Historia 3: El momento perfecto

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Emilia

Caminé unos cuantos pasos admirando la gran cantidad de fotografías puestas en la pared. Conocía a muy pocas personas en ellas pero era hermoso ver tantos recuerdos familiares. La tía de Sebastian era una artista innata, tenía una inmensa colección de pinturas hechas por ella misma colgadas en muchas partes de la casa, figuras de arcilla, también me comento que algunos de los cojines de la sala eran tejidos por ella e incluso algunos de los portarretratos que yo observaba eran de madera y pintados a mano por ella misma, era sensacional.

—Ten querida—Dijo acercándose a mí con una taza de café. Lo recibí con una sonrisa y tome un sorbo

— ¿Quiénes son estas de aquí? —Indagué señalando una fotografía antigua en la que se veían dos niñas pequeñas ambas con vestido. Ella sonrió con nostalgia

—Soy yo junto a mi hermana. Era la madre de Sebastian.

El pecho se me hundió de tristeza y que se me aguaran los ojos fue inevitable

—Como lo siento...

Ella colocó una mano en mi hombro antes de suspirar

—No te preocupes, se a la perfección que me entiendes. Ambas hemos perdido a personas importantes en nuestras vidas, y compartimos una en común.

Sin pensármelo dos veces me lancé a sus brazos y comencé a llorar, las lágrimas empapaban mis mejillas y de mi boca no salían más que sollozos

—Lo extraño tanto—Susurré

Sentí que ella también lloraba y reiteré el hecho de que ambas sufríamos por la misma perdida. Ella de toda la familia de Sebastian era la que más lo cuidaba y apreciaba. Su padre ni siquiera debería recordarlo y eso me llenaba de furia, nunca paso tiempo con él, nunca lo quiso lo suficiente y ahora aunque hubiera querido ya era demasiado tarde. Aunque se arrepintiera de todo lo que no hizo con él Sebastian no volvería. No volvería jamás.

Me separé de ella y limpie mi cara con mi bufanda.

—Eres una buena chica, mi sobrino tuvo suerte de tenerte

Sonreí ante sus palabras luchando al mismo tiempo porque mis lágrimas no acudieran de nuevo.

***

—Esta delicioso mamá—Murmuró mi hermano atorado en comida

Mi madre sonrió

—Está bien, pero no te embutas todo, nadie te lo va a quitar.

Solté una risita ante la cara de mi hermano

— ¿Lía hiciste lo que te pedí? —Preguntó él

—Sip. Ella dice que con mucho gusto te recibirá en su casa para enseñarte algunas cosas

Luck me pidió que hablara con la tía de Sebastian para que lo ayudara con el arte, mi hermano cada día estaba más entusiasmado por aprender y llegar muy lejos con lo que le gustaba. Me encantaba que estuviera tan convencido de lo que quería para su vida

Él se levantó de su asiento y corrió hacia mí para darme un abrazo. Me quede de piedra un momento antes de corresponder, no estaría de más decir que las muestras de afecto entre nosotros no era cosa de todos los días. Mi madre se hundió en un mar de ternura y yo lo separe desordenando su cabello

—Está bien ya. Termina tu cena—Hablé sin dejar de sonreír

El timbre sonó alertándonos a todos y yo corrí a la puerta convencida de quien era.

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