6.

666 119 51
                                    

- Ayano, quédate quieta.- Regaño la mayor, peinandole.

- Pero no me gusta.- Protesto Ayano, con un tierno puchero.

- Se que no te gusta, pero hoy es un día muy importante, Y debemos estar bien presentadas. Por Papá.- Jaloneo un poco los nudos que tenía en el cabello azabache de la pequeña.- ¿Cuando fue la última vez que te cepillaste el cabello.

Ayano simplemente desvió la mirada, haciendo como que no había escuchado la pregunta.

- Aya...

- ¡Si me lo cepillo! - Contesto rápidamente.- Solo que... Me paso el cepillo por encima, para no tener tanto trabajo que hacer.

La mayor le observo desde el espejo, parecía como si dijera "¿Va en serio?" con la mirada.

- Eso explica por qué parece que no te crece el cabello.- Suspiro, aún jaloneando

- ¡Auch! ¡Pero ten mas cuidado! - Lloriqueó molesta.

- Si lo hago mas suave se va a atorar el cepillo en tu cabello.- Respondió para seguir jaloneando.

Le dolerá por semanas.

Finalmente, a base de tirones Y mucha crema, el cabello de Ayano estaba perfectamente arreglado en una pequeña corona hecha con trenzas, dejando su cabello suelto y mas largo.

- ¿Ves? Quedaste preciosa.- Sonrió la mayor, dejando el cepillo a un lado.

- Me duele la cabeza.- Se quejó la menor.

- Te ves adorable.- le mimo la azabache.

Tocaron levemente la puerta, Junto a un: "- ¿Puedo pasar?"
Ambas respondieron un "Si" al unisono.

- ¿Ya están listas? - Preguntó su padre, acomodándose aun la corbata.

- Dejame Ayudarte.- La mayor se acerco a arreglar él pequeño nudo.

- Gracias Cariño.- Agradeció, a los pocos segundos la azabache término.

- ¿Como me veo? - Pregunto la pequeña Ayano, bajándose de la silla y dando unas cuantas vueltas, inflando su vestido.

- Tan bella como tu madre.- Río él mayor, y levanto a la pequeña, besando su nariz.

- ¿Lo crees? - Preguntó con una sonrisa enorme.

- Por supuesto que si, sin duda seras tan preciosa como ella.- Sonrió gentilmente, sin notar que gotas saladas se asomaban por sus lagrimales.

- . . . No llores, Papá.- La mayor al notar esto le abrazo.- Yo también la extraño.

- Lo se, mi amor, Lo se.- Correspondió al abrazo.- Es que... Hoy es tan importante, y de alguna manera esta aquí, con nosotros.

- ¡Claro que lo esta! - Dijo firmemente la menor, sin notar que había empezado a llorar.

- Ay, amor, no llores.- su padre le seco las lágrimas con él pulgar.

- P-Pero, es mi culpa.- Lloriqueo, mares salían de sus ojos.

- No lo es... Dios lo quiso así.- Intento reconfortarle.

- ¿Entonces por que Dios quiso que alguien tan buena muriera? - Preguntó entre sollozos.

-. . . Nadie a día de hoy puede entender por que Dios hace lo que hace, pero seguro es por una buena razón.- Le respondió, arrodillándose a su altura y tomándole de los hombres.

- Y esa razón fuiste tu.- continuo la mayor.

Nuevamente se fundieron en un cálido abrazo, las lagrimas ya no se contenian, y sollozos provenían de todos, mas no de tristeza, sino de alegría.

[ Mʏ Uɴɪᴠᴇʀsᴇ || YᴀɴᴅᴇʀᴇSɪᴍ || Fᴜɴ ɢɪʀʟ ]Where stories live. Discover now