sea la forma de mantenerme unido a ti.
Si esta carta trasciende el tiempo y si la llegas a leer, ojalá sea acompañada de un café y con uno de esos días lluviosos, porque es cuando más te necesito a mi lado.

Siempre tuyo...

Nunca Es Tarde Para Llegar A Tiempo (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora