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Como de costumbre estas semanas, la pequeña Ayano esperaba a su hermana mayor en la entrada del instituto.

Se balanceaba sobre sus tobillos, Impaciente por que la mayor saliera de sus ultimas clases.

- ¡Ayano! -Escucho su nombre a la distancia, volteo a ver quien le llamaba.

- Oh, Taro, Hola ¿Aun sigues aquí? Nuestras clases terminaron hace media hora.-Ayano cuestionó.

- Si, pero estaba caminando por los campos de la escuela ¡Este lugar es grande! -Hablo el niño en cierto tono de sorpresa y haciendo un gesto con sus brazos.

- ¿Nunca habías caminado por ellos? -Pregunto la pelinegra

- No, Creí que aun no la conocieras, llevas mas tiempo que yo después de todo.-La menor siguió balanceándose.

- ¿Y que haces tu aquí? -Pregunto esta vez él.

- Estoy esperando a mi hermana para ir a casa, Papá esta ocupado y no puede venir a buscarme.-Explico

- Oh, Bueno, Iré a casa ¡Nos vemos! -Se despidió con alegría.

- ¡Adiós! -Sacudió su mano en el aire mientras el niño se alejaba.

Pasaron cerca de 10 minutos, y nuestra protagonista ya salia de sus ultimas clases del día.

- ¡Onee-Chan! ¿Por que tardaste tanto? -Pregunto con un Puchero la menor.

- Tenia que hacer un proyecto, Disculpa si te hice esperar.-Se excuso la mayor, sonriendo nerviosa.

- ¡Si! ¡Me hiciste esperar! Para esto.- Rápidamente Ayano tomo de la mano a su hermana, para irse corriendo a la parte trasera de la escuela.

La pelinegra entre confusa y, aun sorprendida de como una niña tiene tanta fuerza, decidió tratar de seguirle el paso a la enérgica menor.

Saludo a todos los que pudo en ese viaje arrastrada por Ayano, para luego verse parada bajo el árbol de cerezos.

- Ayano ¿Que...-

- Shh, Calla Calla.- La acalló la menor riendo.- ¿Dijiste que si en un viernes, una persona prometía algo bajo este árbol, se haría realidad?

- ¿Eh? Pues, Si. -La azabache seguía confundida.

Por un momento todo el panorama cambio, la brisa se incremento, así como los pétalos del cerezo caían a ambos lados de las hermanas.

"Si tan solo no hubieras nacido, Tu madre estaría viva, estúpida mocosa." Recordó las crueles palabras de su abuelo, ya muerto, resonar en su cabeza.

A veces se preguntaba ¿Que tan feliz seria la vida de su familia seria si tan solo ella no hubiese nacido?

No se sabe el por que recordó esto, mas hizo que bajara su cabeza y comenzara a temblar.

- ¿Ayano, te encuentras bien? ¿Tienes frió? -La mayor se arrodillo a la altura de la niña.

- ¿Onee-Chan? ¿Tu me quieres? -Pregunto en tono bajo.

- . . . ¿A que viene esa pregunta? Por supuesto que te quiero, eres mi hermana menor.- Respondió casi al instante.

- Es que. . . ¿Eras feliz cuando... Cuando mamá vivía?¿Cuando yo no existía? -Ayano estaba al borde de romper en llanto.

- ¡¿Por que preguntas eso?! ¡¿Quien te metió esa idea en la cabeza?! - Preguntó con enfado la azabache.

- ¡Respóndeme! - Ayano grito llorando.

El mundo se vio paralizado, la brisa seguía llevando consigo pétalos, así como las traicioneras lágrimas de la niña.

- ¿Soy Molesta? - apenas un hilo de voz se escuchaba.- ¿Solo soy un estorbo? ¿Cierto?

-. . . Ayano. . . - La Mayor esbozo una sonrisa, para luego abrazar a la menor.

- Onee-Chan. -La pequeña simplemente pudo corresponder, jaloneando un poco la blusa de la mayor.

- Yo te quiero, Ayano. Si, Quizás cuando Mamá vivía fui feliz, y la extraño ¿Pero sabes que? No pasa un día en que no te mire y no me sienta agradecida por tenerte. Cada vez que veo a través de ti, veo a Mamá, y eso es suficiente para mi

- ¡Pues prométeme que no me dejaras sola! -Ayano grito.

- ¿Por que habría de dejarte?  -Pregunto esta de forma retórica.

- B-Bueno, Papá ya casi no esta en casa por estar en el trabajo, Y tu pronto vas a graduarte.- Aun secando sus lágrimas, la menor hablaba firmemente.- No quiero perderte.

- Ayano, nunca me perderás, aun si voy a la universidad al otro lado del mundo yo siempre, Siempre, estaré contigo.

Sin mas que decir, la menor se lanzo a los brazos de su hermana, a esperanza de que lo que dijera fuese cierto.

Y lo cree.

Por que es verdad.

- Y bien ¿Quieres ir por un helado antes de llegar a casa? - Propuso la azabache.

La menor sólo supo asentir, para después bajar la colina de donde estaban tomada de la mano de su hermana.

[. . .]

- Si... Por supuesto... Aja... Aja... Vale, comprendo.- eran las palabras del padre de ambas al teléfono, caminando de un lado a otro por la sala.- Si, Para Mañana.

- Llegamos.- Se escucho en la puerta, mientras que ambas hermanas entraban a casa, Ayano aun sosteniendo su helado.

- Si, Mira, Debo cortar... Si, mañana estaré allí.- Dijo El Padre antes de cortar.

- ¿Sucede algo? - Pregunto La mayor.

- Niñas, mañana no irán a la escuela.- Dijo en forma seria, pero a la vez animada, aquel hombre.

- ¿Que? ¿Por que? - Pregunto Ayano.

- ¿Recuerdan la maquina en la que he estado trabajando últimamente? - Pregunto, ambas asintieron.- Bien, esta terminada. Mañana mismo sera probada.

- ¿Enserio? - Pregunto la azabache emocionada, esa maquina era la culminación de todo lo que habían inventado.

- Si, y quiero que mis niñas estén conmigo para la ceremonia de demostración. - Cargo a la pequeña Ayano en sus brazos.

- ¡Cuanta conmigo! - Ayano dijo emocionada.

- Igualmente.- Respondió la azabache con el mismo animo.

Se vio forjada aquella familia en un amoroso y cálido abrazo, por fin, por lo que habían trabajado tanto estaba dando frutos.

Ese abrazo, representaba todo el amor de su familia, incluso se podía sentir la presencia de la difunta Ryoba Aishi Allí, con ellos. La demostración de todo su amor.

. . .

Quien diría que ese seria el ultimo abrazo que se darían.

.

.

.

Su maquina lo iba a cambiar todo.

Lo hizo.

Solo de la forma que el no quería.

[ Mʏ Uɴɪᴠᴇʀsᴇ || YᴀɴᴅᴇʀᴇSɪᴍ || Fᴜɴ ɢɪʀʟ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora