STARDUST [Loki x Oc]

Capítulo # 6: Un ángel.

La pregunta fue formulada de la manera más sencilla que pudo, sabía que nadie en aquel lugar tenía habilidades o poderes a excepción de unos pocos que participaban con los vengadores o en contra de ellos. La observo altivo, desde su balcón, ella parecía contrariada, necesitaba sentir suelo bajo sus pies para que sus nervios lograran estabilizarse un poco.

—¡Thomas! –Gritaba la rubia con lágrimas en los ojos, sus manos no soportarían más su peso— ¡Ayúdame!

—¡¿Qué eres?! –Volvió a exigir.

Aquella mujer no le daba confianza. Siempre detrás de él, siguiendo sus pasos, como si estuviese vigilándolo.

¿Era eso? ¿Ella era una guerrera enviada de Asgard a vigilarlo?

Acerco su rostro al de ella y ella aprovecho para tomarlo por el cuello, necesitaba salir de esa desesperante situación y él no parecía tener la intención de ayudarla, esa manera tan ingenua de creerse a salvo le robo una sonrisa al dios.

—Tú sabes quién soy, lo veo en el miedo que muestran tus ojos –ella no comprendía en realidad lo que el dios decía pero él estaba seguro de que aquella incertidumbre que mostraba su mirada no era más que un engaño— No puedes mentirme, no lo intentes, aunque... Debo de admitir que lo haces muy bien.

—Thomas por favor... ¡Ayúdame!... ¡¿De qué estás hablando?! –comenzaba a creer que el hombre había enloquecido y por eso su actitud.

—No mientas, dime pequeña zorra ¿Quién te envió?

Los labios de Alexa se abrieron un poco pero no podía formular ninguna pregunta, él comenzaba a tratarla con odio y frialdad.

—Thomas...

—¡No me llames así! ¡Dime por mi nombre! –le exigió haciendo temblar su delicado cuerpo.

—No se tu nombre, tu dijiste que te llamabas...

—¡Yo soy Loki de Jotumhein! —le susurro cerca de los labios, la chica abrió sus ojos con terror, como si aquello fuese una pesadilla y él prosiguió— Y te exijo ahora mismo que me sueltes y aceptes tu destino.

Aquello su cerebro lo tomo como una orden inmediata, algo que no podía ignorar. Loki sentía en ese agarre la magia fluir de ambos cuerpos, cosa que solo ocurría con un simple contacto de ella. Sus pálidas manos se soltaron sin pensarlo y el grito ahogado de su garganta lo regreso a la realidad. Ella prácticamente se había lanzado al abismo del edificio. La rapidez con la que extendió su mano le sorprendió, y el roce de sus dulces ojos azules con los verdes de él le contrario.

La alzo colocándola en su terraza, ella se lanzo al piso con lágrimas en los ojos, había sufrido un terrible susto y eso le gustaba al dios. Ella era suya por el simple hecho de haberle salvado la vida.

—Eres mía y solo mía ¿Lo entiendes? –Le susurro cerca al oído, ella levanto la vista para mirarlo— Eres mi esclava y harás lo que yo te pida.

—No puedes hacerme eso...

—Dijiste que si te salvaba la vida harías lo que fuera, eso es lo que pido. Se mi esclava... O te regreso a dónde estabas... –amenazo el dios mientras rosaba con sus pálidas manos aquel cabello castaño— No te hare daño, al menos no mucho.

Con una fuerza descomunal que solo ella lograba activar la tomo del cuello alzándola hasta acercarla al borde del balcón, justo por fuera de él casi dejándola a la merced de sus deseos por dejarla caer, la chica movía sus pies con insistencia y con sus manos aruñaba las manos de él en busca de soltar el agarre sin saber a dónde caería pero esas diminutas heridas solo complacían al dios que sentía el poder fluir de su cuerpo gracias a esa diminuta mortal.

—Toca para mí –Le pidió de forma suave, ella soltó lágrimas sin entender lo que él quería— Cada noche he oído tus melodías, quiero que toques una para mí.

La acerco de nuevo al interior de su balcón liberándola de su agarre no sin antes aparecer en su mano una flauta. Ni el mismo podía creerlo, al tocarla sus poderes eran liberados. ¿Odín sabría eso? Esperaba que no, porque con ella a su lado lograría cumplir sus amenazas.

Ella tomo con miedo el instrumento y haciendo uso de su razón lo llevo a sus labios, comenzando a tocar una melodía angustiante, quizás como se sentía ella en ese momento. Loki se sentó en el borde de su balcón, escuchando con placer aquella simbólica melodía mientras ella había cerrado sus ojos dejando que el viento de sus pulmones y sus labios hicieran lo suyo sobre aquel objeto.

Y esa simple imagen fue suficiente para él, un deseo descomunal visito su ausente corazón y toco a la puerta intentando invocar aquello que no merecía. Se levanto molesto por la sensación y entro a su habitación, dio varias vueltas en ella recordando momentos de su infancia al lado de Frigga y reacciono como debía. Lanzo cada objeto de su cuarto por todo el lugar, odiaba sentirse así, frustrado y burlado. Hasta el mismo Heimdall debía estar burlándose de su situación.

La melodía se había detenido y él ni siquiera lo había notado, Alexa estaba observando con gran preocupación todo el espectáculo que él ofrecía.

—¡Lárgate! –Dijo gruñendo mientras tiraba a un lado la mesa donde yacían en claves todas sus ideas de escapes— ¿No me has escuchado? ¡Te ordeno que te largues!

Ella hizo un suave movimiento, camino hacia la puerta pasando por detrás de su cuerpo, la quería lejos o no sería capaz de garantizarle un estado estable y seguro pero ella no se fue. Ella lo rodeo con sus delgadas manos desde su espalda. Su pecho dejo de moverse por un instante, la respiración y los latidos se ausentaron en esa fracción de tiempo donde él apenas y analizaba la situación.

¿Lo había abrazado?

¿Porque?

—No te hagas esto... —susurro ella atrás de él, aferrándose a su cintura con fuerza, la diferencia de estatura era mucha.

—Suéltame... —gruño con enojo, no podía creer que esa mortal hiciera eso, tampoco comprendía porque ella le transmitía tantas sensaciones extrañas— ¿Eres una hechicera?

—Soy hija de un caído —Loki sintió curiosidad ante aquella frase y dejo que ella siguiera hablando— Ni yo misma se lo que soy, jamás había tenidos poderes, solo mi hermana la cual tiene la capacidad de ver las auras de los demás.

—¿Qué es un caído? —él quería saber más de ella, si no tenía ninguna habilidad como lograba romper el hechizo de Odín.

—Un ángel... Que fue desterrado del cielo.