STARDUST [Loki x Oc]

Capítulo # 7: Deseos prohibidos.

—¿Un ángel? –Loki no comprendía ese término, jamás lo había usado de hecho creía que solo eran parte de las leyendas humana lo cual le robo una sonrisa— ¿Me tomas el pelo?

—Jamás lo haría amo Loki.

El dios del engaño se soltó de su agarre con molestia y la miro a la cara, nunca imagino que de verdad ella aceptara ser su esclava, luego al ver la seguridad con la que ella lo miraba se acerco a su rostro para intimidarla, cosa que logro al notar como temblaba su cuerpo.

—¿Me temes?

—No –Respondió con lo poco que le quedaba de valentía.

—Deberías hacerlo, no sabes de lo que soy capaz –le susurro una vez que tuvo sus labios cerca.

—Si lo sé, se lo que has hecho –Loki alzo una de sus cejas mientras ella hablaba— Ahora sé lo que eres y quien eres, pero por esa misma razón no te temo.

—He matado a miles de seres...

—Y por dentro te arrepientes de eso –el dios de las mentiras se alejo de su rostro y observo hacia la ventana, por alguna razón sentía que ella lo leía por completo— Estas sufriendo solo, déjeme ayudarlo.

—¿Tú? ¿Una simple humana que ni siquiera fue capaz de salvarse así misma? –se bufo de las palabras de la chica, volvió a acercar sus rostros y ella noto que sus ojos brillaban de la emoción, algo en él estaba aceptando el cambio— Eres una ilusa Alexa.

Nuevamente la tomo del cuello para golpearla contra una pared aprisionándola contra ella, Alexa sentía el aire huir de su interior y no trataba de defenderse, no ahora que podía ver las heridas de ese dios.

—Te enseñare él porque me dicen dios del caos –roso sus labios por el cuello de ella, sintiendo con más fuerza los latidos de ella— Te mostrare él porque soy el dios del engaño –paseo su lengua por ese lugar dejando un camino de saliva hasta su oído en donde nuevamente le susurro- Y también sabrás porque soy el dios de las travesuras.

*

Tan repentino fue su encuentro que ninguno de los dos imaginaria en aquel entonces que sus vidas cambiaria con la presencia del otro. Los meses habían pasado y gracias a la presencia de ella y a su dulce melodía Loki había podido calmar el vacio en su interior. Sus intenciones de huir de aquel mundo habían pasado a un segundo plano, de hecho se había desvanecido de sus pensamientos. No quería admitirlo pero molestar a la chica, ordenarle cosas insignificantes e incluso maltratarla a su modo de ver se había convertido en su pasatiempo favorito.

Ella simbolizaba su fuerza, su poder, su control sobre todas esas cosas que existían en ese reino más sin embargo, comenzaba a sentirse mal con cada lágrima que ella derramaba por su culpa. Le hacía recordar a su madre, alguien que dio todo por él y que aún así daño con sus actos.

Esa noche la escucho tocar en su balcón, le pidió que tocara una canción de cuna para él y así hizo la mujer. Toco hasta altas horas de la noche, durmiéndose en la terraza donde Loki la hayo demacrada. Se veía más delgada e incluso pálida, su cabello ya no danzaba en el viento con gloria y elegancia, ahora más bien se veía derrotado a la fuerza del mismo. La tomo en sus manos y la llevo a su alcoba, la acostó en su cama donde acaricio su rostro con devoción, él la estaba consumiendo, sabía que su constante maltrato e incluso magia la estaban matando.

Después de todo seguía siendo una mortal con algo especial.

—Alexa... —Le susurro suave pero ella no se movió.

No podía creer que la había estado matando poco a poco, ella le mostraba su amor y le parecía terrible que hasta ese instante se diera cuenta de ello.

¿En qué momento ella se había enamorado?

Thor se había mostrado muy animado, ahora iba y venía más seguido a Asgard y le traía regalos de parte de su madre, al parecer creían o tenían esperanzas en que él; el dios de las mentiras, del caos y las travesuras se redimiera de sus actos y de cierta forma lo hacía, comenzaba a ver lo importante que podía ser una vida, insignificante, corta y frágil pero para él se había vuelto importante.

La dejo dormir sin hacerle más daño, cada noche que quería verla sufrir la obligaba a compartir su lecho, tenían sexo salvaje lleno de ira y frustración, observándola sucumbir bajo sus estocadas, sintiéndose más grande por verla pedir clemencia, pero ahora eso le dolía. Ya no quería maltratarla y eso solo significaba una cosa.

Era el momento de alejarse.

Ambos eran un riesgo, ella por su frágil existencia y él por su eterno odio.

Salió a la cocina donde Thor estaba con una rubia de rostro distorsionado, esa mujer al verlo casi corrió a su encuentro, Loki permaneció inmóvil en su lugar mientras el dios del trueno sostenía a la criatura.

—No haga eso por favor Alma, de seguro hay un error –decía un rubio muy confundido.

—¿A qué se debe el escándalo? –pregunto desinteresado el moreno.

—¡Maldito monstruo! ¿En donde esta mi hermana? –exigía la mujer mientras se retorcía en las manos de Thor— Dime Thomas, porque no creas que no me he dado cuenta. Tú la estas lastimando, la has engañado con tu gentileza deplorable y cada día la matas en vida.

—Alexa no está... —Thor quería defender a su hermano.

—La deje tocando en su balcón, y ha desaparecido. ¿En donde la tienes demonio? —Loki forzó en su rostro una sonrisa burlona pero aquel adjetivo le había molestado demasiado.

Ella expresaba que Loki estaba consumiendo a la chica, pero al contrario de eso Thor veía la esperanza de salvar a Loki a través de esa chica. Thor no comprendía porque ella decía que su hermano la lastimaba si al contrario de eso el humor del mentiroso había mejorado a un cien por ciento gracias a ella.

—Está en mi cuarto –Thor le miro algo impresionado y Alma dejo de combatir en sus manos.

—¿Por qué la dañas? –dijo en un susurro la mujer— Es lo único que me queda —pero luego sus movimientos se volvieron más bruscos y su tono de voz se elevo una octava más de lo normal— ¡Ella te ama maldito ignorante! ¡tú solo la rompes con tu falso amor!

—No es falso –al fin lo admitió a voz alta, no quería seguir con esa imagen inútil de dios arrogante y solitario, él la amaba y no le importaba lo que los demás pudieran pensar de eso.

Thor mostro una sonrisa en su rostro, la fortaleza y decisión con la que su hermano expresaba esas palabras le llenaban de gozo su espíritu pero luego todo aquello se fue al abismo de sus malos recuerdos. Loki no podía amar, Loki no debía de enamorarse, Loki no nació para el amor, todo lo que Loki tocaba con su amor se destruía, estaba en su naturaleza autodestructiva.

—¿La amas maldito embustero? Dices que la ama cuando noche tras noche la obligas a estar en tu cuarto, cuando día tras días la humillas, cuando ella misma dice pertenecerte... –la sonrisa de aquel ser hizo presencia en su rostro, al fin sabia el porqué aquella mujer le miraba con tanto odio cada vez que salía de aquel apartamento.

Ella los observaba en silencio, los detallaba a cada instante buscando la manera de separarlos.

Ella temía quedarse sola.

—Tú no la amas, tú crees tener todo el derecho sobre ella —finalizo el ataque de ira un poco hiperventilada y aquello solo le dio satisfacción al dios.

—Lo tengo.