Nunca, nadie será superior

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Hay vidas que se disipan con el ligero viento de una brisa, no somos nada. El universo es extenso, enorme, vulgarmente gigantesco, nos aplasta, nos comprime y nos vuelve nada. El comienzo de un nuevo día es la culminación de sí mismo, se acepta cual condición es dar a la vida un último número significativo de luz en un atardecer que debe ser hermoso, y valla que lo es. Vivimos la muerte así como vivimos la vida, como bebemos el agua de nuestras copas, como alimentamos cada sueño, así vivimos la muerte y no nos damos cuenta. Hay una pausa en nuestra respiración al inhalar y llenar nuestros pulmones por completo en la que en un micro segundo no hay nada, todo se queda suspendido como en el espacio, y es ahí la decisión de la vida y la muerte en un juego lleno de seriedad en el que te ponen frente a una decisión que puede dar un giro drástico a todo el universo: «vivir» y seguir alterando el espacio-tiempo, seguir encajando entre las piezas y seguir dejando tu huella dándole continuación a las que vas dejando atrás. «morir» y poner todo en pausa, desaparecer en la nada y dejar un espacio libre para un nuevo ser que rellene ese hueco y mantener el equilibrio del espacio-tiempo, y dejar de alterar con tus decisiones el universo entero.
Inhalar (...) exhalar, y entre ese espacio libre entre inhalar y tres puntos y exhalar, está tu vida y tu muerte.
Entonces vivir es un arte, morir también. Vives y mueres y todo se basa en micro segundos tres puntos, inhalas y podrías ya no exhalar, exhalas y no podrías inhalar. ¿Te das cuenta de lo poco que vales cuándo se trata de una insignificante decisión de micro segundos y tres puntos? ¿Te das cuenta de tu grandeza ante la inmensidad del universo y cientas  y miles de estrellas distantes ocupando un lugar preciso en el espacio-tiempo?

El ser humano es un chiste filosófico que la mayoría de los que van en busca de respuestas y los 94.99% de personas que sólo ven su vida como un cuenco de mierda sin sentido y mueren sin vivir, precisan que tienen el derecho de ejercer una cierta autoridad superior ante otro ser y que incluso hay un ser supremo para todos que perdona las acciones de autoridad y crimen que la gente comete a cada instante, de modo en que habiendo un ser supremo a otro, se justifica la muerte y las fechorías aberrantes que un ser insignificante lleno de un miedo terrible hacia la misma muerte, puede cometer cualquier acto ruin y asqueroso que su sed de conocimiento y experiencia pida recibir para así encontrar un sentido y un lugar en este lugar llamado vida, se justifique con un Dios.
Mis palabras, ¡Maldigo al ser que no tenga corazón, y que en su mente sólo exista un justificante superior para cada acto cometido en su patética vida! Ojalá Dios nunca se distraiga y esté observando todo, porque hasta yo soy un ser justificando algo con alguien superior a mí.

Nunca Es Tarde Para Llegar A Tiempo (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora