Historia 5: Conociéndote (Parte 1)

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Historia 5: Conociéndote parte 1

Emilia

—Nena ¿estas segura de esto? —Preguntó Will cerrando la última cremallera de nuestra maleta, la enderezó y la colocó junto a la puerta de mi habitación. Sonreí y me acerqué a él que inmediatamente me rodeó la cintura con un brazo.

—Totalmente ¿no quieres ver a tus padres?

Se frotó la nuca en un gesto de irritación.

—No estoy muy seguro. Llevo años sin verlos, solo hablaba con ellos de vez en cuando por teléfono

—Por eso estoy segura que necesitas verlos, además pronto nos mudaremos a su ciudad para la universidad y los veras más seguido, deben—Moví mis manos para lograr expresarme mejor—mejorar su relación ¿no lo crees?

— ¿y crees que ellos quieran ver a su peor hijo? —Ironizó

Acaricié su mejilla con mirada triste. Su vida de niño había sido muy estricta y sus padres no le habían brindado el apoyo que él hubiera querido. Me partió el alma verlo tan afectado por el simple hecho de ver de nuevo a su familia, que sintiera que de alguna forma ya no lo querían dentro de sus vidas.

—el hecho de que te inviten a esa fiesta debe ser un buen motivo ¿no lo crees?

El forzó una sonrisa y me estrechó entre sus brazos. Sentí el perfume de su ropa llenándome las fosas nasales y un pequeño rastro de barba rozarme las mejillas. En cuando me fue soltando de a poco no me separé demasiado y me quedé ahí frente a él, sintiendo su aliento chocar contra mis labios y su nariz rozando con la mía, él sonrió esta vez genuinamente y yo me sentí satisfecha por recuperar al Will encantador que siempre ha sido.

Terminamos de sacar las maletas mías y juntarlas a las de él que ya estaban listas. Mi madre había dicho que debía hacer todos los tramites de la universidad una vez estuviera allí para luego preocuparme solo por la mudanza.

El viaje en avión fue algo largo sin embargo no tanto como el del viaje escolar a Colombia. Durante todo el viaje me acurruqué junto a Will mientras el acariciaba mi cabello y dejaba besos en diferentes puntos en mi cara de vez en cuando. Sabía que estaba nervioso, tanto que era incapaz de pegar un ojo, movía su pierna con rapidez y respiraba hondo.

Decidí no presionarlo, era normal que tuviera los nervios de punta así que me limité a trazar líneas invisibles en sus manos.

En cuanto llegamos una brisa fresca nos golpeó directo a la cara y sonreí de solo pensar que Will podría sanar algunas heridas con aquel viaje, reconciliarse en muchos sentidos, eso le haría muy bien.

***

El hotel al que llegamos tenía largas paredes y candelabros de cristal gigantes en el techo. La recepción estaba al fondo de una sala enorme en donde una chica tecleaba rápidamente cosas en su computadora. Los padres de Will habían pagado la estancia en cuanto el último les había informado que después de todo asistiríamos a la fiesta de cumpleaños de su padre.

Nuestras gigantes maletas fueron subidas a un carrito empujado por un botones de traje rojo excelentemente planchado que nos sonrió con gentileza. La chica alzó la cabeza de su computadora, se detuvo en la cara de Will y al instante formo una sonrisita nerviosa. Rodé los ojos ante su reacción intentando no reírme delante de ella.

— ¿si en qué puedo ayudarte? —Preguntó ella

Era de cabello negro y lo tenía recogido en una coleta alta, tenía grandes lentes redondos y rasgos muy finos y delicados.

Historias de Puntos suspensivosWhere stories live. Discover now