Historia 1: Un amor particular

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Cleo


La muerte de Sebastian ha sido un golpe duro para todos, un acontecimiento de gran tristeza que nos ha dejado con el corazón roto, con solo una semana de transcurso nadie se atrevía a hablar demasiado, mi hermano Elliot y Grace salen de vez en cuando pero puedo ver la tristeza en sus caras, incluso pareciese que los días se han puesto de acuerdo para llorar con nosotros, todos han sido grises, el sol brilla por pequeños instantes pero la lluvia luego lo oculta. Emilia está destrozada, no sale mucho de su casa, las veces que he logrado ir a su casa siempre está ayudando a su hermano menor con trabajos de arte, según lo que me contó su madre es a lo que quiere dedicarse cuando sea mayor, a ser un gran pintor, sin embargo nunca vi a Emilia ser tan apegada a él, se querían pero la mayor parte del tiempo se peleaban, una razón sobre eso podía ser que ella ya no tiene fuerzas ni para enojarse. La última vez que la vi fue hace dos días, el viernes. Tenía los ojos rojos e hinchados y se arrojó a mis brazos en cuanto me vio, sabía que necesitaba apoyo así que llamé a Grace y a mi hermano, las horas pasaron intentando animarla en vano, ella se quedaba viendo un punto fijo y con frecuencia se distraía de lo que hablábamos, sino la conociéramos lo suficiente pensaríamos que necesita ayuda psiquiátrica, pero estábamos seguros que no, si todos estábamos decaídos por tan terrible hecho, no quería siquiera imaginar lo que sentía ella.

Era sábado en la mañana, los días transcurrían lento y era frustrante, pareciera que esta horrible etapa jamás desaparecería, me coloqué un suéter que me llegaba hasta las rodillas y nos viejos jeans, mi cabello pelirrojo por primera vez no estaba alborotado así que lo deje a s libre albedrío. Llamé a mis amigas para que saliéramos a almorzar, todas necesitábamos despejar la mente, pensar en cosas básicas de adolescentes de 16 y 17 años.

—Hola amiga— Respondió Grace al tercer timbre

—Hola ¿tienes planes para el almuerzo?

—No la verdad no ¿te parece si nos vemos?

Reí

—sí, de hecho es lo que tenía planeado, llamaré a Emilia—contesté

— ¡Genial! Necesitamos un poco de aire luego de tanta tensión, habla con cuidado cuando llames a Lía, aún está muy sensible, Will ha estado llamándola pero ella no quiere contestar

— ¿por qué no la va a ver a su casa? —Pregunté

— ¡porque es un idiota! —Suspiró— no sé, a veces me gustaría que la dejara en paz, si eso significa más tranquilidad para ella, no es justo darle más cosas en que pensar por ahora

—Tienes razón, la llamaré ya y te digo en donde nos vemos—concluí

—está bien rojita, adiós

En cuanto llamé a Emilia esta no estaba muy segura de sí salir sería una buena idea, pero insistí tanto que al final no tuvo otra opción.

Nos pusimos de acuerdo para ir a un restaurante temático ubicado a dos calles de la torre Eiffel, las luces eran más bajas de lo normal y en vez de sillas era puros sofás, nos sentamos las tres juntas con Emilia en medio, su cara triste era difícil de ignorar pero estábamos dispuestas a hacerla olvidar aunque sea por una milésima de segundo.

—Iré por unas bebidas—indiqué— ¿Grace quieres algo?

—un smothie de mango está bien

Asentí

— ¿Em? ¿Tú quieres algo?

—Una malteada de chocolate estaría bien—hizo un intento de sonrisa que no le salió también, pero me conforme con eso, al menos sabía que lo intentaba.

Historias de Puntos suspensivosWhere stories live. Discover now