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-¡Sorpresa!-exclama Liane con emoción, extendiendo sus brazos hacia el resto de la habitación.

El sótano luce diferente: Está completamente limpio, prácticamente reluciente; reemplazando el vomitivo color verde que solía cubrir sus paredes, ahora un suave color marfil colorea la habitación. El área ha sido despejada de cajas y de los viejos juguetes de Cartman. La pequeña ventana ha sido completamente sellada con concreto, como si nunca hubiese estado allí en primer lugar. Hay una circular alfombra de color blanco debajo de un gigantesco colchón en el centro de la habitación, cubierto por un cobertor que luce extremadamente suave y rodeado de montones de almohadas esponjosas de diferentes tamaños. Se ve bastante cómodo, aunque demasiado femenino para su gusto.

-¿Te gusta?- su madre lo mira expectante, sonriendo de oreja a oreja, esperando una reacción agradecida de su parte.

Cartman se encoge de hombros, examinando el sitio con cierto recelo.

-¿Alguien se va a mudar con nosotros?- pregunta, preparándose para la respuesta.

De verdad espera que esta no se trate de la nueva "Área de juegos" de Liane y sus "amigos", porque entonces todo ese escenario tomaría un giro hacia lo perturbador. Su madre se ha mantenido alejada de drogas y alcohol por año y medio ya, Cartman sería ingenuo si la considerara "curada" y no estuviese alerta ante posibles recaídas.

-¡No, tontito!-le responde, rodando los ojos.- ¡Es tu nido!

Después de crecer a su lado, poco a poco, Cartman ha aprendido a comprender el funcionamiento de los mecanismos de defensa de Liane. Así que no es una novedad que, de cuando en cuando, por motivos tales como novios terminando con ella o dramas alrededor de ser la culpable en el final de otro matrimonio (Cartman incluso había descubierto una pequeña lista en donde Liane apuntaba y tachaba apellidos de matrimonios que había destruido mientras tarareaba. Fue revelador, y le brindó un poco de inesperada introspección al mismo Eric), Liane decidiese lidiar con su tristeza, culpa o ansiedad, ocupando su tiempo libre remodelando su hogar. En esos casos, generalmente pasaba horas moviendo sillones y muebles a diferentes lugares de la casa; cocinaba sin cesar; o bien limpiaba hasta dejar resplandeciente el suelo, los platos y cubiertos.

En los últimos meses, sin embargo, Liane ha estado remodelando el sótano. Cartman lo atribuyó a diferentes motivos, principalmente a que aún desaprobaba el que él renegara el estatus que le había sido heredado, así que realmente no le tomó importancia alguna. Suficiente tiene con soportar sus ridículas dietas que lo están matando de hambre o sus caminatas interminables los fines de semana, así que si quería entretenerse jugando a Martha Stewart entonces él no la detendría.

Pero ahora contempla la habitación desde las escaleras, preguntándose si, tal vez debió asegurarse de revisar su bolso en busca de hongos o LSD.

-Mi...

-¡Tu nido!-repite convencida Liane.

-Mamá- dice con lentitud, mirándola a los ojos. No están rojos ni tiene las pupilas dilatadas. Es buena señal supone, pero de cualquier forma articula sus siguientes palabras con lentitud.- Esto puede resultarte una sorpresa pero... no soy un ave.

Liane suelta unas risitas y lo palmea juguetonamente.

-Muy gracioso, Eric. Pero... en serio, dime tu opinión -le dice, tomando sus manos y luciendo insegura.- sé que no estás cómodo con todo esto de ser un Omega pero vas a necesitar un nido de todas formas, al menos mientras no logres ser un Alfa. Así que me tomé la libertad de construirlo por ti.- Liane lo guía hasta las almohadas y de entre ellas saca un viejo peluche, costurado en tantas partes que podría lucir aterrador para un infante, pero que hace al corazón de Cartman dar un vuelco.- Hace tiempo, mientras limpiaba tu habitación me di cuenta que aun guardabas los pedazos. Pensé en devolvértelo en una ocasión especial, así que...

De pájaros, abejas, Alfas y Omegas [Kyman]Where stories live. Discover now