Historia 6: Tú y solo tu

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Grace

Era tarde en la noche. Tome el celular entre mis manos y envié un último mensaje a Elliot antes de dormir

¿Sigue en pie nuestro plan de mañana?

<<Tal vez no responda pronto>>pensé y abandoné el aparato sobre mi mesa de noche. Acomode la cabeza en la almohada y me arrope con las cobijas pero antes de cerrar los ojos escuche el vibrar del celular. Rápidamente leí el mensaje.

Claro que si cariñito, te veo mañana. Descansa y sueña conmigo

Rodé los ojos y al mismo tiempo sonreí con su mensaje. Mañana tendríamos todo un día juntos en mi casa, veríamos películas, comeríamos helado, pediríamos pizza y tal vez pondríamos música a todo volumen mientras nos besábamos. Ciertamente estaba emocionada por un día así, libre de preocupaciones, por suerte mis padres saldrías por cuestiones de trabajo todo el día, y Axel no se había parecido por aquí por meses. No me incomodaba en lo absoluto mantener en casa sola pero tal vez debería conseguirme un perro, esto es un completo desperdicio de espacio, sobre todo para mí que lo único que hago es ir de mi habitación a la cocina y de la cocina a mi habitación.

Abandoné el celular por segunda vez sobre la mesa junto a mi cama y cerré los ojos limitándome a solo dejarme llevar por el sueño que poco a poco iba llegando, consumiéndome.

***

El timbre de la casa sonó cuando estaba a punto de sacar el chocolate caliente de la estufa. Me asuste un poco al escucharlo y me queme el dedo al rozarlo con la olla. Lancé una grosería al aire y luego me encaminé hacia la puerta.

Hola cariñito—Saludó Elliot entrando a la casa. Arrugué mis cejas cuando dejó un beso rápido sobre mis labios.

—no pensé que llegarías tan temprano.

Me di cuenta que me había quedado parada sosteniendo la puerta como una idiota mientras el ya había entrado como perro por su casa a dejar lo que traía sobre la mesa.

—No tenía nada que hacer así que mejor vine de una vez. ¿Qué estas preparando? — exclamó desde la cocina

Me acerque y con un pequeño trapo intenté volver a tomar la olla con el chocolate, siempre había sido mala cocinando así que no es novedad que me queme o me salpique aceite, o se me caigan las cosas al suelo, o que todo me quede insípido.

Deje la olla sobre el mesón y me dispuse a sacar el vaso para servir, lo puse al lado y tome la olla con mi mano olvidando por completo que estaba caliente. Solté de nuevo un pequeño grito acompañado de un bufido lleno de fastidio por mi propia estupidez. Elliot rió a mi lado y tomó mi mano entre las suyas para besarla. Sonreí ante el gesto y suspiré. El castaño tomo el trapo entre sus manos y empezó a servir el chocolate en mi taza y luego me lo pasó. Me senté sobre la mesa de la cocina y lo tomé ya un poco más relajada.

— ¿no querías que viniera tan temprano? — pregunto de repente—empiezo a creer que me tienes de adorno nada más.

—Aprecio mucho mi soledad— Conteste un poco risueña, pegue un hondo sorbo de mi taza y luego me retracte— es broma, solo me causó curiosidad, pensé que estarías aquí para la hora del almuerzo, iba a pedir domicilio y luego decirte que lo había preparado yo.

Sonrió y se acercó a mí.

—Bien, ¿Cuáles son los planes para hoy? — comento posicionándose entre mis piernas. Deje mi chocolate a un lado de la mesa y descanse mis brazos sobre sus hombros.

—mm, tenía pensado una película tal vez y de almuerzo pizza o a mi o comida china—alce y baje las cejas picara— no sé qué te parezca mejor.

Historias de Puntos suspensivosWhere stories live. Discover now