Todo era un engaño MidoTaka

Regresando al pasado

Kazunari estaba cansado de desempacar, la mudanza había llegado en la misma tarde que ellos llegaron a Tokio. Aki-san había enviado sus pertenencias dos días antes para que llegaran justo ese día.

La casa estaba bastante amplia, al igual que la de Hokkaidō. Su tío había comprado la casa en Tokio años antes, nunca la uso, sólo la rentaba con una inmobiliaria y gracias a Dios estaba disponible sin ningún arrendatario.

—Ya llegué. Bajen a comer— gritó Aki colocando las bolsas en el comedor.

Bajaron y disfrutaron de la cena. Akio se había quedado dormido mientras comía así que Kazunari lo llevó a dormir. Gracias a Dios su habitación fue la primera en terminar por su Akio quería descansar.

Demoraron dos días en desempacar sus pertenencias. Era miércoles y había decidido buscar una guardería cercana, la encontró de camino al hospital a cuatro cuadras de su casa, y aceptaron a Akio.

Como faltaba cereal y leche decidió ir a super más cercano. Buscó las cosas y las compró, cruzaba la calle cuando una bolsa se le callo y se agachó. Un auto sonó la bocina y se dio prisa para quitarse del camino.

——————Kaito Takao—————

Se había quedado petrificado... No. Había visto mal... su hijo estaba muerto. Desde casi 5 años que lo había perdido y todo por correrlo, jamás se perdonaría. Su hijo y su nieto habían muerto.

Se dirigió a su trabajo, pero en su mente no paraba de pensar en ese muchacho. Así llegó a su casa.

—Kaito.... ¿Qué te pasa? Te sientes mal— preguntó Akane, su marido se veía pálido.

—Yo.....— dudaba en decirle a su esposa. De seguro lo tacharía de loco.

—Dime ¿Qué pasa?— preguntó ya bastante preocupada.

—Yo... Vi a Kazunari... mi niño— dijo entre lágrimas.

—Es imposible.....— dijo incrédula. Su hijo estaba en Hokkaidō.

—Eso fue lo que vi— dijo llorando.

Akane abrazo a su marido. Sólo por eso se sentía culpable.

—————————Casa Kirishima————————

—Hey Zuna.... Mañana a las 12 nos quiere ver el director en una cafetería cerca del hospital— informó Aki. Acababa de colgar el teléfono.

— Esta bien....Creó que tendremos que llevar a Akio.

—Ya le avisaste a Akane que estamos aquí. Tal vez ella pueda cuidarlo mientras vamos— respondió Aki.

—No, de hecho estaba por ....— fue interrumpido por su celular. Parece que la estaban llamando, era ella. —Hola, mamá.

—¿Están en Tokio?— preguntó sin rodeos.

—Sí ¿Cómo lo sabes?— preguntó incrédulo.

—Tú padre te vio hoy— dijo soltando un largo suspiro.

—¿Pero cómo? Estamos lejos de casa o de su trabajo— dijo preocupado.

—No sé. No me lo explicó. Se puso mal. Tuve que administrarle un calmante— respondió Akane aterrada.

—Dios...... — fue lo único que pudo decir.

—Creo que será mejor que acabes con esto. Tú padre está arrepentido.— dijo Akane preocupada por ambos.

—Lo sé.... Mañana hablamos te envió la dirección de la casa, y también... ¿podrías hacernos el favor de cuidar a Akio a las 12? Mañana te cuento todo— preguntó esperanzado.