CAPITULO 35: RECUPERARLA

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¿Celoso?

Reece iba a recuperarla, y así sería. En una de aquellas fiestas nocturnas que Bradford hacía en su pequeño paraíso veraniego, le fue demasiado conveniente que Hunter tuviese que volver con Tay a la ciudad por asuntos personales. Todos lo pasaban increíble, la música y el caos juvenil le recordó como un golpe doloroso aquellos viejos días en los que solía divertirse con Amy Donovan hasta caer rendido.

La buscó esa noche.

Pensó en ese momento que desaprovechar una oportunidad como aquella sería lo más ridículo que pudiese hacer. Habían jóvenes guapas y muchachos que sabían divertirse tanto como él. Pero verla bailando a metros de distancia con sus amigas, sonriendo y moviendo las caderas suavemente, le arrancó un pequeño suspiro de nostalgia.

Tenerla solo para él le había parecido en algún momento lo más fácil del mundo. Había estado meses atrás tan convencido de que ella interesada sólo en él como para preocuparse en cómo cortejarla y enamorarla. Eso había sido lo de menos hasta entonces.

Sintió la necesidad de beber más y de tener aquella intensa sensación de su garganta ardiendo, algo que calmase sus sentidos y despertara en él esa valentía para al menos atreverse a hablarle sin sentirse miserable. No fue uno, fueron dos, tres y cuatro tragos más cuando se dijo que era demasiado cobarde e incluso estúpido como para temer a Amy.

¿Qué jodidos perdía?

Se acercó al grupo de muchachas entre bailes e intercambios cortos de palabras, sonriente y fingiendo que había llegado a ellas de casualidad.

—¿La pasas bien? —Le preguntó al oído para que, según Reece, pudiera oírle fuerte y claro.

Amy giró, tan hermosa y perfecta para él, con una sonrisa en los labios. Lucía emocionada y alegre, disfrutando de aquel momento sin presiones ni tristezas. Lucía tan feliz que deseó entonces ser la causa de aquella sonrisa.

—¡Claro! —Giró levemente y sonrió a su par de amigas que la miraban curiosas—. Reece, ella es Claire y Jessica.

Sus ojos se abrieron sobre la embriaguez y apuntó a Jessica Blair con un par de dedos entre sonrisas bobas.

—¡Hey, yo te conozco!

La muchacha, cuyas reacciones apenas notó por su estado, compuso una mueca de clara incomodidad que hizo reír a las demás.

—No lo creo.

—Claro que sí, Tay... -movió la mano en el aire como si aquello careciera de importancia—. Da igual.

Murmuraron, gritaron y rieron. Bailaron, Reece se fue y regresó a ellas variadas veces. Y de pronto, sin tener una idea de cómo, se había quedado únicamente con Amy. Así que allí estaban ahora, afuera de la bulliciosa fiesta y sentados en el jardín con cansancio. Él estaba, apenas un poco, ido por el alcohol. Pero Amy no podía lucir más radiante y estupenda de lo que ya estaba.

—Y dime, ¿qué tal todo con Hunter?

Su pecho dolió y su corazón pareció crujir ardiente cuando recibió la calurosa sonrisa de Amy.

—No podría estar mejor.

Y eso le molestó tanto como le dolió. Le molestaba oírla tan enamorada y cantando perfección cuando estaba seguro de que ella no conocía a Hunter como debiera. No tenía idea de nada, era todo grandioso y perfecto entre aquel par.

—Eso es bueno —escupió sin poder evitarlo—. Es bueno que no seas celosa y que no haya secretos entre ustedes.

Amy lo afirmó sonriente.

Su dulce debilidad ©Where stories live. Discover now