CAPÍTULO 4: RECHAZADA

21.9K 1.5K 115
                                    

If I lose myself — OneRepublic

Rechazada

Pero era muy bueno para ser verdad.

Porque de pronto Reece se había detenido bruscamente y, girándose hacia ella, empezó a peinarse el cabello decididamente, arreglándose la camisa como si acabara de ver a alguien sumamente importante. Amy de todas maneras no supo lo que sucedió hasta que suaves pisadas llegaron a sus oídos.

Y si antes estaba nerviosa por Jackson, ahora sentía a punto de desmayarse allí mismo cuando la imagen de Ariel abarcó su campo de visión totalmente. Su respiración quedó atascada en la garganta, las pulsaciones tan aceleradas que parecía estarse sumergiendo en una terrible corriente de adrenalina insaciable.

Amy Donovan mpalideció aún más, asustada a más no poder y alejándose al menos a tres largas zancadas de allí cuando la pelirroja se colocó al lado de Reece, cuando se pudo de cuclillas y le dio un largo beso en la mejilla a Wood. La misma chica que se divertía haciéndole daño estaba delante suyo y Amy no podía sentirse menos insignificante e inútil. Su cuerpo no reaccionaba para otra cosa que no fuera temblar ligeramente y, al mismo tiempo, ponerse rígido, atento a cualquier movimiento. No podía jamás evitarse sentirse así cuando ella estaba cerca, cuando la miraba con tanto desprecio en su metro setenta y cinco que parecía capaz de desaparecerla de un solo golpe. La odiaba incluso más que a Jackson, le tenía tanto rencor que no dudaría en responderle con una dolorosa patada, si fuese capaz. Estuvo entre demasiado molesta al ver a Reece sonreír con coquetería, respondiéndole el saludo con un beso en la comisura de los labios que la hizo soltar un gruñido furioso por lo bajo.

Hasta qué la miró.

—Vaya... —rió la pelirroja, barriéndola con la mirada, aún colgada del cuello del muchacho—. ¿Tu nueva mascota?

Reece pareció estar a punto de soltar un comentario mordaz, al menos así le pareció a juzgar por la sonrisa cargada de burla, cuando se detuvo abruptamente.

—No, solo me pedía la hora. Ya se iba —respondió tajante.

Entonces todas las energías y dosis de valentía que le quedaron terminaron por drenarse de su cuerpo al oírle, su pecho desinflándose al asimilar que estaba dejándola plantada por la misma Ariel. Que, ademas, estaba negándola nuevamente.

—Creí que...

"Íbamos a empezar con el estúpido cambio"

Reece, sin embargo, y muy veloz, le cortó en media oración antes de que al menos pudiera terminar por delatarlo frente a su nueva conquista.

—Nada, no creíste nada, Amy. Ahora déjanos a solas —espetó antes de fijar toda su atención en la pelirroja que tenía removiéndose bajo el regazo.

Asqueroso

Pero aquello fue aún más que suficiente para que la furia la invadiera de pies a cabeza. Su puño se cerró y sus labios se fruncieron con dolor, toda ella golpeándose por dentro ante aquel apelativo.

Aveces ella simplemente era algo impulsiva.

Por eso no dudo ni lo pensó ni un segundo en ir y empujarlo con fuerza, denotando todas sus energías, no pocas, cuando lo hizo retroceder de tal manera que casi tropezó sí Ariel no lo sujetaba. Entonces un alarido desgarrador brotó de sus labios entonces, sus ojos se abrieron en dolorosa desmesura cuando sintió que retorcían su brazo de tal manera que pudo haber jurado que se lo arrancharían. Le dolió tanto que sus ojos se humedecieron no solo de rabia.

—Ariel, suéltala —espetó Reece lentamente—. Suéltala ya, no te metas en esto, preciosa.

"Preciosa"

Su dulce debilidad ©Where stories live. Discover now