Capítulo 5.

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Adam, toma mi maleta antes de que yo pueda alcanzarla.

Me cruzo de brazos mientras lo fulmino, esa es mi maleta y no me gusta que nadie más que yo la toque. Es como si alguien tomara mi celular y revisara mis mensajes con un chico que no es Jesse, lo que quiero decir: es que es algo privado.

— ¿Me puedes dar mi maleta?

—No, porque no utilizaste la palabra mágica.

Levanto mis manos rendida.

—Está bien, está bien. Por favor, ¿me podría dar mi maleta?

—No.

Ahogo un grito. Levanto el brazo con un puño en el momento que me da la espalda y antes de que de media vuelta para verme, lo bajo de golpe.

— ¿Qué haces? ¿No vas a caminar?

—Eso es lo que estaba pensando. Es más, estaba preguntándome con que pierna debería de empezar, porque adoro mover una después de la otra.

Colocó mi mano en los labios fingiendo emoción mientras que él, abre la puerta del restaurante. Me mira confundido porque no entiende lo que estoy haciendo al poner varias muecas, fingiendo que estoy pensando y batallando por tomar una "difícil" decisión.

— ¡Ya se! ¡Me divierto más si la izquierda va después de la derecha!

Adam, apoya su espalda en la puerta del restaurante. Está esperando a que yo empiece a fingir que me divierto al caminar.

Doy un paso con la pierna derecha y levanto las manos con emoción, luego paso la izquierda delante de la derecha inclinándome unos cuantos centímetros y abro los labios mucho mas emocionada que con la pierna derecha. Miro a Adam con una enorme sonrisa y él, tan solo me ve dubitativo.

Observo como esta saludando con su mano libre realmente avergonzado a algunos clientes que me están viendo con mala cara. Me causa gracia, porque a mí no me interesa que alguien me vea de tal manera, después de todo, yo no los conozco y ellos no me conocen, pero a Adam seguro que sí y es por eso que me da gracia el rostro que tiene puesto.

—Ema, ya es suficiente. Todos creen que estas demente.

Murmura, tratando de disimular con una sonrisa. Lo miro a los ojos y me encojo de hombros.

Continúo caminando como lo he estado haciendo y me detengo al llegar a unos cuantos centímetros de él. Ahora, me está mirando con rabia en su expresión, es como si quisiera controlarse para no gritarme

—Me estoy divirtiendo en serio pero, no es porque estoy caminando sino por la expresión en el rostro que tienes. Es muy graciosa —sonrío con gracia.

—Muy bien, pues ya puedes parar de fingir que te diviertes con tus piernas. Es hora de ir a mi auto.

— ¡Espera! —me observa sin entender.

— ¿Ahora qué, Ema?

—Se me olvido ir por mi refresco. Solo tomara un segundo, me dijo Mildred que me lo dejaría en el mostrador.

Pasa su mano libre por su rostro. Estirando su cara mas frustrado que antes y a punto de colapsar por la manera en la que me estoy comportando delante de todos sus malditos clientes.

— ¡Esta bien! Ve por tu refresco antes de que pierda la paciencia.

—Que te quede claro que la persona que tiene la paciencia en el borde aquí, soy yo.

El desastroso embarazo de EmaМесто, где живут истории. Откройте их для себя