10.

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Uno, Dos, Tres.

Una chica de cabello lila corría gravemente herida, aun con un arma en sus manos para defensa propia. 

Se tropezaba una y otra vez debido a los profundos cortes en sus piernas, que habían desecho sus medias largas.

con un único destino, el árbol de cerezos detrás de la escuela.

Cuatro, Cinco, Seis.

Divisó a la lejanía a una persona debajo de este, menuda suerte la suya al encontrar a alguien después de 05:30 pm sin que los profesores le sacaran de la academia. El cabello de esta se movía al son del viento

Uso lo poco que le quedaba en su fuerza para correr, huyendo de la azabache quien venia en las mismas, o peores, condiciones que ella, y que no descansaría hasta borrarle del mapa.

Siete, Ocho, Nueve.

Nadie.

Eso fue lo que encontró al llegar al mítico árbol, Nadie.

Estaba confundida, juraba haber visto a alguien, incluso podía jurar que la había visto llorar desde la lejanía, Mas parece fue solo una perdida de energía y tiempo.

No solo eso, fue un enorme error cometido por ella.

Tan pronto sintió como Ayano la empujo colina abajo, haciendo que accidentalmente se clavara la pequeña daga en una de sus manos. Soltó un quejido ante aquel punzante dolor, mas simplemente lo ignoro e intento sacar el arma incrustada en su mano, frenéticamente volteando a ver si la azabache venia tras ella.

No tomo mucho para que Aishi saltara encima de ella, causándole un dolor indescriptible a Megami, quien solo grito de forma aguda.

Ahora con el cuchillo empuñado, forcejeo contra la chica encima de ella, obviamente no iba a morir sin antes pelear por su vida ¿Verdad?

Como lo hicieron las demás al rogar por misericordia antes de morir a manos de este demonio ¿Verdad?

Ayano se estaba hartando de la pretenciosa, proclamada, líder del consejo estudiantil, quien no dejaba de agitar sus manos y darle golpes leves con la daga, una que otra vez cortandole con el filo de esta. Aprovecho que su uniforme estaba destrozado y tomo el lazo que daba en el cuello de este, cortándolo con su cuchillo y poniéndolo al rededor del cuello de Saikou.

Apretó fuertemente el nudo en sus brazos, viendo como desesperadamente Megami intentaba soltarse, escupiendo sangre y lagrimas abundando por todo su rostro.

- ¿Ultimas palabras? - Ayano reto, soltando un poco el agarre, mas aun así con la fuerza suficiente para matarla. Una sonrisa de oreja a oreja postrada en su rostro.

- J-jAm-as te-e sA-ldr-ras co-n l-la tUy-ya.- Fue todo lo que logro decir con el poco oxigeno que le quedaba, aún batallando por mantenerse con vida.- m-Me aSe-g-gUrar-ee d-dE E-llo.

Ayano borro su sonrisa, ahora con un rostro inexpresivo y sus ojos carente de sentimientos, acercándose a la de cabello lila.

- Me temo que ya lo hice.- Rió de manera "inocente." - No pudiste salvarlas a ella ¿Como planeas salvarte tu?

Apretó con toda su fuerza el nudo, haciendo que la cara de Megami se tornara purpura, apenas quejándose.

- Fallaste.- Y Con ese ultimo susurro en su oído, Megami Saikou cayo muerta.

Diez.

Ayano respiro profundamente antes de recobrar todo la fuerza que había perdido en su confrontación con la líder del consejo estudiantil. 

Su rival mas poderosa ahora yacía con las ropas cortadas a montones, sangre escurriendo de sus heridas y baba mezclada con sangre que bajaba por su boca, sumado al mar de lagrimas que dejaron de fluir tras la partida de esta, a la cual varios pétalos de cerezo se pegaban a su inerte cadáver.

Que hermosa vista.

Ahora lo mas importante, debía deshacerse de la evidencia. No le importaba que encontrasen el cuerpo, es mas, implora por que lo hagan.

- Para que vean lo débil, patética e inservible que eres.- Se dijo a si misma, caminando lentamente a los baños para limpiar sus heridas.

Tenia suerte de que no hubiese nadie mas que los integrantes de clubes en la escuela, mas estos no iban a ir a donde ella iba.

Se sumergió en la bañera, manchando un poco el agua con su sangre, mas no le importo, solo se dedico a lavar sus cortadas, quejándose un poco por el leve dolor que sentía. Pero lo valió todo por eliminar a Megami. 

Recordar su rostro en agonía le encantaba, le hacia sentirse orgullosa de ser ella. Como imploraba por ayuda, ayuda que nunca llego, una sonrisa pequeña se dibujo en sus finos labios.

Tras unos minutos termino, drenando el agua de la bañera, asegurándose de haber secado y cubierto bien sus heridas con vendas. Tomo el uniforme de gimnasia de su casillero y se lo puso con rapidez, teniendo cuidado de no lastimarse entre toda la euforia, necesitaba calmarse un poco.

Recogió lo que quedo de su uniforme, poniéndolo en una bolsa, junto con el arma utilizada en su confrontación, la cual iba a terminar en el incinerador.

Se deshizo de cualquier prueba que pudiera incriminarle de homicidio, dejando el cuerpo de Megami aun en donde murió.

Llego a la puerta de la escuela, donde la profesora de gimnasia le dio la despedida, ella solo agito su mano, intentado retener el monton de tics debido a su poca cordura en el momento.

Una mano le rozo el hombro.

Volteo euforicamente a ver quien le había tocado. No había nadie.

Quizá la paranoia la estaba atormentando por el momento, pero juro haber visto a una chica de cabello blanco pasar a su lado.

.

.

.

Puedo ver todo.

Escuchar todo.

Pero nadie nunca sabrá que alguna vez existí.

[ Mʏ Uɴɪᴠᴇʀsᴇ || YᴀɴᴅᴇʀᴇSɪᴍ || Fᴜɴ ɢɪʀʟ ]Where stories live. Discover now