32. -Negación.

6K 460 63
                                    

Comencé a caminar por toda la habitación de un lado para el otro con una mano en la frente ardiendo y la otra en mi cadera, pensando en que esto no me podía estar pasando a mí.

Suspiré parando de caminar para no hacer un hueco en el suelo y relajándome de esto que estaba experimentando porque todas estas nuevas sensaciones eran normales, ¿cierto?

—Sí, Katie, por supuesto es normal—, me respondía mentalmente aunque no muy convencida.

Volví a suspirar cuando sonó la puerta al otro lado y comenzó a abrirse despacio, lo que me dio tiempo de volver a la cama, ponerme el portátil en los muslos y cerrar la página que tenía abierta.

—¿Puedo? —Preguntó Ian sonriendo y asentí.

—Claro. —Bajé la pantalla del ordenador para cerrarlo.

—Es hora de cenar. —Se sentó en el borde de la cama. —Han quedado espaguetis del almuerzo y Josh ha comprado helado esta tarde para el postre. —Asentí.

—Genial, ¿vamos? —Me quité el portátil de encima poniéndolo en la mesa de noche y me senté a su lado.

—¿Estás bien? —Preguntó tomándome por sorpresa.

—¿Qué? Ehm... Sí... Sí, claro, ¿por qué? —Intenté no tartamudear, pensando que se había dado cuenta de mi estado de excitación.

¿Sería cierto lo del olor?

Me había vuelto a lavar y me había vuelto a echar un suave perfume, pero Ian era un hombre y uno adulto, unos años mayor que yo. Cinco o así.

Estaba bastante claro que podía darse cuenta de algo así inmediatamente con solo mirarme o por el color rojo de mi rostro ardiendo de deseo por nuestro amigo.

—Le mandaste un mensaje a Néstor para que fuera a buscarte urgente y subiste muy rápido a la habitación cuando llegaste, ¿qué pasó? —Suspiré aliviada de que no fuera lo que pensaba.

—Un amigo de Abby apareció en la casa, me sentí incómoda y quería salir de ahí. —Una verdad a medias.

—¿Te hizo algo? ¿Estás bien? —Se preocupó y agarrando mis mejillas con suavidad.

—No me hizo nada, tranquilo, estoy bien. —Miré sus labios y luego sus ojos.

¿Por qué con Ian no me sentía como con Néstor?

Ian se había vuelto un buen amigo mío, me cuidaba y se veía que yo le importaba bastante. Eso sin contar que esta era la tercera vez que estábamos así de cerca, tan cerca que podría juntar nuestros labios y...

—¿Qué piensas? —Me preguntó en un murmullo trayéndome de vuelta.

—Nada. —Respondí rápidamente.

—No parecía como nada. ¿Te incomoda que estemos tan cerca? —Negué poniendo las manos sobre sus antebrazos.

—Abby me dijo que ella se besa con chicos con los que no tiene una relación simplemente porque le apetece. —Hablé sin pensar pues, de nuevo, repetí la acción: miré sus labios y luego sus ojos, esos de color avellana que parecían un precioso atardecer.

—¿Qué quieres decir? —Sonrió ligeramente acercándose más y yo tragué un poco de saliva.

—Nada. —Su sonrisa tímida y sus labios hacían un conjunto muy bonito.

—¿Quieres besar a alguien, preciosa mía? —Me preguntó en un murmullo con una un tono algo atrevido, pero sin borrar esa sonrisa y acercándose aún más.

—Sí. —Supuse que pudo percibir el rubor en mis mejillas y el calor que mi cuerpo desprendía, pues sus manos aún seguían ahí, en mi cara.

—¿A quién? —Preguntó de igual forma, pero más curiosa. Estaba tan malditamente tentada a cerrar los ojos y dejar que pasara, pero no lo hice.

Katie.Where stories live. Discover now