°•Capítulo VIII•°

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"Soy Kim JongIn"

Luego de horas en los columpios, la noche cayó y con ello Krystal se fue a casa.

Amber se encontraba sola sentada en el suelo de su baño mientras el agua caliente caía en su cuerpo, tenía la mirada perdida.
Estaba tan angustiada que cada ruido la ponía tensa e irritada.
Le molestaba exageradamente no poder entender lo que le pasaba, pero estaba frustrada por que nadie podría darle una explicación a su situación.
"¿Cuál es el maldito problema?" Dijo cerrando de golpe la llave del agua caliente. Y ese era el problema... No saberlo.
Exasperada secó su cuerpo con la toalla y se puso el pijama color negro que en realidad eran unos pantalones deportivos.
Era hora de la cena y debía comer algo o mañana seguro estaría muy hambrienta y de mal humor, otra vez.

Desde las escaleras la gran casa se veía triste... Horas atrás estaba llena de las risas escandalosas de Krystal; pero ahora todo era obscuridad y silencio reinando el lugar. A decir verdad daba miedo, la único que alumbraba era un has de luz blanca de la luna atravesando el gigantesco ventanal de la sala.

Bajó las escaleras en penumbras y de la misma forma fue hasta la cocina por cereal y leche... Su cena completamente desproporcionada por que la rubia no veía nada pero tampoco todo tenía ganas de encender la luz.
En cualquier otra circunstancia Amber no estaría molesta de estar sola, lo había estado ya durante más de 20 años... Pero precisamente ahora la soledad la estaba abrumando, ya había pasado tanto tiempo junto a su querida amiga Krystal que sentía que iba a llorar por que no podía hablarle a la pared o ir a buscarla a la mitad de la noche solo por que la extrañaba... Era patético a decir verdad.

Habia ocaciones en las que de repente y sin ningún motivo en especial o por todo le invadía una tristeza sobrecogedora. Como una persona incomprendida, desanimada y desolada, pero solía ser algo pasajero y la mayoría de veces Henry siempre estaba ahí para ella si de alguna forma lo necesitaba, pero su mejor amigo ya no estaba a su disposición ahora, estaba ocupado... Y no tenía a nadie más que a su pequeña Krystal.

Ahora ella era todo un problema en la vida de Amber... De aquella chica solitaria, independiente y minuciosa ya no quedaba nada, ahora la mente de la joven estaba llena de cosas incompresibles y que no le ayudaban a su ya dañado y lamentable control emocional.
La joven Joshepine de ahora 23 años y de mente inestable justo ahora era la persona menos diligente de todas, su situación era confusa para ella que había vivido lejos del contacto con el exterior y no tenía experiencia alguna en las relaciones con humanos de una forma tan sentimental.

La rubia fue prácticamente arrastrada por el sueño hasta su cama y se tumbó en está hundiendo su cabeza en la almohada blanca que tenía el delicioso aroma de cabello de su amiga, soltó un gruñido que fue silenciado por la almohada debajo de su cara, ni siquiera sus cosas la alejaban de los pensamiento de la castaña.

•~•~•~•~•

Pov. Amber

La estúpida alarma sonó indicando que era de levantarse e ir a la estúpida escuela; estúpida...
Me levanté perezosa de la cama y vi mi reflejo en el espejo, casi pego un grito del tremendo susto.
Mi cara se veía fatal, estaba completamente hinchada y tenía dos manchas moradas debajo de los ojos, más que ojeras parecían dos golpes.

Lo que menos deseaba en la vida era lo único que podía remediar mi terrible aspecto; Maquillaje.
No sabía como hacerlo, solo apliqué minuciosamente hasta que aquellas aterradoras manchas habían disminuido casi en su totalidad.

Mi humor era el mismo de ayer, estaba fastidiada y molesta... Ni siquiera quería ver a nadie a la cara, pero ya había faltado y no podría acreditar si tenía más de 1 falta.

Me coloqué mi uniforme y desayuné un panquecillo de naranja con leche. Luego me lavé los dientes por varios minutos, fue bastante agradable y adoraba esa sensación refrescante del sabor a menta en mi boca. Rocíe colonia por el saco del uniforme, en realidad la colonia era para mi padre en la navidad, pero no volvió desde ese entonces así que ahora es mía.

Tomé mi Skate y mi mochila, y sin más salí de casa azotando la puerta, casi pensé que ésta se caería. Me senté en la banqueta frente a la casa de mi princesa, acordamos que nos iríamos juntas ahora que habíamos tenido una bonita reconciliación.

-Hola Amber- Me obsequió una dulce sonrisa, esa que tanto me gusta.

-Hola Princesa, Vamos- Ambas subimos a nuestros Skates, ella patinaba realmente bien. Ni siquiera Henry era tan talentoso.

Fin Pov. Amber

Ambas chicas llegaron al aula temprano como siempre lo hacían.
Se sentaron en los pupitres mientras constantemente llegaba el resto de la clase y hacían del salón un lugar poco pacífico y bastante ruidoso; hoy había más alboroto que de costumbre.
Días atrás la directora Choi había advertido que se integraría un nuevo chico en la clase, hijo heredero de la fortuna que poseía la renombrada familia Kim, que además se había vuelto en la empresa más importante de la nación y con gran cantidad de acciones en el mercado extranjero. Las chicas estaban locas, se había dicho por ahí que el susodicho hijo de los Kim era bastante guapo, y queda de más mencionar todo lo que poseía y era capaz de darle a alguna mujer.
Sonó la campana que indicaba el inicio de la clase, pasados unos segundos entro por la puerta la directora Choi con el escandaloso sonido de sus tacones chocando con el mármol del suelo recién pulido del aula y seguido de ella entró un chico de alta estatura, moreno y de cabello rubio un tanto ondulado quien tenía una radiante y blanca sonrisa matutina.

-Escuchen- Espetó la directora Choi con su ya conocido tono de autoridad escolar. -Éste es su compañero, como ya saben; es el hijo legítimo y único heredero de la familia Kim.- Hizo una pausa y se dirigió al moreno. -Por favor, presentate- Ordenó.

-Soy Kim JongIn- Se reverenció ante la clase -Por favor, cuiden de mi- Y sonrió encantadoramente a lo que se escuchó alboroto y gritos de las chicas de la clase.

°•Not Only Bestfriends•° [KryBer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora