DEEP FEELINGS

CAPÍTULO 30

-¡No!¡No la hagas daño!¡Hijo de puta!
Me mira con cara de pervertido y me hace saber:
-Haré con ella lo que me la gana niñato.

Miro a Val y su cara es de puro terror.

Tiene miedo. Lo sé. Lo veo en su cara.

-¡Carlos ayúdame por favor!
-No,no...tú no te mueves de aquí niña.-le dice el hombre con cara de pervertido a Val.

Tengo que ayudarla. No la puedo dejar ahí, sola.

Entonces, como si mi mente me hubiera escuchado, sucede lo último que quisiera que pasase; el hombre empieza a desnudar a Val.

Poco a poco, me voy enfureciendo. No puedo soportar que la toque.

-¡Sueltalá cabrón! ¡No, no, nooooo!

-¡Carlos!¡eh, eh despiertaaa!

Abro los ojos y veo a Val. Preocupada y sudando.
Pero...¿dónde estoy? No recuerdo haberme quedado dormido.

-Hey, mi niño, estamos en el hospital con tu padre, ¿recuerdas? Te quedaste dormido antes de que yo llegara.
No pasa nada, todo está bien.
Tu padre se recuperará, según los médicos.

Aunque todavía sigo un poco grogui, ya me voy acordando.

Le empezó a salir sangre, se cayó al suelo, llamé a una ambulancia lo más rápido que pude, y llego en menos de 15 min y llamé a Val para que se acercara al hospital...

Claro, todo encaja.

-¿Dónde está él?

Me acaricia con su pulgar una de mis mejillas.
-Se le han llevado para hacerle una prueba. Tranquilo.

Me encanta que me tranquilice, es una de las cosas que más me gustan. Como la quiero.

-Bueno y tú...¿cómo estas? Lo siento si estabas ocupada de verdad, pero es que necesitaba a alguien a mi lado. No le puedo ver así, en ese estado.-le digo a la vez que le coloco un mechón de pelo detrás de la oreja.

Es tan suave...tan brillante...y huele tan bien...

Se ríe.
-No te preocupes Carlos, no tenía nada que hacer, bueno sí-pone cara de pensativa-bueno más o menos, pero por eso no pasa nada, voy a estar siempre para ti, ¿Vale?
-Vale, te quiero Valeria, nunca lo olvides.

De repente, nos giramos y encontramos a un médico en la puerta de la habitación.

-Hola, traigo el diagnóstico del señor Jiménez. ¿Sois su familia?

Ambos nos miramos.

-Si, soy su hijo, ella es mi novia.