4.

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- Alex, esta es una gran oportunidad, podrías cambiarlo todo. -Decía aquel hombre fornido, quien a simple vista, se hacia de notar que era importante.

- No estoy seguro, Will, Tomara mas que 2 semanas terminar ese proyecto. -Respondió aún discutiéndose que debería hacer.

- Alex, no te estoy diciendo esto sólo por decírtelo, para eso se lo preguntara a cualquiera que se me cruzase en el laboratorio de mecánica. -Agrego.- Te lo digo a ti precisamente por que se que es posible que tu-

El momento se vio interrumpido por nuestra protagonista, quien abrió la puerta del hogar anunciando su llegada.

- Llegue a casa. -Grito no muy fuerte.

- Bienvenida a casa, Hija. -Le saludo su padre.- Hija, quiero que conozcas a William, es uno de mis compañeros de trabajo. Will, ella es mi hija mayor.

- Mucho gusto. -Saludo la azabache de forma respetuosa, extendiendo su mano.

- Un placer conocerla, Señorita. -El hombre respondió al apretón de manos de forma coherente.- Debemos discutir sobre algo importante, si no es mucha molestia.

- Oh, para nada. Permiso. -La azabache se dirigió escaleras arriba.

Se encontró a la menor asomándose por la barandilla de las escaleras, a lo mejor lleva un rato espiando.

- ¡Psst! Onee-Chan. -Llamo la niña.- ¿Quien es ese hombre que esta hablando con papá?

- Parece ser un compañero de trabajo, no estoy segura. -Respondió la azabache en dirección a su habitación.- ¿Hace cuanto los estas espiando?

- Como 10 minutos, pero no he logrado escuchar bien desde aquí. -Respondió la menor.- ¿Crees que es para volver a mudarnos?

- No creo, parece que discuten sobre una maquina. -Respondió la azabache.- A lo mejor sobre lo que hemos estado construyendo estos días en el sótano.

- ¿Tu crees? -Pregunto curiosa.

- Es lo mas probable.

- Niñas, ¿podrían bajar aquí un momento? -Llamo su padre.

- Ya vamos. -Respondieron en unísono y bajaron al primer piso.

Con pasos apresurados, ambas jóvenes acudieron al llamado de su padre, llegando al primer piso.

- Niñas, Esta semana estaré mas de tiempo en el laboratorio de mecánica, tal parece que la maquina que llevamos construyendo tendrá mayor efecto de lo que creí.-Largo un suspiro.- Saben que no me gusta dejarlas solas, pero tendrán que estarlo por al menos unas semanas.

- ¿Es decir que no vendrás a Casa? -La menor de las hermanas preguntó con cierta preocupación, no le gustaba estar sin su padre, desde que el y su hermana mayor eran la única familia que tenia.

- No, por supuesto que no.-Negó casi al instante que lo pregunto.-Simplemente no me verán por el día, estaré casi todo el día en el laboratorio, pero no las dejaré.

- ¿Pero volverás tarde en la noche? -Preguntó esta vez la mayor.

- Eso parece.-Suspiro nuevamente.- Quedaras a cargo por el tiempo en el que yo este allá

- Muy bien.-La mayor asintió.

- Mañana vendrán personas a buscar la maquina. Así que, Ayano, una vez terminadas tus clases esperaras a tu hermana en la entrada ¿Entendido? -Se dirigió a la menor.

- B-Bien. . . -Ayano, en cierto modo, tenia ganas de llorar, pero no quería por que "Las niñas grandes no lloran"

- Ow, Ven aquí, pequeña.-Su padre se abrió de brazos, Ayano se abalanzó a abrazarlo.- Todos estará bien, mi niña.

Nuestra protagonista, igualmente, decidió unirse a aquel abrazo.

[. . .]

Los días pasaban en pestañeos, pero en las semanas que el padre de ambas azabaches se iba temprano en la mañana y llegaba a altas horas de la tarde, parecía ser una eternidad para la menor.

Esta se encontraba en la entrada de la escuela, esperando a que acabarán las clases de grados superiores e irse a casa con su hermana.

Hoy por puro gusto, decidió pasear por los campos de la escuela, yendo a la parte trasera de esta.

Encontró muchas cosas, un matorral de arbustos, la piscina de clases de natación - y los participantes del club de deportes practicando en ella, los cuáles saludo y le devolvieron el saludo a la pequeña.-, El lugar del club de jardinería, Un grupo de delincuentes - Por el cual decidió pasar con cuidado y desapercibida.-, y frente a la pista de educación física, un árbol de cerezos. Este ultimo le dio curiosidad, y corrió con su pequeña mochila hacia él.

Subió a la colina y vio las florecillas de cerezo revolotear con la suave brisa de primavera.

Escucho alguna vez un mito de su hermana sobre este."Todo aquel que confiese su amor a alguien debajo del cerezo un viernes por la tarde garantiza que la otra persona acepte su confesión." Y si, ella creía en esto.

Con cierto cuidado, trepó al gran árbol y llego hasta una de las ramas, se podía ver todo desde allí, desde su punto de vista.

Se bajo rápidamente y volvió a la entrada, a esperar a su hermana, se le había ocurrido algo.

.

.

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En este universo, mi padre invento muchas cosas.

En mi universo, mi padre tenia una ultima invención.

[ Mʏ Uɴɪᴠᴇʀsᴇ || YᴀɴᴅᴇʀᴇSɪᴍ || Fᴜɴ ɢɪʀʟ ]Where stories live. Discover now