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¿Que mas podría hacer?

No tenia ninguna opción de ida aparte de la que estaba teniendo al momento.

No podía intervenir en alguna otra linea temporal, esta seria corrompida con su sola presencia.

No podía regresar al pasado e intentar "Reparar todo", solo crearía una paradoja si llegase a hacerlo.

No podía hacer mas que mirar.

Mirar y flotar a la deriva en él vacío, como alma que arrastra él viento.

Los pequeños "Puntos" blancos era lo único que resaltaban en la inmensa oscuridad, mostrando los diferentes espacio-tiempos que existen, una infinidad de ellos era desplegada a su mirar.

Cada uno con diferentes cualidades, ninguno era igual al anterior, lo cual, en cierto modo, le fascinaba a la albina, aunque sus ojos estuviesen tan vacíos y sin vida como él lugar en donde se encontraba.

Mas un universo en particular le llamaba la atención.

Año 1994.

Su madre se encontraba limpiando lo que parecía ser "pintura roja."

Parecía apurada, era lógico, pronto sería inicio de clases, tal vez no quería llegar tarde.

Las personas alrededor de ella simplemente la observaban confundidos, pues no es muy común ver a una Chica cubierta de "pintura roja" limpiando la azotea como si su vida dependiese de ello.

Y ahora que lo pensaban, aquella pintura tenia un olor muy... Extraño.

Un olor metálico, putrefacto y, sin duda, sospechoso. Mas simplemente le ignoraron, pues no eran asuntos en los que tuviesen que meterse.

Tras que sonase la campana, y los alumnos se fuesen a sus respectivas clases, la azabache bajo junto a ellos, mas no se dirigió a su salón.

Fue directamente hacia unos arbustos en él patio de la escuela. Los cuales daban bajo las barandillas de la construcción casi perfectamente.

Allí se hallaba él cuerpo de una Chica inocente. Quien cometió él grave error de enamorarse del chico que, según la azabache, "le pertenecía."

Giro la cabeza en varias direcciones, cuidando de que nadie estuviese en los alrededores. Con la costa limpia, tomo a la chica como si se tratase de un costal de papas y la llevo a lo que ahora seria su tumba.

La chica termino siendo lanzada en la trituradora, Ryoba escuchaba él crujir de los huesos, haciéndose polvo, sus sesos de igual manera, convirtiéndose en un líquido espeso, él cual seria lanzado en él jardín del instituto, como simple abono para las flores de allí.

Sonrió ampliamente, al la par que se dirigía a las duchas, para eliminar él mas mínimo rastro de evidencia que en ella se encontrara. Mientras se bañaba, tarareaba una canción, restregando su cuerpo y recordando la patética batalla que dio la chica antes de morir en sus manos.

[ Mʏ Uɴɪᴠᴇʀsᴇ || YᴀɴᴅᴇʀᴇSɪᴍ || Fᴜɴ ɢɪʀʟ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora