CAPÍTULO V

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Capítulo V

            Corriendo por la ladera de la frontera, cerca de la zona sur oriente, Seth estudiaba junto a Embry los límites de la reserva. Hacía ya más de una semana que Sam les había informado sobre las rondas de patrullaje, el orden en el que se efectuarán y cómo se llevaría a cabo el reporte a partir de ahora. A pesar de lo poco que conocía del mundo "mítico" como le decía Jared, no se habían visto en la necesidad de realizar patrullajes y rodeos de forma tan frecuente como ahora. Nunca se habían hecho las rondas tan seguidas y meticulosas, pero si Sam lo decía era por algo. Sin prestarle más meditaciones por parte de la manada, el mandato se tomaba con mucha seriedad, una orden era una orden.

            Aun así, después del cambio de Jacob, Seth había pensado que este sería el nuevo alfa, según lo que había escuchado––por el propio Sam y el neófito sucesor, su amigo había rechazado el puesto a líder. Entendía el porqué de la decisión, que joder, de seguro no sería nada fácil ser un novato en lo que respecta a tu linaje y ascender de una a un puesto del que a duras penas y conocía hacía cinco minutos era acojonante, pero conociendo lo que conocía, sabía que Jake tenía madera de líder––. Y de primera categoría–– pensó mientras corría por el frondoso bosque.

            A pesar de la elección tomada por Jake, era claro que no se le podía tratar simplemente como otro omega más en la manada, ahora mucho menos como un beta, era un imposible y Sam lo sabía; siempre que hablaba o ladraba una orden le miraba directamente a los ojos ––. La postura segura de Jacob frente a su mirada era algo digno de ver, en lo que había corrido desde su cambio, jamás había bajado la mirada ante un miembro de la manada, tenía ese aire propio de un Alfa–– hablando siempre con confianza y lucidez––. Si, de seguro sería un buen Alfa––recalcó Seth.

|            Las patrullas se llevaban a cabo en el orden cronológico que Sam ya había programado para todos, en la mañana y tarde se harían con menor intensidad–– sería más que poco probable que alguien transitara cerca de allí y que no le notaran––. Pero al ponerse el sol, se volvían más meticulosas, cada detalle contaba, como si se buscará algo más allí. A pesar de que el reporte era más severo y que se perdía de la deliciosa velada de Emily, quien acostumbraba a preparar su famoso estofado de carne, pollo en marinera, carnes salteadas con puré y esos inequivocables aperitivos para ejército romano; las rondas nocturnas eran sus favoritas. Era como si el aire se sintiera incluso más limpio, más refrescante para correr por el inmenso bosque si trastabillar y, la briza–– oh la briza! ––. No había nada mejor que correr y sentir como esta arremetía con fuerza sobre tu pelaje. Era un pedacito de cielo en la tierra. Como beber ambrosia hasta el hastío en medio de la hambruna.

            El recorrido no tomaba más de media hora, buscar rastros o huellas era un proceso centrado y rápido––. Hay que ser rápidos y eficientes, nada de imprevisto–– había apreciado Sam. Pero hoy, por extraño que pareciera, sentía que le estaba tomando horas, a sabiendas de que era imposible y aún más estúpido, por su mente solo cruzaba la idea de volver. Quería hacer el recorrido lo más rápido posible para regresar a casa, el asegurarse de que Jake estaba bien era lo único realmente importante allí, pero para su desgracia consideraba que llevaba grilletes en cada una de sus patas haciéndole imposible moverse a voluntad, impidiéndole acabar de una vez por todas su ronda o al menos de disfrutar de la briza.

            Le había dejado en su habitación confiando que allí encontraría un poco de serenidad––. Maldición! ––tras lo sucedido en casa de Bella, la tarde anterior, había buscado hablar y entender qué le sucedía––. Pero joder, que el chaval se lo ponía más que difícil, era como si no estuviera con él, podía verlo en sus ojos. Había tratado de hablarle durante todo el camino de regreso a casa, pero nada parecía ayudar–– era como hablar en monólogo, solos se expresaba el, y para cuando necesitaba una contribución por su compañero, Seth amablemente se auto respondía––. Su amigo se encontraba en otro lugar––. Entendiendo el por qué había optado por darle su espacio, se había hecho el desentendido de su estado actual y seguía parloteando barrabasadas a la nada.

Début à la fin (Jacob x Edward)Where stories live. Discover now