Capítulo # 8: El mensaje.

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—¡Loki! –el rubio no daba crédito a lo que escuchaba de su hermano, reconocía la maldad que había en su interior pero había creído en un cambio positivo por parte de él.

—¡¿Qué?! —exclamo exasperado el menor— Estoy cansado de todos ustedes, solo lárguense y déjenme en paz —se dio la vuelta con la intención de irse pero se detuvo para remarcar su autoridad y pertenencia— Alexa es mía y ni esa mujer, tú u Odín podrán arrebatármela.

Salió del sitio hacia su habitación, escuchando los gritos de la mujer y los intentos de Thor por calmarla, la insistencia por parte de su hermano duro más de una hora, pero ni por eso le abrió la puerta. Se sentó al lado de la cama a observarla a ella, solo a ella y nuevamente nació en su mente el deseo de huir del lugar, estaba tan perdido en lo que quería o debía hacer que cuando se percato de aquella presencia era demasiado tarde.

Una luz de muchos colores ilumino toda su habitación y seguido de eso un temblor en su piso rectificó lo que ya sospechaba. Salió al balcón donde se hayo con el padre de todo, este le miraba con molestia pero no le importo.

—¿Qué haces aquí? ¿Te molesto lo que dije hace un rato? Porque déjame decirte que no me interesan tus sentimientos al respecto de mis decisiones –la voz de Loki sonaba angustiada.

Temía ser llevado de regreso y no volver a ver aquellos ojos azulados.

—He venido a advertirte Loki que no he intervenido porque en los deseos de ella está el recibir todo el daño que tú puedas ocasionarle a la humanidad, pero si fallece... –miro hacia el interior de la habitación donde la de cabello castaño comenzaba a despertar— La muerte será tu condena, ni Frigga podrá evitarlo.

—Te hubieras ahorrado los problemas si me hubieras matado antes, ahora es muy tarde –la arrogancia era parte de aquel dios.

—Aún no es tarde, Frigga lo ha visto –Loki alzo una de sus cejas— La redención solo es efectiva cuando se muere en alma y renaces en espíritu.

Desapareció en medio de aquella luz característica del bifrost dejando en silencio todo el dormitorio, Loki quedo agitado ante aquellas palabras. Un mensaje de su madre, eso fue lo que le trajo Odín, y debía de ser muy importante para que fuese el mismo padre de todo quien se lo dijera.

¿Morir en alma? ¿Renacer en espíritu?

¿Qué quería decirle su madre con ese mensaje?

...

Una suave melodía llegó a sus oídos, supo a quien le pertenecía y adoraba despertar así, acompañado por la música creada por esa flauta donde su vecina posaba los labios creando las más bellas notas jamás escuchadas.

Las sabanas cayeron al suelo y cuando se puso de pie, la espalda se cubrió de una mata de cabello azabache. No había nadie en ese cuarto que pudiera admirar la belleza del dios, el cual había sido degradado a eso, un mortal. Pero tenía en mente un plan y podía casi saborear la gloria con él. Poco a poco dejo que una sonrisa se estableciera en su rostro y cerró sus ojos escuchando tan melancólica melodía, podría no tener poderes en ese instante pero seguía siendo igual de inteligente que antes, solo le bastaba una sola cosa para lograr su cometido, aunque Odín lo creyera incapaz de hacerlo.

Loki -ahora Thomas para Midgard- sé vistió y caminó por los amplios pasillos de su reinado -aquel silencioso edificio- en la búsqueda de aquella cosa que le recordaba la calidez humana, la que una vez también aprecio y que ahora decía odiar por simple orgullo.

Llegó hasta la terraza y en lo más alto del lugar la observó.

Alexa.

Estaba con los ojos cerrados, se dedicaba a liberar las notas prisioneras, desde lo más profundo de su alma, en ellas iban impregnados sus sentimientos. Y tal vez por esa razón la melodía era tan triste. El dios se atrevió a acercarse más y la chica abrió sus ojos.

—Señor —se sorprendió—, lo siento —no había notado la presencia de su amo. Había sido un error ponerse a tocar cerca de su apartamento y temía que viniera a reprenderla.

—No lo sientas, Alexa... —dijo Loki acercándose a la chica— sigue —. Alexa continuó con la melodía, cada vez más parca. Con cada paso del dios, la melodía se tornaba más y más triste... pero bella al fin.

—Señor... —murmuró la castaña cuando la tomó de la barbilla.

—Maldigo esta flauta... tiene el privilegio de conocer tus labios –Para ella él siempre hablaba como si perteneciera a otro mundo, a otra dimensión, como si él fuera tan viejo como la edad de la tierra, y no se equivocaba del todo.

Alexa cerró los ojos como si así pudiera evitar el dolor. Conocía su lugar y por eso sabía que no era bueno escucharle hablar así. Desde que él llego a ese sitio se mostro distante a todos, superior a ellos a pesar de su actual posición e incluso casi nunca salía de su hogar, hasta que ella con sus buenas intenciones toco a su puerta ofreciéndole su amistad y disposición. Ella noto el extraño brillar en los ojos de aquel hombre, era como si no se esperara aquel trato de nadie, por más que intento pasar desapercibido, ella no ignoro su presencia. Con el pasar de los días formaron una extraña relación, no sabía porque aceptaba su presencia pero le era cómodo no estar tan solo en aquel lugar y así poco a poco se fue acostumbrado a sus parloteos y ella a su silencio. Sin embargo ahora que se conocían más le era reconfortante oírlo. Cada día que pasaba, era menos tolerante, cada día que transcurría, era más doloroso escucharle soltar palabras de ese estilo y no sabía si él lo hacía a propósito.

—Señor... no... —rogó Alexa con un nudo en la garganta.

Quiso mantener sus ojos cerrados, sobre todo cuando sintió el rostro de aquel hombre tan cerca del suyo. Ambos conocían sus pensamientos, era estúpido seguirlos escondiendo.

—Ven conmigo —ordenó Loki tomando cierta distancia—; deseo que toques para mí.

Ella dudó, pero no podía decirle que no, no porque él fuera un dios si no por amor.

Porque era un pedido de Loki.

Loki se sentó sobre la cama con una sonrisa de deleite, y es que adoraba la música de la chica, le hacía recordar esos días que compartía con su madre Frigga en aquellos hermosos y silenciosos teatros. Alexa comenzó con la melodía, ahora sí eran notas lúgubres y de infinita melancolía, con cada una de ellas, una lágrima, tan amarga como el corazón del dios caía de sus ojos. No notó, ni notaba el tormento que le causaba saber que su condición de humana era una maldición.

Loki advirtió las lágrimas de su esclava y su corazón amable lloró con ella. Frunció el ceño, confundido, y estiró un brazo para llegar hasta Alexa quien, sorprendida, dejó de tocar.

—Señor... no haga eso por favor... —suplicó, pero el dios del engaño no le hizo caso y la jaló de un brazo para que cayera sobre él. Así se quedaron en silencio, estudiándose con parsimonia.

Siempre el dios fue un hombre de pocas pero trascendentales palabras.

Hipnotizado por esos ojos extraños y cálidos, Loki acarició la mejilla de Alexa. Cuánto dolor y cuánto amor podía sentir en ese instante porque por más que lo negara había caído en los encantos de esa chica, al igual que Thor con su humana, y allí transcendía el primer problema.

Ella pronto moriría.

STARDUST [Loki x Oc]Where stories live. Discover now