2.

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- ¡Pero no es justo! –Grito la joven de cabello rizado a su amiga.

- Ya te lo dije, no hay mas opciones. –Dijo La de cabello azabache, Guardando el resto de su Bento.- Además, Papá no lo haría si no fuera necesario.

- ¡Pero no puedes dejarme aquí sola! ¿Quien va a ser la que me saque de los problemas cuando te vayas? –Pregunto, esta vez con una expresión de tristeza bien actuada.

- Se lo podrías pedir a Aoi.

- El estúpido de mi hermano no va a sacarme de la dirección por golpear al idiota de Sora. –Gruño rodando los ojos.- Venga, Quedate por favor.

- Akira, ya te lo dije, no es mi decisión. –Suspiro la azabache.- Si por mi fuera, me quedara aquí hasta graduarme, pero ya mi padre firmo el contrato ¿Que se le puede hacer?

- Ugh, que molesto. –Akira echó la cabeza para atrás, dando un largo suspiro.- Bueno, al menos podre tenerte aquí un par de semanas antes de que te mudes.

- Por favor, no me hagas hacer algo ilegal, soy muy joven para ir a prisión. –Bromeo.

- ¿Osea que no vendrás a la fiesta de putas y marihuana que armamos? –Akira le siguió el juego

Los demás presentes miraron al dúo un tanto extraño, pero estas solo se dedicaron a reír.

Pronto sonó la campana que anunciaba el regreso a clases, con el cual nuestra protagonista camino directamente a su salón, dejando a su amiga en el salón de al lado.

Y no irse hasta cerciorar de que no se matara a golpes con Damaru-San.

Luego de ello, camino hasta la clase 3-2 y tomo asiento en el centro de el aula.

La clase de esta hora era calculo avanzado, donde se les dio a los estudiantes un par de ecuaciones "Simples", además de ser un trabajo en grupo.

La de cabello azabache se reunió con su grupo de amigos, y entre pequeñas bromas y chistes, unas cuantas confesiones y observaciones por parte del grupo, terminaron esta tarea de forma rápida.

- Señorita Aishi-San. –Llamo la maestra.- ¿Podría venir aquí y resolver esta ecuación?

La mencionada se levantó de su asiento y fue hasta la pizarra y comenzó a resolverla con sus conocimientos básicos.

Al cabo de 7 minutos ya estaba hecha, dejo la tiza a un lado del pizarrón y se dirigió a su asiento, siendo aplaudida por los demás alumnos.

[. . .]

- ¡No escaparas de mi, Pequeña traviesa! –Decía la azabache, corriendo por el patio detrás de su hogar, Persiguiendo a su hermana menor.

La mayor se lanzo contra la pequeña, abrazándola. Ambas terminaron por rodar por el césped y caer boca arriba, mirando al cielo y riendo.

- ¡Otra vez! –Grito la menor con alegría, levantando sus brazos.

- Ayano, debo terminar mis deberes y tu también.–La mayor la cargo en sus brazos.

- Vamos, un rato mas.–Rogó la pequeña.

- No señorita, jugaremos después de hacer los deberes.–La mayor imito un tono grave y serio, bajando a la niña.

- ¡Onee-Chan!

- No te preocupes, si terminamos rápido, podremos jugar.–La mayor le acaricio el cabello

- ¡Venga! Solo un poco más.–La menor hizo un puchero.

- Aya-Chan. . .

- ¡Por favor! –Chillo la niña.- ¡Prometo hacer toda mi tarea! ¡Un rato más!

- Hmm.–Musito la mayor pensando.- Bien.

- ¡Si!

- Pero, deberás de acostarte temprano hoy.–Agrego la Mayor

- ¡Bien! –La pequeña abrazo a su hermana mayor.

El par de hermanas siguió jugando con felicidad y vivacia.

Su padre, quien se hallaba en el segundo piso buscando piezas, se acercó a una ventana y vio a sus niñas jugar juntas, esbozando una sonrisa.

- Son tan parecidas a su madre.–Suspiro él.- Ojala siempre sean así. . .

.

.

.

Tengo un lugar en este mundo.

Bueno, se suponía que lo tuviera.

[ Mʏ Uɴɪᴠᴇʀsᴇ || YᴀɴᴅᴇʀᴇSɪᴍ || Fᴜɴ ɢɪʀʟ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora