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Se detiene a unos pasos de la puerta, nachos y golosinas en una mano y controles de Xbox en la otra, mirando la puerta color marrón como si le hubiese hecho alguna ofensa personal.

-¿Todo bien?-pregunta Kenny detrás de él, escondiendo una botella de whiskey en su chamarra y sosteniendo sodas en la otra, Kyle sale de ensimismamiento para abrirle la puerta.

Todo está bien. De hecho, todo está perfecto: Son vacaciones finalmente, tiene tiempo para darse un respiro y pensar con claridad, para prepararse en caso de que otro secreto le sea revelado y cambie el mundo como lo conoce... Todo está excelente. Excepto que de pronto se siente inesperadamente alerta, su cuerpo se tensa sin explicación alguna y está bastante seguro que hay algo diferente en la casa de Stan. Había llegado antes que los otros chicos, pero había decidido acompañar a Kenny por las golosinas y su propio control, así que no pudo estar fuera por más de veinte minutos. Aun así, algo es diferente.

Kyle entra a la casa mirando de arriba abajo, sin encontrar una respuesta. En la habitación, Kenny le muestra a Stan la botella en su chamarra y cuando le brillan los ojos y sonríe como un completo idiota le recuerda a una versión más joven de Randy Marsh. Cartman está en la cama, configurando otra nueva partida de cual sea el juego en turno, así que Kyle toma el asiento en la esquina contraria a él, recargándose sobre la pared, poniendo tanto espacio entre ellos como puede.

Debe reconocer que la nueva pantalla de Stan es asombrosa. No es excesivamente grande, pero cuenta con una asombrosa nitidez. Había convencido a sus padres de comprarla prometiendo que trabajará con Sharon en vacaciones hasta pagar la deuda, pero Kyle tiene la sospecha de que aceptaron el trato solo por la culpa nacida de ocultar el secreto de los estatus. Stan puede ser excelente recriminando injusticias y haciendo sentir una profunda culpabilidad a las personas, Kyle lo ha comprobado por sí mismo. Stan y Kenny se sientan entre ellos y vasos y refrescos comienzan a ser repartidos, bolsas de comida chatarra siendo abiertas por todos lados.

A unos minutos de iniciada la partida, Stan recibe un mensaje de Butters, con emoticones tristes, diciendo que está castigado una vez más y que no podrá asistir. Lo habían invitado por mera costumbre, así que a nadie le importa una mierda.

Especialmente no a Kyle. La sensación ha empeorado tremendamente. Es una inquietud, una constante molestia que lo desconcentra en cada misión. Pierde en cada una como es de esperarse, y Kyle no puede ocultar su irritación. ¡Incluso Stan pide cambiarse de equipo! Vaya pedazo de mejor amigo.

Dos horas más tarde, deciden mirar una película y se acercan todos a elegir alguna en el infinito repertorio pirata de internet, y entonces Kyle se percata de qué es exactamente el factor que lo está distrayendo: ¡Es un aroma! Uno tan tenue que no pudo identificar al principio, pero lo suficientemente persistente que no se le pasó por alto a su subconsciente.

-¿Qué es eso?-pregunta mirando alrededor de la habitación, tratando de encontrar la fuente. Es importante, de alguna manera que no comprende.

-¿Qué es qué?-pregunta Stan distraídamente, sin apartar su mirada de la laptop.

-Ese olor.

-¡Yo no fui!-grita Kenny y Cartman lo patea en la pierna con una mueca de repulsión- ¡Dije que yo no fui!

-No, no esa clase de olor, es... raro.

-Mamá debió cambiar el aromatizante, el otro le daba alergia a Shelley. ¡Oh! ¿Qué tal ésta? –dice señalando una película con un promocional de un T-rex, zombies y una rubia tetona posando con escasa ropa.

-Escuché que es mierda.- Dice Cartman.

-Escuché que a la protagonista se le ven las tetas.-Tercia Kenny.

De pájaros, abejas, Alfas y Omegas [Kyman]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum